ABC 04/07/17
· El alcalde de Cádiz, «Kichi», intentó evitar que se diera una calle a Miguel Ángel Blanco
Los presos de ETA han vuelto a situarse en el centro del foco mediático después de que el pasado viernes aceptaran someterse a las vías que ofrece la justicia para disfrutar de beneficios penitenciarios. El traslado a cárceles del País Vasco es la principal demanda de los reclusos, que consideran que están atravesando una «situación de sufrimiento» al estar alejados de sus familias. La polémica proposición ha tenido buena acogida en el Gobierno del PNV, que ya trabaja para trasladar a los etarras a prisiones cercanas al territorio. A juicio del Partido Socialista de Euskadi (PSE), dicha medida «no debería escandalizar», si bien reconoce que puede «levantar alguna ampolla». Así lo afirmó este lunes la parlamentaria socialista Alexia Castelo, que alegó que la situación actual es diferente «a cuando ETA estaba en plena actividad» terrorista.
En declaraciones a la radio Onda Vasca, la aforada socialista afirmó que los presos tienen que reconocer «el horror que causaron» en el conjunto del Estado para comenzar a dar pasos hacia su reinserción en la sociedad, si bien hizo hincapié en que el arrepentimiento estuvo vetado por el colectivo EPPK hasta el pasado viernes: «Era la banda la que no les dejaba –aseguró–. A algunos por hacerlo se les llamaba traidores y lo pagaron con su vida». Por todo ello, subrayó que el PSE es «partidario» de llevar a cabo el proceso de acercamiento, que a su parecer debería realizarse con «normalidad» dado que se encuentra reconocido en el derecho actual.
Disolución de ETA
«La política penitenciaria debe estar orientada a la resocialización de todos los presos, no solo de los de ETA», remarcó Castelo, que consideró que el «paso» que supondría acercar a los presos a centros penitenciarios cercanos a la comunidad autónoma vasca sería más sencillo si la organización terrorista «se disolviera de una vez por todas».
No son nuevos los guiños de Podemos al sector más radicalizado de la izquierda. Sin embargo, tampoco deja de asombrar la frescura con la que trivializa un asunto tan trascendental como es el terrorismo etarra. El último caso lo ha protagonizado el alcalde de Cádiz, popularmente conocido como «Kichi», que ayer trató de obstaculizar una propuesta del PP para poner el nombre de Miguel Ángel Blanco a una calle de la localidad andaluza con motivo del 20 aniversario del asesinato del joven edil de Ermua.
Se trata de un nuevo intento para contentar a los colectivos afines a la banda, que tratan de imponer su ley a pesar de que los criminales no han dado todavía la más mínima muestra de arrepentimiento por sus actos.