El PSE se pierde en su zona sensible

El PSE lleva años en progresiva caída libre en la Margen Izquierda, su principal y más tradicional bastión en Euskadi; su zona sensible, como cuna del socialismo vasco. El 22-M ha pasado la elevada factura de la crisis y su gestión por el Ejecutivo nacional.

El efecto Zapatero y la irrupción de Bildu en el panorama político pueden explicar parte del desastre, pero no la globalidad de la tendencia decreciente del partido en la comarca, un desmoronamiento que hunde sus raíces mucho tiempo atrás. Las horas más bajas del PSE en la zona han llegado, paradójicamente, justo cuando más poder ha tenido en Euskadi a través del pacto con el PP en el Gobierno y cuando, según el propio partido, más afiliados suma.

Un repaso a las circunstancias, historia y candidatos de cada localidad de la zona evidencia dos factores comunes: el desgaste tras prolongados mandatos unido al escaso relevo que han experimentado los cabezas de lista en los últimos tiempos. El paulatino hundimiento del socialismo en la Margen Izquierda se explica así, al menos parcialmente, por la nula regeneración de las bases en municipios como Barakaldo, Abanto, Ortuella o Santurtzi. El PSE tiene dificultades para hallar relevos jóvenes y sólidos con nuevas ideas que revitalicen su imagen y proyección. En lugar de ello, el partido recurre a pesos pesados a menudo quemados por el poder o la costumbre.

Barakaldo, histórico feudo socialista, ha supuesto el último golpe, pero los tropiezos, más y menos graves, empezaron hace ya ocho años en Sestao, donde perdieron el consistorio, que pasó a manos nacionalistas hasta hace cuatro años, cuando el PSE lo recuperó. Aquel aviso, que quizá no fue tomado demasiado en serio por la ejecutiva, ha vuelto a repetirse. El PNV ha obtenido ocho ediles, los mismos que el PSE, y precisa el apoyo de Bildu para gobernar.

Santurtzi supone otro caso ilustrativo. Hace cuatro años, el PSE cedió el bastón de mando al peneuvista Ricardo Ituarte, quien ahora ha sumado 12 concejales, una mayoría absoluta con la que triplica en ediles y casi en votos a los socialistas. Otra antigua fortaleza echada a perder y con un difícil camino de retorno. Y es que el grupo del PSE ha perdido tres de los siete ediles que atesoraba. La explicación puede hallarse en que la cúpula socialista haya decidido apostar otra vez por Myriam Frade, la candidata que ya perdió la alcaldía frente al PNV en 2007. Retomar una estrategia que ya se reveló fallida solo puede traer resultados similares y no parece la vía más recta hacia el triunfo.

Solo Portugalete, donde el PSE tiene a su último hombre fuerte en la zona, Mikel Torres, resiste los envites del desgaste y la falta de renovación. El candidato y miembro también de la ejecutiva socialista llegó en 2008 para sustituir a Mikel Cabieces, actual delegado del Gobierno. El intercambio del testigo salió redondo y en su estreno como candidato en las urnas Torres ha afianzado su poder en un municipio que no ha conocido otro gobierno local que el socialista desde la restauración de la democracia. Ahora bien, las opciones de mantener el poder en Portugalete, cuna del lehendakari, Patxi López, pasan o por pactar con el PP o por aspostar por un equipo en minoría.

Recuperar presencia en la Zona Minera supone otro de los retos socialistas. Ortuella y Abanto se descolgaron de la lista del PSE hace años y ahora quedan lejos. En el caso de Ortuella, los socialistas, encabezados por un desconocido Alberto Marinero, han perdido otro edil y se han quedado con cuatro, lo que deja de nuevo la alcaldía en manos peneuvistas. Abanto es otro buen ejemplo. Mientras el PNV ha caído solo relativamente porque ni siquiera pierde su mayoría absoluta, el PSE ha logrado dos ediles, uno menos que en 2007 y los mismos que Bildu.

La caída ha alcanzado ya al núcleo duro superviviente del PSE, Barakaldo. Pese a ganar los comicios, la pérdida de tres ediles complica la existencia de Tontxu Rodríguez, quien ya gobernaba en minoría y que aspira a gestionar el municipio por tercera vez. En una ciudad donde el PNV solo ha tocado el poder un mandato, experiencia que concluyó hace nada menos que 28 años, han logrado recuperar dos concejales. Rodríguez atribuyó el batacazo a lo «que ha llovido en España y en la comunidad autónoma», a la crisis , a Bildu…, pero ni rastro de ninguna dosis de autocrítica.

EL PAÍS, 24/5/2011