EL MUNDO 14/02/14
· Tras varias desautorizaciones los navarros quieren gestionar solos la moción de censura
«El PSOE en Navarra soy yo». Y yo es Roberto Jiménez, secretario general de los socialistas navarros, quien reiteró ayer que su partido «hará lo que tenga que hacer» para que en Navarra haya elecciones anticipadas. Si se confirman las acusaciones de injerencia en la Hacienda foral, lanzadas contra el Gobierno de Yolanda Barcina y la presidenta no dimite, el PSN presentará una moción de censura. Y el voto de Bildu será necesario para sacarla adelante. Sin sus votos no es posible desalojar a UPN y convocar elecciones el 25 de mayo, coincidiendo con las europeas.
Por eso, de poco valió ayer que la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, asegurara por la mañana que con Bildu «ni a la vuelta de la esquina y menos a una aventura política». Apenas unas horas después, Roberto Jiménez, haciendo gala de absoluta autonomía, respondía que «haremos los movimientos pertinentes para que haya elecciones».
El secretario general del PSN se cuidó ayer mucho de demonizar a Bildu –la izquierda abertzale cuenta con siete diputados en el Parlamento navarro– o de negar algún tipo de acuerdo para sacar adelante la moción de censura. Desde Madrid, el diputado de Amaiur por Navarra en el Congreso, Sabino Cuadra, se encargaba de recordarlo: si los socialistas quieren forzar que haya elecciones anticipadas «tendrá que contar» con Bildu.
Y esta es, una vez más –la colaboración política con la izquierda abertzale– el punto de fricción entre el PSOE y el PSN. Los navarros, desautorizados en varias ocasiones por la dirección nacional, parecen haberse plantado.
Ni la contundencia mostrada en sus palabras por Valenciano fue capaz de esconder ayer las distintas sensibilidades respecto a este tema. El diputado vasco y secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina, señalaba en los pasillos del Congreso que ha llegado el momento de que el PSOE de Navarra abra un «tiempo nuevo». Respondía así Madina a preguntas explícitas de los periodistas sobre una posible moción de censura con Bildu. «Lo que creo –indicaba– es que la posición del PSOE en Navarra y de su dirección es abrir un tiempo distinto, en claves distintas para que Navarra y el Gobierno navarro emita sensaciones y noticias distintas. Si eso sucede a mí me parecerá bien».
Sólo unos minutos después la portavoz del Grupo Socialista, Soraya Rodríguez, más cercana a Valenciano y a Alfredo Pérez Rubalcaba, esquivaba hablar de moción de censura y se limitaba a poner el acento en la comisión de investigación creada en el Parlamento navarro para comprobar si son ciertas las acusaciones de injerencia de la vicepresidenta y consejera de Economía, Lourdes Goicoechea, en la Hacienda Foral.
En Navarra van mucho más lejos y hablan de «un Gobierno de transición, de gestión y auditoría de las cuentas de la Comunidad foral». Y en la formulación del proceso es donde están las diferencias. Ferraz respalda la presentación de la moción de censura si no se logra antes que Barcina dimita pero con condiciones. Como última opción y sin el concurso de Bildu. «No habrá negociación ni pacto» con la izquierda abertzale, indicaban ayer fuentes socialistas, «pero si nos votan la moción de censura no podemos evitarlo». «Nunca habrá un acuerdo con Bildu», insistían. Una posición, según fuentes de la dirección, consensuada con el PSN. Sin embargo es justo este punto el que ayer el secretario de los socialistas navarros no descartó.
A pesar de las diferencias exhibidas, la comunicación entre Pamplona y Madrid se mantiene abierta. El PSOE aboga por un Gobierno «técnico», sin la presencia de las formaciones políticas que puedan apoyar la moción, con el único mandato de convocar elecciones. Roberto Jiménez ya ha anunciado su intención de auditar las cuentas.