EL CORREO 19/08/13
· Sortu dice que el Gobierno central muestra su «debilidad» al «imponer medidas en contra de la mayoría de este pueblo».
El txupin que dio inicio el sábado a la Aste Nagusia bilbaína continuó ayer alimentando la polémica. PNV y PSE coincidieron en valorar positivamente la solución alcanzada por Ayuntamiento y comparsas para inaugurar las fiestas pese a la anulación judicial del nombramiento de la txupinera, Jone Artola. El PP, por contra, consideró que la presencia de la comparsera de Txori Barrote en la balconada del teatro Arriaga y el cohete ‘alternativo’ que lanzó después en la plaza, ya ataviada con el uniforme oficial, fueron un «fraude» a la resolución del juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Bilbao. El magistrado decidió suspender la designación de Artola, recurrida por el delegado del Gobierno Carlos Urquijo, para primar la protección a las víctimas del terrorismo y evitar el posible menosprecio que para ellas podría representar la vinculación de la txupinera con Etxerat, asociación de apoyo a los presos de ETA de la que fue dirigente, y su pasado en las listas de las ilegalizadas ANV y Euskal Herritarrok.
Tras apurar hasta el último minuto las negociaciones, finalmente Artola pudo participar en el acto oficial de inicio de la Semana Grande y estar, en calidad de representante de las comparsas, en el balcón del Arriaga, donde recibió la solidaridad y el abrazo de la pregonera –la capitana del Athletic Iraia Iturregi– y el apoyo de la multitud congregada en El Arenal, que la jaleó al grito de ‘txupinera aurrera’. Después, Artola, que dijo sentirse muy querida por «todos» los bilbaínos, se enfundó el traje y la txapela rojos y lanzó un txupin alternativo.
«Fue una auténtica vergüenza», resumió el popular Leopoldo Barreda, que lamentó que «se haya tomado el pelo a la ciudadanía» al permitir que «Bildu-Batasuna se apropie de una fiesta que pertenece al conjunto de los ciudadanos» y convierta el txupin, a su juicio, en una «exaltación de los terroristas presos».
Tanto el portavoz del PP en el Congreso como la líder del grupo popular en el Consistorio bilbaíno, Cristina Ruiz, se mostraron muy críticos con la «connivencia» del PNV –que gobierna con mayoría absoluta en Bilbao– con la izquierda abertzale, a la que, a su juicio, «dejó controlar el acto completamente». «Me entristece pensar que, a veces, el PNV hace intentos infructuosos de apaciguarles, pero se le suben a la chepa de manera descarada», lamentó Ruiz. «No puede ser que una minoría que apenas representa a nadie, las comparsas, tenga capacidad
«No lo entiende»
Mientras tanto, Sortu organizó un acto en Zarautz, que Joseba Permach aprovechó para arremeter contra el Gobierno central. A su juicio, trata de «aparentar fortaleza» con actuaciones como los recursos interpuestos por Urquijo contra los nombramientos de Artola o el preso Pablo Gorostiaga como pregonero de Llodio, pero en el fondo, al verse obligado a «imponer medidas contra la mayoría social y política de este pueblo» sólo evidencia su «manifiesta debilidad» y su «miedo a la paz». «Están quedando en evidencia, la sociedad no lo entiende», concluyó. de imponer sus decisiones», lamentó Barreda, para quien debe ser el juez quien determine si el txupin tiene consecuencias en la vía administrativa. De hecho –mientras la AVT exigía la ilegalización de Bildu–, fuentes de la delegación del Gobierno confirmaron que no emprenderán ninguna actuación y que deberán ser los tribunales quienes valoren, de oficio, si se desobedeció la resolución judicial.
Frente a las críticas del PP, jeltzales y socialistas, en cambio, se dieron por satisfechos con el ‘arreglo’. El portavoz jeltzale en el Congreso consideró que el entuerto «se resolvió correctamente» pese a que «no era fácil» porque las comparsas «no dieron facilidades» en la negociación. De hecho, advirtieron desde el principio que no reconocerían el txupin oficial si lo lanzaba otra persona –al final lo hizo la concejala de Fiestas Itziar Urtasun– si bien el protagonismo que ganó Artola les hizo reconsiderarlo. «A algunos se les ha acabado el tema de las banderas y siempre tienen que buscar polémica. Si en el otro extremo hay alguien que les ayuda a alimentarla, tenemos cierta politización de las fiestas, que es de lo que la gente está harta», subrayó. El portavoz del PSE en el Consistorio, Alfonso Gil, valoró también el acuerdo con el argumento de que sirvió para lo que se pretendía: «tranquilizar la fiesta». «Tenemos que mirar todos al futuro reconociendo lo que ha pasado en este país para que no haya lecturas equivocadas», apuntó.
EL CORREO 19/08/13