EL PAÍS, 23/10/12
La próxima semana explicará la base de su programa al resto de los partidos
ESPECIAL Los resultados de las elecciones
Como había prometido ante los incondicionales que en la noche electoral gritaban “independencia” para festejar, en Sabin Etxea, el holgado éxito electoral del PNV, Iñigo Urkullu se puso ayer “el buzo” para iniciar sus responsabilidades de gobernante. Solo se retrasó en 70 minutos sobre el horario previsto. Fue el tiempo que dedicó a visitar a su madre, en la localidad vizcaína de Alonsotegui, antes de incorporarse a su despacho, en Bilbao, para arrancar, como hace a diario, la reunión de coordinación.
Al abrir su agenda, el futuro lehendakari intercaló la llamada a cada uno de los cabeza de lista del resto de candidaturas con representación en el Parlamento vasco con el cruce de conversaciones sobre la noche electoral con Mariano Rajoy, Alfredo Pérez Rubalcaba, Artur Mas y el presidente andaluz José Antonio Griñán, quienes le felicitaron. En el caso de Laura Mintegi (EH Bildu), Patxi López (PSE) y Antonio Basagoiti(PP) y Gorka Maneiro (UPyD), el presidente del PNV les trasladó la conveniencia de ir perfilando una serie de encuentros escalonados antes de la constitución de la Cámara.
En esas reuniones, que comenzarán la próxima semana y en orden de mayor a menor según el resultado electoral, Urkullu hará partícipes al resto de fuerzas parlamentarias del borrador de su programa de gobierno sobre el que quiere alcanzar “el mayor consenso posible”. Este objetivo lo volvió a recordar ante el resto del Euskadi Buru Batzar (EBB), el máximo órgano de dirección del PNV, que ayer mantuvo su reunión semanal de cada lunes.
En base a la respuesta que los nacionalistas obtengan en estas reuniones decidirán el tipo de gobierno sobre el que comenzarán la legislatura y que surgirá de cuatro alternativas posibles. De entrada, las preferencias de salida del PNV pasan por la creación de un Gobierno vasco en solitario al que se irían incorporando acuerdos puntuales “con el mayor número de fuerzas posibles” sobre cuestiones tan nucleares como los presupuestos, la paz y convivencia, o el nuevo estatus político, entre otros.
En el PNV también se abre la puerta a un acuerdo de legislatura, en una línea similar al pacto mantenido en la anterior legislatura hasta el pasado mes de mayo por PSE-EE y PP, que aupó a Patxi López a la presidencia del Gobierno vasco. A su vez, la tercera alternativa sería un acuerdo institucional, ya conocido en 2009 en Euskadi y que se extendería a otras instituciones públicas del País Vasco como Diputaciones y Ayuntamientos, además del propio Parlamento. Ahora, tan solo el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna (PNV), dispone de mayoría absoluta. Y, finalmente, siempre quedaría un improbable gobierno de coalición. No obstante, la idea predominante en la dirección nacionalista es alcanzar acuerdos puntuables, pero siempre como una base “fuerte” de votos y así eliminar toda comparación con la etapa final del Gobierno López, a quien el resto del Parlamento acusaba de su “debilidad” por apoyarse tan solo en sus 25 parlamentarios en un escenario de grave situación económica.
Precisamente los socialistas, deseosos de conocer sus opciones en el nuevo juego de mayorías, urgieron ayer al ganador de las elecciones a “mover pieza” y a “tomar la iniciativa”, como dijo en ETB José Antonio Pastor, líder de los socialistas vizcaínos, para conformar “con la mayor rapidez posible” un Gobierno “estable y con Presupuestos”. Según las primeras estimaciones, la investidura del lehendakari suele producirse entre dos y tres meses a partir de la celebración de las elecciones. No obstante, Urkullu se ha mostrado partidario de presentar su Gobierno para la festividad de Santo Tomás, el 22 de diciembre.
En el encuentro con el resto de la dirección del EBB, Iñigo Urkullu, todavía presidente del partido, hizo un pormenorizado análisis de los resultados del 21-O, deteniéndose especialmente en cada uno de los tres territorios en los que contrapuso el desgaste sufrido por EH Bildu en Gipuzkoa, donde gobierna su Diputación y el Ayuntaniento de San Sebastián, y el PP, en las dos principales instituciones de Álava, mientras el PNV ha salido “airoso y sin castigo” en Bizkaia, donde también mantiene toda la hegemonía. Con los resultados del pasado domingo, los nacionalistas son la primera fuerza en los territorios vizcaíno y alavés y han alcanzado un llamativo empate técnico con la izquierda abertzale en el guipuzcoano.
En esta fotografía de situación, el PNV registra una victoria en 134 municipios vascos, mientras EH Bildu lo hace en 102. Como muestra de la holgada mayoría nacionalista, los socialistas apenas triunfan en siete localidades y los populares, en cuatro, según los datos que facilitó ayer el Gobierno vasco.
En el análisis de ayer, el PNV no dedicó un minuto a propuestas de acción compartida sobre el soberanismo a diferencia de las proclamas que reiteró Laura Mintegi durante su encuentro con el resto de parlamentarios del grupo de EH Bildu, en San Sebastián. En esta ocasión, el líder de Unió, Durán Lleida, facilitó la labor a la dirección jeltzale al asegurar que “es imposible” que PNV y CiU puedan “tejer” una estrategia soberanista conjunta. Para el dirigente catalán, identificado con el sector menos identitario de esta coalición, el País Vasco dispone de un sistema de Concierto y un “saldo positivo”, mientras Cataluña arrastra un déficit fiscal del 8% de su PIB con una financiación de régimen común, añadió.
Y es que la proyección sobre la crisis es el eje vertebrador del discurso de la mayoría de los dirigentes del PNV. El diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, tras recibir al ministro de Economía y Comercio Exterior de Luxemburgo y mostrarse satisfecho porque las elecciones propician “la foto real del País Vasco”, Bilbao reconoció que el Gobierno de Urkullu “tendrá que hacer frente al primer reto que tiene la sociedad vasca, la crisis económica y el desempleo”.
EL PAÍS, 23/10/12