EL CORREO 28/08/13
TONIA ETXARRI
Por mucho que Mariano Rajoy intente desviar el foco hacia los problemas más acuciantes que tiene este país, la oposición no piensa soltar la presa tan fácilmente. Habrá Bárcenas en sobredosis. Tres veces al día, en horarios de comidas. El periodo hábil de sesiones en el Congreso de los Diputados no comienza hasta el 9 de setiembre. A partir de entonces, el presidente del Gobierno podrá ser interpelado todos los días laborables y fiestas de guardar (es un decir). Pero los socialistas se muestran insatisfechos y están impacientes porque quieren que comparezca Rajoy para seguir hablando de las trampas de Bárcenas y de la presunta financiación ilegal del PP a todas horas, a poder ser. Quieren que en vez de decir « me equivoqué» diga «les mentí».
Ayer lo intentaron en la Diputación permanente pero el PP impuso su mayoría absoluta para vetar la iniciativa. Los socialistas se rasgan las vestiduras acusando a la presidencia de la Cámara de haber perdido su autonomía. Y vuelven a recurrir sabiendo que el PP volverá a vetar la propuesta de la comparecencia porque creen que el disco de Bárcenas está rayado. Una espiral de la que difícilmente se saldrán nuestros parlamentarios. Rubalcaba, que ayer anunciaba en su cuenta de Twiter que acababa de colgar su declaración de la renta de los últimos diez años (más vale tarde que nunca) para situar su ‘streeptease’ al mismo nivel que el PP, seguirá insistiendo. Rajoy tiene que hablar de sus mentiras. Queda bien como eslogan de campaña electoral. Pero dicho así, en jornada parlamentaria de guardia agosteña, suena un poco forzado.
No estamos en el 2005, cuando los populares ejercían la oposición y los socialistas, desde el gobierno, rechazaban las interpelaciones que se le pedían a Zapatero con cierta insistencia. Han cambiado las tornas y es, precisamente, el recuerdo del comportamiento de cada uno de los dos partidos que han ido gobernando España lo que les va restando credibilidad y afección en los sondeos de opinión.
Una situación de la que tanto la izquierda de Cayo Lara como la UpyD de Rosa Díez están sacando provecho. En estas circunstancias de enrocamiento político entre los dos principales partidos es en donde los nacionalistas suelen querer instalarse en la vía de enmedio. CIU se abstuvo en la votación sobre la interpelación al presidente. Y el PNV, que no recuerda cómo gobernaba su partido con la mayoría absoluta en el Parlamento de Vitoria, se sumaba a la queja de que el PP está vetando cualquier solicitud de la oposición. Su portavoz, Aitor Esteban, en unas declaraciones más propias de alguno de sus antecesores en el cargo, llegó a decir que «todo el mundo tiene hecha una idea de que ha habido financiación B» en el Partido Popular.
Si están así las cosas, el juez Ruz ya se puede irse a su casa. Porque el ‘caso Bárcenas’ se está juzgando en el Parlamento. Por mucho que lo intente impedir el PP. Con vetos y silencios. En Andalucía el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, se ha ido, a medias. Pero la corrupción, de momento, se queda.