Él se cambiaría por la Infanta
Ayer fue lo que convencionalmente entendemos como un día histórico, aunque coincidieron en él acontecimientos de lo más variado y no todos ellos positivos. Al acto de la jura de la Constitución por la Princesa Leonor habría que añadir la humillación a la que sometió la víspera el prófugo Puigdemont a los expedicionarios del PSOE en Bruselas. Uno se pregunta de qué material hay que tener la cara, pongamos que hablo de Santos Cerdán, qué hermosura de apellido, para posar junto al golpista de Junts bajo la foto de una chusma con la urna del referéndum delictivo, ya con los votos dentro antes de llegar al colegio y al día siguiente acudir a la jura de la Constitución por la heredera de la Corona. Seguramente de corindón, que es un punto menos duro que el diamante.
Teniendo el modelo da Sánchez nada es lo suficientemente duro. El psicópata de la Moncloa volvió a incurrir en su debilidad principal al hacer amago de sentarse en el asiento de la princesa, antes de ser ‘invitado’ por un funcionario de protocolo a desplazarse hasta la silla que le correspondía.
Habían pasado 37 años desde que el entonces príncipe Felipe vivió la misma experiencia que Leonor, pero no han pasado en balde; todo ha ido a peor, lo resumía adecuadamente en un titular Marisa Cruz: “De Peces-Barba a Armengol, de González a Sánchez”. Basta comparar a los dos presidentes del Congreso y a los dos presidentes del Gobierno para comprender la sima en la que hemos caído. Lo cual no impidió a la dipsómana vergonzante citar con desenvoltura a Peces Barba y la evolución positiva que hemos experimentado en la igualdad de las mujeres y en la cosa del medio ambiente sostenible.
Hay que comparar a Felipe con Sánchez. González tuvo un mandato con algunas luces y bastantes sombras. Pero tuvo luces, mientras Sánchez sale siempre del paso dibujando una realidad inexistente. No es que se esperase que saliera de su boca nada parecido a la verdad, pero atreverse a decir a la heredera: “Contad con la lealtad, el afecto y el respeto del Gobierno” era sobrepasar todos los límites, con tres de sus ministros en rebeldía y tuiteando enloquecidos proclamas republicanas. Todos los socios a los que Sánchez confía su investidura dieron plantón al acto histórico de ayer. Otra diferencia que señalaba Marisa. A la jura de su padre asistieron Ardanza y Jordi Pujol. Ayer, todos los diputados que investirán a Sánchez, salvo los socialistas y Yolanda Díaz, estaban fuera. Eran la inmensa minoría, republicana y ausente. Ayer, en el templo de la soberanía nacional, era abrumador el compromiso con la Corona.
Ignacia de Pano hizo un retrato del natural del presidente en funciones cuya actitud también me había llamado la atención a mí: “El macarra Sánchez con chaqué y las patas abiertas”. Efectivamente, el presidente en funciones estuvo despatarrado en las tres ocasiones en que sonó el himno nacional. Tendría que tomar ejemplo del Rey que posaba de manera impecable y recordar el consejo que se daba a las doncellas pudorosas: hay que mantener las piernas juntas.
La misma Ignacia vio a Conde Pumpido y se iluminó enseguida: “La candidiasis del Tribunal Constitucional”.
Vienen a decir los socialistas que aquí hemos tenido que ceder todos y nos emplazan a ver cuáles son las cesiones del nieto del pastelero de Amber. Francamente tengo alguna curiosidad si es cierto que ya tienen pactada la sesión de investidura para la semana que viene. Bueno, sí, es cierto que nosotros les vamos a aprobar la amnistía y alguna fórmula de autodeterminación que consideraremos constitucional. Y ellos, ¿en qué van a ceder? No nos llamarán ‘gorrinos’, como solían hacer los de EH Bildu, que son los únicos socios que de verdad tenemos hoy en día. Bueno, pero a quién se le ocurre aplaudir a una heredera de la Corona, pudiendo elegir a un presidente de república como Echenique o Pisarello.