EL MUNDO – 25/02/16
· Rajoy trata de recuperar la iniciativa política tras la firma del pacto entre Ciudadanos y PSOE.
· El ‘no’ de Podemos a un acuerdo «pensando en el PP» frustra la investidura de Sánchez.
El acuerdo de Gobierno entre PSOE y Ciudadanos devolvió ayer al PP a la vida. En la periferia de la política desde que el Rey Felipe VI propuso a Pedro Sánchez como candidato a la investidura, los populares intentaron ayer retomar la iniciativa con una acometida contra Albert Rivera. A la búsqueda de los votos de Ciudadanos en unas posibles nuevas elecciones, el PP se lanzó en plancha a transmitir que han engañado a quienes le votaron el 20-D.
Y es que si la negociación entre Rivera y Sánchez ha supuesto para ambos ocupar la centralidad del tablero político, su alianza no podía más que cosechar reacciones adversas tanto en la orilla política derecha como en la izquierda. Así, si el PP se dedicó a vapulear a C’s, Podemos hizo otro tanto con el PSOE. En su caso lo ratificó con un hecho concreto: la formación de Pablo Iglesias dio por concluida su negociación con los socialistas. Sostiene que el acuerdo está dirigido a intentar sumar a él al PP, aunque desde luego los populares no se dan por aludidos. Todo lo contrario.
Podemos esgrimió su «incompatibilidad» con Ciudadanos para hacer saltar por los aires la mesa de la izquierda. Dejaron muy claro que no se abstendrán en las votaciones y dieron por hecho que la investidura de Pedro Sánchez la semana que viene será «fallida». Aún así mantienen una vía abierta. Después del 5 de marzo –fecha de la segunda votación de la investidura de Sánchez– «se abre otro tiempo» y la mano «sigue tendida» para un acuerdo que busque «socios y no figurantes», aseguró ayer Iñigo Errejón.
En estos momentos todos los partidos dan por supuesto que las conversaciones proseguirán aunque fracase la investidura de Sánchez y que se apurarán los plazos para un acuerdo final antes de la convocatoria automática de elecciones. Pero lo hacen desde diferentes puntos de vista. El PSOE considera posible que Podemos se sume al pacto porque, apuntan, no le convienen unos nuevos comicios. Se expondría, aseguran, a la ruptura de sus alianzas territoriales y a la consiguiente merma de votos. Ciudadanos, en cambio, sólo contempla la opción de que acabe absteniéndose el PP. De que el tiempo pase, se conozcan más datos sobre los casos de corrupción y la presión sobre Mariano Rajoy sea mayor.
El PP ha manifestado su voluntad de abrir nuevas conversaciones después del día 5, pero dan por hecho que el PSOE no quiere negociar con ellos y, por tanto, o Sánchez pacta con Podemos o habrá nuevas elecciones. Todo dentro de lo esperado salvo la aproximación de Rivera a los socialistas. Esta circunstancia, con la que no contaban, les puso ayer en bandeja las críticas a C’s. De manera organizada y global el PP transmitió el mensaje de que «votar Ciudadanos es votar PSOE». «Ese es el gran fraude de Albert Rivera», aseguró el partido.
Mariano Rajoy abrió fuego a primera hora de la mañana en su entrevista en Antena 3, donde se mostró «sorprendido» por el «entusiasmo de Ciudadanos por apuntalar al PSOE». La secretaria general, María Dolores de Cospedal, lamentó que C’s haya acabado convertido en la «marca blanca» del PSOE y en la «muleta» de Sánchez. Y el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maíllo, dijo que Rivera «cambia de opinión como de camisa» y se preguntó qué le parecerá a sus votantes que sus 40 diputados «hayan decidido ser costaleros del PSOE». Hubo muchos más pronunciamientos.
La ofensiva es la más dura que han planteado nunca contra Ciudadanos. De hecho, en el PP recuerdan que sus votos no son ahora necesarios –si lograran una hipotética coalición con el PSOE– y que no necesitan de «intermediario» de nada a Rivera. Según Sigma Dos, el PP ha sido el auténtico caladero de votos para Ciudadanos: casi la mitad de sus votantes había apoyado a Mariano Rajoy en 2011 –el 46,5%, 1.630.000–. El PP se ha puesto en marcha para intentar recuperarlos.
Como le sucede al PP con Ciudadanos, el «enfado» y la «decepción» de Podemos con el PSOE también responde a cálculos electorales. El equipo de Pablo Iglesias apenas tuvo que esmerarse ayer para localizar los numerosos puntos inasumibles en materia económica, fiscal y territorial del documento del PSOE y Ciudadanos. La consecuencia fue la ruptura de las conversaciones –horas después se sumaron Compromís e IU– porque el acuerdo sólo está «redactado pensando en el PP».
Ni siquiera dio tiempo a que se celebrara el segundo encuentro bilateral entre ambos en 64 días y mucho menos la mesa a cuatro. Podemos se dirigió a la sala de prensa y, con todo el equipo negociador presente, inauguró un nuevo tiempo de precampaña electoral. Íñigo Errejón atacó con virulencia el pacto en todos sus flancos. Por conducir al país a una investidura «fallida», por haber «defraudado» a los partidos de izquierda que hasta el martes por la noche buscaban un acuerdo mientras «Garicano» redactaba la política económica en otra sala, porque al PSOE le ha faltado «voluntad política» para seguir avanzando y, sobre todo, porque Sánchez inicia un camino a ninguna parte de la mano de las políticas «de Faes».
Con todo ello, Podemos hundió las posibilidades matemáticas del líder socialista de ser presidente. Errejón se mostró furibundo contra el acuerdo en materia de trabajo, por anticipar una «tercera reforma laboral» para «abaratar» el despido e incentivar la temporalidad. También cargó contra la «humillación» de mantener el artículo 135 de la Constitución, la Ley de Seguridad o la estabilidad presupuestaria. Por no hablar de la política de «vetos y noes» –«la misma de Rajoy»– en el problema territorial.
A pesar de todo tras el 5 de marzo, dijo, «nos podemos sentar en cualquier momento, pero para trabajar».
LOS REPROCHES DE PODEMOS AL PSOE
Reforma laboral. Si algo enervó ayer a Podemos fue todo el punto relativo al empleo. Denunció que el pacto anticipa una «tercera reforma laboral» que abarata más el despido y que profundiza en la temporalidad. Un punto de colisión frontal.
Salario mínimo. La ínfima subida del salario mínimo en un 1% también provocó airadas críticas, ya que en lugar de crecer más se crea un complemento salarial. Según denunció Íñigo Errejón, eso incentiva a los empresarios a pagar sueldos aún más bajos.
El artículo 135. Podemos considera imprescindible derogar una reforma de la Constitución que garantiza el pago de la deuda, así como la ley de estabilidad presupuestaria. Mantiene que cumplir con el objetivo de déficit impide revertir los recortes.
EL MUNDO – 25/02/16