Adolfo Lorente-El Correo
- La decisión de los populares de aprobar los Presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa para «poder competir con Bizkaia» supone un golpe de efecto que condiciona la pugna nacionalista
En la aburrida Euskadi política también pasan cosas. Vale, quizá sean destellos, pero cuando el aburrimiento domina el panorama, un simple fogonazo basta para agitar el tablero y hacerlo, además, de forma considerable. El Partido Popular aprobará los Presupuestos de la Diputación de Gipuzkoa gobernada por la coalición PNV-PSE. Ni Bildu ni Elkarrekin Podemos. El PP.
Se trata, sin duda, de un ‘win-win’ de manual. Gana la diputada general, la jeltzale Eider Mendoza, que no podía permitirse afrontar otro año de mandato sin Presupuestos tras no lograr sacar los primeros de la legislatura. Y ganan los populares, cuyo margen de protagonismo en la política vasca es más bien escaso por la mayoría absoluta de la que gozan el PNV y el PSE en el Parlamento vasco.
El PP guipuzcoano, además, ha justificado su apoyo tirando de ‘guipuzcoanismo’. Escuchen a su portavoz en las Juntas, Mikel Lezama: «No sería bueno para el territorio histórico competir en inferioridad de condiciones, que ya son muchas, con Bizkaia». Eso de recurrir a lo emotivo y los agravios territoriales, sobre todo en ciertos lugares, siempre es caballo ganador. La cosa, al parecer, no va de siglas. ¿Qué guipuzcoano de orden no va a querer aprobar unas Cuentas para no quedar en desventaja con Bizkaia y encima después de haber perdido el derbi?
Argumentos al margen, lo cierto es que este movimiento marca un punto de inflexión en una legislatura marcada por lo anodino. Tanto por el partido que lo ha provocado, el PP, como por el territorio en el que ha sucedido, Gipuzkoa, donde hace tiempo que EH Bildu goza de un dominio abrumador frente a un PNV que trata de buscar soluciones a su declive. Choca ver, además, que la primera decisión de la nueva presidenta del GBB, María Eugenia Arrizabalaga, adalid del ala más soberanista del PNV, sea avalar un pacto con el PP.
Pero la necesidad manda y Eider Mendoza, que es diputada general porque en su día fue apoyada por los populares, necesita aprobar sus Cuentas sí o sí. ¿Por qué no lo ha hecho Bildu? ¿Han medido mal? ¿Han estirado la cuerda demasiado? ¿O es que no han pensado en esos guipuzcoanos de pura cepa que sin Presupuestos iban a seguir sufriendo los agravios históricos de Bizkaia, donde PNV y PSE tienen mayoría absoluta?
Tras este movimiento falta por saber qué pasará en Álava, donde jeltzales y socialistas también necesitan el apoyo de un partido de la oposición para salvar sus Cuentas. Aquí, sin embargo, el diputado general, Ramiro González, cuenta con más de margen de maniobra porque, pese a no tener Presupuestos, aprobó a posteriori una norma foral con todos los proyectos de legislatura. No se sabe qué pasará. Lo único cierto es que Gipuzkoa ha agitado el tablero de la aburrida Euskadi política.