EL CORREO 03/08/13
Oyarzábal sostiene que la pretensión de los jeltzales de profundizar en el «debate identitario» es un «error»
El PP vasco cerró ayer el curso político situando en el centro de sus críticas al PNV, un partido que, en su opinión, quiere profundizar en el «debate identitario» y «retrotraernos a tiempos de Ibarretxe». El origen del profundo malestar de los populares hay que buscarlo este pasado miércoles, cuando el presidente del Euzkadi buru batzar, Andoni Ortuzar, anunció que su partido impulsará una ponencia parlamentaria a partir de septiembre con el objetivo de «alumbrar» un «traje jurídico-político que refleje, actualice y ampare, de verdad, las legítimas aspiraciones de autogobierno» del País Vasco. Dicho en otras palabras: su propuesta de nuevo estatus político. Y para los conservadores eso supone un giro peligroso. «Va en la dirección contraria de lo que necesita Euskadi», recalcó ayer Iñaki Oyarzábal en una rueda de prensa tras reunirse con varios cargos del partido.
La cita cerró un arranque de legislatura muy complicado para los populares, convertidos en cuarta fuerza en el Parlamento vasco, obligados a una reestructuración interna tras la marcha de Antonio Basagoiti y la llegada a la presidencia de Arantza Quiroga –un proceso que han logrado manejar sin grandes fisuras internas– y zarandeados por la ‘tormenta Bárcenas’. Convencidos de que el escándalo provocado por su extesorero acabará pasando de largo e insistiendo en que no tienen nada que ocultar, el objetivo del PP vasco es fortalecer su posición en Euskadi y trasladar la imagen de que es un partido que busca la estabilidad frente a un Gobierno nacionalista y un PNV que pretenden «volver al debate identitario».
Porque, según Oyarzábal, eso es lo que buscan los jeltzales con su propuesta de nuevo estatus: un remedo del plan Ibarretxe. «Es un error gravísimo tratar de devolvernos al debate de la confrontación», insistió el dirigente popular, quien se mostró convencido de que querer «enredarnos a todos en septiembre» con una profunda reforma del Estatuto de Gernika lo único que traerá es «más incertidumbre, inestabilidad y división».
Frente a este escenario, Oyarzábal aseguró que su partido tratará de defender «los marcos de convivencia» y «dar certidumbre» a los inversores. «Tenemos que busca el acuerdo y no parches para salir del paso. Hay que remar en la misma dirección», dijo el secretario general del PP vasco, quien reprochó al PNV no haber tardado «ni ocho meses» desde que Iñigo Urkullu tomó posesión como lehendakari para fijarse «como prioridad del debate la cuestión soberanista».
La prueba del algodón que aclarará la relación entre ambas formaciones llegará en septiembre. Nadie espera un acercamiento a la hora de abordar esta ponencia de nuevo estatus, la política penitenciaria o el plan de paz impulsado por Jonan Fernández, adscrito a la Lehendakaritza. Pero otra cuestión es la negociación presupuestaria y fiscal.
A principios de año, la sintonía entre las dos formaciones permitió a Javier Maroto y a José Luis Bilbao salvar sus cuentas en Vitoria y en Bizkaia. A partir de ahí, los contactos fueron numerosos, se intercambiaron propuestas tributarias y la alianza parecía hecha. Pero existe un problema de aritmética. Una entente con el PP no soluciona los problemas del Gobierno vasco, ya que ambas formaciones carecen de mayoría absoluta en el Parlamento autónomo.
Y ahí apareció el PSE. Desde primeros de junio, jeltzales y socialistas negocian un pacto «de país» al más alto nivel, con la fiscalidad como argumento central. Salvo sorpresa, se ratificará en septiembre. ¿Queda el PP al margen? No del todo. Tanto los peneuvistas como los socialistas recalcan que su disposición es la de suscribir un acuerdo abierto a otras sensibilidades. En realidad, y más allá de la buena voluntad, no les queda más remedio.
Saber los parámetros
Cualquier modificación tributaria que quieran poner en marcha tiene que pasar por las Juntas Generales de cada uno de los tres territorios y, como se encargan de recordar los populares, el PNV y el PSE sólo cuentan con mayoría en Bizkaia.
El PP quiere aprovechar esta posición de fuerza. Preguntado ayer sobre si la apuesta del PNV por el nuevo estatus podría complicar el apoyo de los populares al pacto a tres bandas, Oyarzábal precisó que para sumarse a un pacto «tenemos que conocer exactamente de qué va ese acuerdo». Y apostilló: «No sabemos ni de qué están hablando ni cuáles son los parámetros».
La posibilidad de que el PP se una al PNV y al PSE está en el aire. Los socialistas han reconocido que si su pacto con los jeltzales acaba firmándose, Urkullu tendría al alcance de la mano sacar adelante sus Presupuestos a final de año. De esta forma, el lehendakari evitaría un nuevo fiasco como el vivido hace unos meses. Si la firma del PP también apareciese en el documento, aunque fuese más adelante, es probable que Javier de Andrés, diputado general de Álava, en minoría en las Juntas del territorio, también podría respirar tranquilo y aprobar sus cuentas.