El Rey abre sin esperanzas la última ronda

EL MUNDO – 23/04/16

· Felipe VI constatará que ningún líder puede ser investido y el día 3 convocará eleccione.

· El lunes y martes Felipe VI recibirá de menor a mayor, en función del número de escaños, a los representantes designados por los grupos con representación parlamentaria.

· Se trata de una última ronda de consultas en tiempo de descuento, cuando resta sólo una semana para que finalice el plazo constitucional que activa automáticamente la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones generales.

El Rey ha guardado silencio, al menos públicamente, durante casi tres meses, desde que propuso al líder socialista Pedro Sánchez como candidato a la investidura y fracasó. Felipe VI ha contemplado los intentos de negociación entre los partidos, las propuestas y los vetos cruzados, los emparejamientos y los divorcios; ha asistido como todo el país a la firma del pacto entre PSOE y Ciudadanos, a los esfuerzos inútiles por ampliarlo, bien a derecha bien a izquierda, a las innumerables reuniones y a las más innumerables declaraciones públicas y a un debate con dos votaciones que resultó fallido.

Ahora, finalmente, emprende una tercera ronda de contactos sin esperanzas de que de la misma surja un nombre con los apoyos necesarios para conseguir la confianza del Congreso y formar gobierno. Las consultas se iniciarán el lunes a las 10.00 horas y serán maratonianas. Zarzuela ha previsto un encuentro por hora: cuatro por la mañana y cuatro por la tarde, salvo el martes que, en el turno vespertino, sólo habrá dos visitantes: el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez y, a continuación, el presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy.

Al término de las audiencias, Felipe VI trasladará su conclusión al presidente del Congreso, Patxi López. En esta ocasión pocos dudan de que no habrá resultado positivo. A partir de ese momento, y en ausencia de candidato, sólo cabrá esperar que corra el calendario hasta el 3 de mayo, fecha a partir de la cual, con el decreto del Rey refrendado por el presidente de las Cortes, se contarán los 54 días naturales hasta la apertura de las urnas: el 26 de junio.

Desde ese mismo momento, y aunque la ley establece que la campaña electoral discurre durante los 15 días previos a la jornada de reflexión, las fuerzas políticas se zambullirán de lleno en la refriega a la búsqueda del voto de los ciudadanos con la esperanza de arañar un margen suficiente que permita desbloquear el terreno político.

El líder del PP, Mariano Rajoy, que declinó la primera propuesta de investidura que le hizo Felipe VI argumentando que no contaba con los apoyos suficientes para sacarla adelante, repetirá nuevamente el martes este mismo argumento.

El presidente en funciones despejó el jueves las pocas dudas que existían al respecto. Lo hizo responsabilizando del bloqueo a Pedro Sánchez por rechazar de plano la posibilidad de formar un Ejecutivo de gran coalición «a la europea» presidido por Rajoy y en el que también se contara con Ciudadanos.

Por su parte, el secretario general de los socialistas, que intentó y no logró la investidura, tampoco podrá presentarse ante el Monarca con garantías de éxito. Sánchez, pese a su pacto con Albert Rivera –que decae con la nueva convocatoria electoral–, no tiene posibilidades de ampliar apoyos. Sus esperanzas estaban puestas en Podemos, la formación liderada por Pablo Iglesias, que finalmente, consulta a las bases mediante, ha rechazado de plano respaldar el tándem PSOE-Ciudadanos.

El líder socialista culpa a Iglesias y éste le devuelve el reproche como un bumerán afeándole el haberse rendido a los influjos de un partido, en su opinión representante de los intereses del Ibex 35, como es el encabezado por Rivera.

Con estos mimbres parece evidente que la larguísima campaña será agria, una lucha sin cuartel de intereses cruzados que enfrentará entre sí a las parejas de fuerzas que ideológicamente son más afines, es decir, PP contra Ciudadanos por los votos de la derecha y sobretodo PSOE contra Podemos por la supremacía de la izquierda.

En este segundo combate se presenta como decisiva la posibilidad de que el partido morado alcance un acuerdo de alianza electoral con Izquierda Unida. De alcanzarse un pacto de este tipo, la suma de votos podría situar a la fuerza resultante a la par, o incluso por delante, del Partido Socialista.

EL MUNDO – 23/04/16