Con las quince peticiones de ayer el PNV tantea la disposición del Gobierno para el debate de los presupuestos, ya que los nacionalistas vascos son los únicos aliados disponibles en el hemiciclo. El respiro de Zapatero y López de ayer es sólo temporal. A la vuelta del verano estarán otra vez con el agua al cuello.
José Luis Rodríguez Zapatero debió de respirar profundamente al escuchar ayer a mediodía a Josep Antoni Duran Lleida anunciar que CiU se abstendría en la votación del techo de gasto del 2011. En Ajuria Enea, Patxi López debió de relajarse tanto o más que el presidente del Gobierno.
La abstención de CiU permitía al Gobierno superar el primer trámite de los presupuestos sin tener que negociar a contrarreloj el apoyo del PNV, el único partido que se ha mostrado dispuesto a dar su respaldo a Zapatero, siempre y cuando haya una contrapartida sustanciosa. El pasado año, aparte de otras cuestiones no menores, el PNV cambió sus votos a cambio del blindaje de las normas fiscales vascas y de ponerle una zancadilla a Patxi López al conseguir condicionar la transferencia de las políticas de empleo que había pactado el Gobierno vasco con el central.
Los socialistas vascos temen que también en esta ocasión sean ellos los que tengan que pagar el precio de los votos del PNV a Zapatero y no están a gusto con esa situación.
Los nacionalistas, cara a las votaciones del pleno de ayer, habían presentado quince peticiones. Algunas consistían en reclamación de transferencias, otras en compromisos de inversión en el País Vasco y otras de naturaleza política como la exigencia de que el Congreso reconozca a Euskadi como realidad nacional, el derecho de autodeterminación o la oficialidad de las selecciones deportivas. Entre las transferencias reclamadas está la gestión de la caja de la Seguridad Social, rechazada por el PSOE. Patxi López acaba de revelar que el déficit de la Seguridad Social en Euskadi es de 250 millones de euros al año y que, por tanto, es la solidaridad del resto de España canalizada a través de la caja única la que permite pagar las pensiones de los vascos.
Las quince peticiones de ayer eran la forma del PNV de tantear la disposición del Gobierno con vistas al debate de los presupuestos ya que, visto el rechazo que mantienen el PP, CiU y las formaciones de izquierda, los nacionalistas vascos son los únicos aliados disponibles en el hemiciclo. El respiro de Zapatero y López de ayer es sólo temporal. A la vuelta del verano estarán otra vez con el agua al cuello.
Una aspiración del PNV es que los socialistas se comprometan a respetar las listas más votadas. Después de haber perdido el Gobierno vasco gracias al acuerdo entre el PSE (segundo partido más votado) y el PP (tercero), temen perder ahora algunas diputaciones. Sucede que el PNV gobierna las tres diputaciones vascas a pesar de que en Álava fue superado en votos por el PP y el PSE, y en Guipúzcoa por los socialistas. Pero los nacionalistas de Urkullu fueron capaces de tejer pactos que les dieron, de manera legal y legítima, el poder en esas dos instituciones, cosa que no lograron quienes tenían más votos que el PNV. Posteriormente ocurrió justo lo contrario en el Gobierno vasco.
Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 21/7/2010