Gregorio Morán-Vozpópuli
- El envite de la presidenta de Madrid ha roto el paisaje. El PSOE y su banda podían hacer lo que querían. Ni los muertos ni los vivos podían entrometerse en su larga marcha hacia el poder absoluto
¿Pero qué ha ocurrido? ¿Cómo se atreven? Estaba todo sometido al orden de las cosas y nadie levantaba la voz. Unos centenares de muertos diarios, la economía hecha migas, los chicos mal de casa bien tocaban los cojones cuando les petaba, los partidos y los partidetes, auténticos clubs de amigos subvencionados, hacían declaraciones y pergeñaban decretos de ley sobre la autodeterminación sexual y el derecho a que yo pudiera hablar en bable nada menos que en el Congreso de los Diputados, “libertad a esgaya”, y al que no le guste que eche mano de la lengua imperial y fascista que nos oprime para cagarse en las instituciones, pedir un tirito en la nuca al vecino de enfrente que porque para eso somos jóvenes y nos sale la vena artística hasta por las entretelas.
Somos “pieles rojas”, lo dijo Baldoví, y tenemos derecho a galopar por las praderas de papá y que no haya madero que me tosa, que le meterán un puro por violento. ¿Que tienes dudas de que esto va a seguir? Métete una dosis de ‘País’ por la mañana o una cabezadita de televisor a media tarde y ya verás cómo marraneas en rapero de postín a la manera de Bárcenas, un trajeado de mirada aviesa y riñón cubierto, “cantándole las mentiras al PP”. Nunca tiempos tan golfos tuvieron tantos aspirantes a Cicerón –“Hasta cuándo, Catilina…”-. Si hasta Juan Luis Cebrián ejerce de Séneca y los misacantanos de los diarios de referencia, politólogos titulados, saben distinguir a un fascista de un patriota a golpe de tuit. “Díez Ayuso llama a las armas”, titula Televisión. En el “Arriba”, diario oficial de la Falange y el Régimen, las partidas de mus se interrumpían cuando uno de los participantes, cumplidor con la pluma que valía su pistola, musitaba: “Una pausa. Subo a Redacción, le pego un palo a Rusia y bajo ahora”.
La imaginación y Rajoy eran incompatibles. Algo así como el votante tipo del partido. Sisar sin excesos y tener buenas coartadas. La mies era mucha y el paisano muy poca cosa
Hay que decir en aras de la verdad que el PP se lo ha ganado a pulso y púa. Primero fue Fraga, que parecía salido del almacén de antigüedades; aseguraban que era muy inteligente, pero por más esfuerzo que hice no encontré ninguna prueba. Luego Aznar, “Josemari” para los íntimos de Valladolid. Él aseguraba que tenía carisma, pero era suerte, mucha suerte. Estaba ayuno de todo salvo de una mirada inquietante. Todo lo aprendió en el cargo, hasta inglés. De comprensión rápida, no necesitaba que se lo repitieran dos veces, cosa que él sí hacia con voz engolada.
Su desaparición de la escena demostró que tenía un partido frágil con cierta inclinación al dinero fácil; no había sacado lección alguna del PSOE que pisaba la misma senda, pero los socialistas tenían historia y ellos no tenían más que patrimonios. Visto con perspectiva de hoy, la elección del sucesor en la figura de Mariano Rajoy hacía de compresa para un achaque de pubertad. Rato, Cascos, Acebes, Esperanza Aguirre… estaban imbuidos de razón histórica sin saber qué era, ergo no servían para una andadura tranquila. Sólo Mariano reunía las condiciones que tanto le gustaban a la derecha tradicional española desde la muerte de don Antonio Maura: mediocres sin otra inquietud que mandar sin que se notara mucho, formarse culturalmente con Marca y relajarse jugando al dominó. Abogado del Estado; no recuerdo ninguna novela que osara pechar con un protagonista que hiciera oposiciones tan memorísticas. La imaginación y Rajoy eran incompatibles. Algo así como el votante tipo del partido. Sisar sin excesos y tener buenas coartadas. La mies era mucha y el paisano muy poca cosa. No hubo charco que de tanto esperar a que se secara no acabara convirtiéndose en pantano.
Los cañones ya están cargando contra el PP, Vox y el fascismo que nos amenaza. Ellos tienen sus fascistas particulares y no admiten competencia
Saber si se beneficiaron más de los negocios de Estado el PP o el PSOE es más difícil que zanjar el debate escolástico sobre si los perros de los aristócratas iban al cielo o se les habilitaba un limbo. Lo de Bárcenas me sume en la perplejidad. El equipo habitual ha convertido a un atracador de fondos -40 millones de euros que se sepa- en una especie de Robin Hood de la regeneración. Sólo un majadero empoderado como Mariano Rajoy esperó hasta el último momento para tratar de hacer desaparecer las pruebas; fue su segunda hazaña; la primera de tronío consistió en buscar millares de urnas en el referéndum ilegal de Cataluña. Con esos mandos no es extraño que Villarejo instalara una casa de discos para raperos. Estos capullos ‘de Estado’ no recordaban que el mismísimo Felipe González les fue a dar un abrazo a Vera y Barrionuevo cuando entraban en la cárcel por el caso GAL. El PP es un partido que nunca aprende nada; hasta cuando delinque hace doblete.
El envite de la presidenta de Madrid ha roto el paisaje. El PSOE y su banda podían hacer lo que querían. Ni los muertos ni los vivos podían entrometerse en su larga marcha hacia el poder absoluto. Con unos medios de comunicación entregados a la causa, habiendo erosionado a Ciudadanos de tal modo que parecía un club del juego de petanca -acercarse a la bola principal y mientras tanto esperar la suerte-.
Los pieles rojas del erario público, los partidetes furúnculo como Más Madrid, toda esa colección de las estrellas de la pasarela política como “Unidas no vamos a poder”, están que trinan. ¡Les quedaban dos años, y ahora a buscar curro! Aunque sólo fuera por eso la situación tiene encanto. Los cañones ya están cargando contra el PP, Vox y el fascismo que nos amenaza. Ellos tienen sus fascistas particulares y no admiten competencia. A cada uno sus violentos subvencionados. La cosa pinta mal cuando hasta el cronista Ramoneda advierte que con el fascismo no se juega; él, que se había inscrito ya entre los provectos de la posverdad y su Círculo de Economía. ¡No hay derecho a que les hagan esto sin avisar!
No sé qué saldrá de aquí, pero al menos el susto de esta casta corrupta y desvergonzada sí merece la pena. Hay que cerrar el camino a estos temerarios derechistas que amenazan nuestros equilibrios, se oye entre los tertulianos. No hay derecho a poner en juego la salud y la democracia. ¿Qué salud? ¿Qué democracia? ¡Usted ya me entiende!
Entretanto imagino la sonrisa maligna de todos aquellos que daban sobrecitos a los líderes del PP por mediación del siempre sombrío Gran Bárcenas. Por cierto, los sobres no podían ser anónimos porque entonces dejarían de ser eficaces. Valientes colegas, ¿cuándo iremos poniendo nombres al pizzo mafioso? En fin, el circo se anima y los artistas no saben si reír o llorar.