EL CORREO 27/08/13
Dirigentes del partido achacan las palabras del eurodiputado a un intento por «sacar la cabeza» ante Madrid para repetir en las listas electorales
La dirección del PP vasco respondió ayer con contudencia a su eurodiputado Carlos Iturgaiz, que en la víspera había enunciado que su partido tiene «dos almas» en la relación con la izquierda abertzale. Iturgaiz, líder de los populares de Euskadi de 1996 a 2004, emplazó a la actual presidenta, Arantza Quiroga, a decantarse públicamente entre rechazar cualquier trato con quienes considera «el brazo político de ETA» o en normalizar ese eventual diálogo. Unas acusaciones acogidas con «sorpresa» y malestar en la ejecutiva vasca. El secretario general, Iñaki Oyarzábal, negó que exista esa doble ‘alma’ y subrayó que no hay acercamiento porque «todo el mundo sabe cuál es nuestra posición de una confrontación política clara a lo que representa ese mundo de Bildu y Batasuna».
Oyarzábal, como ‘número dos’ del PP, se reafirmó en «la línea de actuación» adoptada en el congreso de la renovación de 2008, con la llegada de Antonio Basagoiti en sustitución de María San Gil. Desde entonces, destacó que la estrategia oscila entre «la confrontación política» con los herederos de Batasuna, como los populares han puesto de manifiesto en el Parlamento de Vitoria, y la «normalidad institucional» con las marcas de la izquierda abertzale nacidas tras el cese definitivo del terrorismo. «No hay ningún debate abierto», respondió el secretario general al eurodiputado.
En Bruselas desde 2004
Carlos Iturgaiz, diputado en Bruselas desde 2004 tras dejar el partido en manos de San Gil, recalcó en sus polémicas declaraciones que la izquierda abertzale «no es un partido más», ya que a su juicio mantiene vinculaciones con ETA. Por ello, advirtió que «no se puede ir a debates, a tomar un café o hacerse fotos en plan coleguismo» con sus representantes, aunque una parte de sus compañeros de filas en Euskadi defienda que «hay que normalizar la relación con ese mundo».
Con esas acusaciones, consideradas «poco afortunadas» por Iñaki Oyarzábal, el eurodiputado quiso volver a cuestionar algunas de las imágenes públicas que más ampollas han levantado en los denominados sectores duros del partido. Entre ellas, las fotos del presidente del PP de Gipuzkoa y hoy portavoz del partido, Borja Sémper, con el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano (Bildu), en una serie de encuentros conjuntos con el resto de líderes políticos del territorio. Iturgaiz también puso en el disparadero la relación institucional del alcalde de Vitoria, Javier Maroto, con la bancada de EH Bildu en el día a día municipal, así como los actos protocolarios en los que han coincidido representantes populares con cargos públicos de la izquierda abertzale en diferentes instituciones. «Muchas personas en el PP vasco piensan como yo, y la mayoría de los afiliados en el PP nacional», avisó el diputado en Bruselas.
Oficialmente, Iñaki Oyarzábal negó las dos almas y reivindicó la capacidad para definir un discurso propio, en una respuesta coordinada con la propia Quiroga. La dirección vasca del partido insistió en su apuesta por «recuperar espacios de libertad, plantando cara al mundo de Batasuna» aunque sea «en solitario». «Pero eso no quiere decir que vayamos a renunciar a nuestra responsabilidad en las instituciones ni a ceder el terreno logrado en las urnas», indicó el ‘número dos’, quien desveló que pedirá explicaciones al parlamentario europeo.
Internamente, las declaraciones de Iturgaiz «no han gustado nada» al ser consideradas una maniobra para «agitar» al partido. Cualificados dirigentes achacaron sus palabras a un intento «desesperado por sacar la cabeza» ante los sectores duros más próximos a sus tesis en Madrid, con el fin de darse a valer como «defensor de no sé qué esencias» y repetir en las listas en las elecciones europeas, fijadas para mayo de 2014. «No hay un problema con la relación con la izquierda abertzale. En todo caso, hay matices. Pero esas acusaciones son como volver a 2008, y ya lo tenemos más que superado», explicó a este periódico un alto cargo.
Una minoría aún influyente
En realidad, las palabras de Iturgaiz revelan las dos formas del PP vasco de mirar a la izquierda abertzale, aunque el ‘alma’ más beligerante, partidaria del «rompe y rasga», constituye hoy una minoría, al menos,
en los cuadros directivos. Sin embargo, conserva cierta capacidad de influencia, especialmente fuera del País Vasco, y más en un tema tan espinoso como es la oportunidad o no de normalizar las relaciones con Bildu, un capítulo aún no resuelto.
Lo que tiene «muy claro» la dirección vasca del partido es la necesidad de «adecuarse a los nuevos tiempos», sin que eso suponga ceder en «la exigencia democrática» hasta que la izquierda abertzale asuma una autocrítica más de fondo. En este terreno se sitúan los encuentros del PP con Aralar y EA, una vez ya integrados en Bildu, en una cadena de gestos interrumpidos cuando el mundo de Batasuna «dejó de dar pasos» y sufrió «una involución».