Alejo Vidal-Quadras-Vozpópuli

  • Si el presidente del Gobierno solicita el concurso del PP sería absurdo que esta ayuda fuese gratis

Pedro Sánchez ha abrazado a Zelensky y ha recibido instrucciones precisas y perentorias de la Unión Europea de acelerar a tope el incremento del gasto de España en defensa. Se le ha hecho saber, sin dejarle margen para sus habituales martingalas, que debe olvidarse de alcanzar el 2% del PIB en este capítulo en 2029 y proceder de inmediato a hacerlo como máximo en 2026. El presidente del Gobierno ha vuelto de Bruselas con este encargo ineludible, pero también con el grave problema de que sus socios de la mayoría anticonstitucional no están dispuestos a secundarle en este punto. La extrema izquierda porque practica un pacifismo asimétrico que sólo aparece cuando las democracias occidentales combaten a una dictadura totalitaria o a terroristas islamistas y se esfuma cuando la situación es la contraria y los separatistas porque cualquier medida que fortalezca al Estado que quieren destruir cuenta automáticamente con su rechazo.

A partir de aquí, Sánchez necesita el apoyo del Partido Popular y tras largos meses de incomunicación con el líder de la oposición, que lo es además del primer grupo parlamentario del Congreso, le ha citado dentro de una ronda de contactos con todos los demás con el fin de que le salve del previsible fracaso a la hora de aprobar el esfuerzo presupuestario exigido por sus colegas comunitarios. Ante esta coyuntura la pregunta que surge al instante es: ¿Cuál ha de ser la posición de Feijóo en su encuentro con el jefe de la brigada de demolición de la Nación? ¿Negarse a ayudarle y dejarle en las garras de sus compañeros de viaje para que lo humillen o prestarle sus votos y salvarle del bochorno de una derrota que ponga en evidencia su debilidad y la artificialidad del bloque que le mantiene en el poder con el único propósito de extorsionarle? Los medios y las redes bullen de opiniones en uno u otro sentido y la respuesta a estos interrogantes no es en absoluto evidente.

Suministrar oxígeno a un tipo que pisotea reiteradamente el orden constitucional, que consiente o alienta las peores corruptelas en sus propias filas y que lleva a España al desastre, es un trago lo suficientemente amargo como para resistirse de entrada a beberlo

Si no se pliega a su demanda, será acusado de falta de sentido de Estado y de poner rastreramente el interés de partido por encima del interés nacional. Además, el Partido Popular Europeo y las altas instancias de la UE desaprobarán tal actitud y sin duda ya están haciendo presión sobre la planta séptima de Génova 13 para que no ponga obstáculos al rearme continental. Por otro lado, suministrar oxígeno a un tipo que pisotea reiteradamente el orden constitucional, que consiente o alienta las peores corruptelas en sus propias filas y que lleva a España al desastre, es un trago lo suficientemente amargo como para resistirse de entrada a beberlo. Y eso por no mencionar el alud de críticas que, si cede a la demanda del campeón del “no es no”, caerá sobre el PP por su debilidad, su sumisión a un PSOE nefasto y su acomplejamiento pusilánime frente a las huestes zurdas.

La salida de este dilema puede consistir en permitir el aumento de los recursos destinados a nuestras fuerzas armadas, pero con condiciones. Si Sánchez solicita el concurso del PP sería absurdo que esta ayuda fuese gratis. Al fin y al cabo, el pseudodoctor ha estado dispuesto desde que llegó a La Moncloa pronto hará siete años a doblegarse a los chantajes más viles de comunistas, secesionistas y etarras con leyes y políticas profundamente lesivas, cuando no letales, para la estabilidad, integridad y seguridad de la Nación que prometió servir. Pues bien, si los enemigos de España tienen bula para ver satisfechas sus reclamaciones, por perjudiciales y tóxicas que sean, con mayor motivo la principal fuerza parlamentaria tendrá derecho a plantear sus propuestas cuando se le requiere que sustente al Gobierno. Feijóo, en consecuencia, le puede decir a Sánchez que, si necesita su respaldo para sacar adelante una cuestión de tanta trascendencia estratégica, ha de romper sus acuerdos con la heterogénea y sulfúrea tropa junto a la que ha cabalgado hasta ahora y, dado que ha quedado probada en un tema tan crucial la fragilidad e inviabilidad de su mayoría, proceda a convocar elecciones una vez solventado el asunto del dinero destinado a defensa. En caso de una negativa a este requisito, el PP le barra el paso y le abandona a su suerte.

Someterse a una nueva vejación

Fue Sánchez el que levantó un muro para condenar al PP al ostracismo y demonizarlo sin darle reposo ni cuartel ni el trato respetuoso y deferente que merece en una democracia civilizada el primer partido de la oposición. La apertura de un portón en esta infame pared cuando le conviene para volver a cerrarla a continuación en las narices del ingenuo que se asome al otro lado no es de recibo y muy mal haría Feijóo de someterse a una nueva vejación. ¿Quieres mi colaboración? De acuerdo, pero seguida de las urnas.