Iñaki Ezkerra-El Correo

  • Asistimos al duelo entre Ayuso y Sánchez. Y en ese combate, Feijóo está fuera

En una entrevista que le hicieron a Arturo Pérez-Reverte hace unos años, definió a Pedro Sánchez como un ‘killer’. Me he acordado de esa definición ante la colección de cabezas cortadas que ilustra la trayectoria de Isabel Díaz Ayuso. No los estoy comparando éticamente. A Sánchez le mueve el poder mientras a Ayuso le mueve la legítima defensa y usa armas más nobles que las de sus enemigos. Eso es obvio. Como lo es también que todo el que trata de ir a por ella termina mal. Ese es un hecho probado. Y da igual que sea del partido rival o del suyo. Casado y Egea arruinaron sus grises carreras políticas por conspirar contra su carisma y en estos días le está haciendo un siete al sanchismo que lo va a dejar guapo.

Ayuso ha sabido darle la vuelta a la operación que se había urdido contra ella explotando ese punto débil que es su dichoso novio. Cometió el error de utilizar el altavoz de su cargo oficial para defenderlo, pero después supo volver la fuerza de ese arma, que era la filtración sobre el fraude fiscal de este, contra la Fiscalía de donde había salido, como en uno de esos clásicos duelos de esgrima del cine en los que el chico bueno (la chica buena en este caso) tiene un primer tropiezo que pone más emoción al lance, pero aprovecha luego el impulso del florete que avanza en su dirección para reenviarlo contra el propio adversario. A lo que asistimos ahora es al resultado de esa desastrosa operación que puede llevarse por delante varios peones de Sánchez empezando por el ya imputado García Ortiz y por el ya dimitido Lobato. A Lobato se lo querían cargar tanto los sanchistas como los antisanchistas que quieren suceder a Sánchez dentro de ese partido (esa jefa del gabinete del jefe del gabinete), pero Ayuso se les ha adelantado a todos ellos y se ha llevado la pieza para decorar ese salón suyo que sigue compartiendo con el novio dichoso.

No. Uno no es ayusista, pero piensa que Ayuso es el gran activo político que tiene hoy su partido. Sus defectos son sus virtudes. Es una populista, pero, por eso mismo, la única que ha detenido en el PP la sangría de votos hacia Vox. Debió ser la opción frente a Feijóo en el congreso de Sevilla. No lo fue y aceptó no serlo. Ayuso no ataca si no es atacada. Pero a la vez resulta ser una fatal contrincante incluso en las lides públicas en las que no entra el juego sucio. Sus rivales electorales no es que perdieran. Es que se han retirado de la arena política: Aguado, Iglesias, Gabilondo… En realidad, el duelo al que asistimos es el que mantienen hasta el amanecer Ayuso y Sánchez. Ambos son los ‘killers’ que mueven sus espadones fosforescentes como Vader y Luke en ‘El imperio contraataca’. Y en ese combate Feijóo está fuera, avalando a la heroína como un padrino pasivo.