EL CONFIDENCIAL 03/03/15
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
· García-Margallo declaró que nuestro “Bambi” ha perjudicado con su visita a Cuba nada menos que la extradición de etarras. Eso es muy grave. Porque ETA no es un mal recuerdo, sino una realidad
Fue Alain Minc, asesor del entonces presidente Nicolas Sarkozy, el que en mayo de 2010, en el Círculo de Economía de Barcelona, se refirió a José Luis Rodríguez Zapatero como “Bambi” por su inadaptación a “los contextos de crisis”. Y con “Bambi” se quedó el ahora expresidente, quien en su vida política ha sido de todo menos un encantador cervatillo de la factoría Disney. Zapatero fue y es un hombre extraordinariamente negativo para la política en España. Cada vez que hace un movimiento brusco, crea un enorme problema. Ya lo generó cuando dijo ante Pasqual Maragall que aceptaría cualquier Estatuto que procediese de Cataluña (2003) y que España era una “nación discutida y discutible” (2004). Las consecuencias están ahí: una colosal crisis territorial con el proceso soberanista catalán
Nos proporcionó también algún disgusto internacional su peculiar Alianza de las Civilizaciones y, lo peor de todo, desmanteló convenciones que daban identidad a nuestra democracia desde la transición, trayendo a colación temas divisorios y desintegradores del pacto de convivencia que hicimos en 1978. Dejó hecho unos zorros a su partido, que en las elecciones de 2011 se quedó en el Congreso con 110 escaños. De su gestión de siete años, “Bambi” provocó unos destrozos de los que sus correligionarios aún se lamentan porque convirtió al PSOE, con esa banalidad que le caracteriza, en un remedo de socialdemocracia.
Cuando creíamos que se dedicaba a “contar las nubes” en el Consejo de Estado, resulta que no, que ha decidido estar en la pomada. De ahí que se reuniese, de espaldas al secretario general de su partido, Pedro Sánchez, con Pablo Iglesias, en un tête à tête que levantó ronchas en su formación con fragancia de conspiración. Superado el episodio con el Iglesias de Podemos –que va a degüello contra su partido–, reaparece con Curro Moratinos en Cuba sentado, con esa sonrisa que algunos asemejan a la de Mr. Bean, y mirando embelesado al mismísimo Raúl Castro que no recibió al ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, quien no siendo un prodigio de eficiencia gestora, es el ministro encargado de las relaciones exteriores de España.
O ‘Bambi’ no ha crecido y sigue inadaptado como suponía Alan Minc, o bien se ha hecho mayor y quiere entrar en la berrea política
No está nada claro para qué fue Zapatero a La Habana. Según las versiones malévolas, el expresidente quiere dedicarse al lobby. Según las más benevolentes, Rodríguez Zapatero se aburre como un oso hibernado y quiso ejercer un difuso cargo que le granjeó Naciones Unidas: presidente de honor del Comité de la ONU para la abolición de la pena de muerte. No consta que le solicitase la derogación en Cuba de la última pena al hermano de Fidel, pero concedámosle el beneficio de la duda: seguramente, entre una y otra conversación, algo deslizó ante Raúl Castro aunque se cuidó de entrevistarse con los disidentes de uno de los últimos regímenes comunistas.
Nada de todo esto resultaría excesivamente preocupante si no fuera porque ayer, García-Margallo declaró que nuestro “Bambi” ha perjudicado con su visita a Cuba nada menos que la extradición de etarras. Eso es muy grave. Porque ETA no es un mal recuerdo, sino una vivísima realidad. Ayer El País daba cuenta de la opacidad en la que está sumido el colosal chantaje “revolucionario” de ETA a empresarios y profesionales (podría haberse extorsionado a 15.000 personas con una recaudación de más de mil millones) y estamos al cabo de la calle de que siguen sin resolverse –autoría y complicidad– no menos de trescientos asesinatos terroristas. Así que perjudicar la extradición de etarras no es grave, sino gravísimo. Y, además, resulta verosímil por la conexión de Cuba con Venezuela, donde reposa de sus andanzas criminales explotando una licorería De Juana Chaos, un personaje directamente deleznable que parece contar con la protección de Maduro y el chavismo.
Lo mejor que podría ocurrir al PSOE y a la política española es que Rodríguez Zapatero regresara al Consejo de Estado a firmar los dictámenes que elaboran los letrados del máximo órgano consultivo, porque cada vez que de la mano de Moratinos se lanza a la arena pasa como en julio del año pasado, cuando no tuvo mejor idea que irse a Guinea y dejarse invitar –a pan y manteles– por el dictador Teodoro Obiang. Así que, o “Bambi” no ha crecido y sigue inadaptado como suponía Alan Minc, o bien se ha hecho mayor y quiere entrar en la berrea política. Pero ¿por qué, cuando su memoria se difuminaba, regresa Zapatero tan pronto y ruidosamente excitando la memoria de su frivolidad?