Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 28/11/11
En apenas dos días, el PP vasco ha sido capaz de sellar un acuerdo presupuestario con el PNV, a nivel de Diputaciones en Bizkaia -fijo- y Álava -más que probable-, y de marcar distancias con el PSE-EE en las cuentas del Gobierno de Patxi López para 2012. Y todo ello una semana después de que tuvieran unos resultados electorales manifiestamente mejorables en Euskadi, con apenas tres escaños como en 2008, y que han dejado una sensación agridulce en Antonio Basagoiti y su equipo, confiados, sobre todo por la expectativa de las encuestas, en que podrían llegar hasta cinco diputados.
Entre los populares vascos empieza a cundir la teoría de que el acuerdo político con los socialistas no les da rédito alguno en las urnas. Lo comprobaron en las municipales, donde vieron concentrado todo su poder a Álava pero en base a la debacle socialista, y ahora lo han vuelto a sufrir en carne propia, desaprovechando el factor Mariano Rajoy para subirse a la ola. ¿Es su techo electoral? Basagoiti se resiste a creerlo porque sostiene que su línea de apertura tiene mucho más recorrido en la sociedad vasca que el arrastrado durante la época del discurso duro de Mayor Oreja y de María San Gil. Sin embargo, la lógica inquietud de los populares radica en saber si un pacto político establecido en función la existencia del terrorismo de ETA tiene sentido y validez cuando se disfruta de un escenario de paz.
Quizá por ello, el PP vasco se ha propuesto explorar nuevas sensaciones políticas. Indudablemente que su acuerdo con el PNV es un paso más en el objetivo de ensanchar su transversalidad, pero nunca debería descuidar hasta dónde estaría dispuesto su electorado a ensayar nuevas coaliciones. De momento, no obstante, la digestión de este insólito entendimiento en la Diputación de Bizkaia crea más incomprensión entre los nacionalistas, que siempre han puesto el dedo en la llaga en criticar al PP por su españolismo y su cierta aversión a las reivindicaciones propias del denominado conflicto vasco. Desde luego, en el PNV de Álava se aborrece todo tipo de entendimiento con los populares, a quienes se culpa de haberles arrebatado la Diputación, pero el acuerdo de Bizkaia les obligará a transigir, al menos con el silencioso voto de la abstención.
Mientras, el PSE-EE sigue con atención este movimiento de su socio, consciente de que lo podría repetir en las próximas elecciones autonómicas. Y, además, hasta se imagina la justificación que haría sobre este futurible pacto con el PNV: todo sea porque no gobierne Amaiur.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 28/11/11