Iñaki Ezkerra-El Correo
- Sánchez ha cambiado su ofensiva contra Ayuso por esta guerra acuática contra Moreno
Es uno de esos temas que se enrevesan porque el árbol del ruido electoralista no deja ver el bosque del verdadero problema. En medio de la sequía que asola a nuestro país, y ante la inoperancia del Gobierno Sánchez, la Junta de Andalucía saca un proyecto de ley que trata de amparar a los agricultores de unas tierras que se hallan a treinta kilómetros de Doñana recalificando éstas para que tengan acceso a un mínimo riego con las aguas superficiales que no van a ser de provecho para el famoso parque natural. Pero donde Juanma Moreno ha visto un drama humano, Pedro Sánchez ha olido un pastel electoral y se nos ha erigido en ‘el salvador de Doñana’ cuando Doñana no necesita esa clase de salvador.
No lo necesita porque la decisión sobre el acceso de esas tierras a ese regadío dichoso de aguas de superficie depende de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que a su vez depende del propio Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera, la misma que, por otro lado, ha declarado la guerra a los embalses y ha ordenado el derribo de la presa extremeña de Valdecaballeros con el objetivo de salvarnos a todos y dejar de paso sin agua a una comarca que vive casi exclusivamente de la ganadería.
Sí. Con la excusa de la Agenda 2030, este Gobierno se ha sumado a esa amplia nómina, a ese ‘overbooking’, a ese tsunami de salvadores que asolan nuestros país. España está llena de gente que te dice cosas como «yo soy un gran defensor del Betis» o del Barça o del Athletic, como si esos clubes de fútbol tuvieran fabulosos enemigos y se hallaran en serio peligro de extinción. España ha sido tradicionalmente un gran productor de salvadores de España. Ahora, ese mal se ha extendido a una infinidad de causas. Ahora han surgido como las setas los salvadores de la mujer (pienso en ese teatral y ridículo abrazo en el que Irene Montero se fundió con Ione Belarra); los que tienen un concepto tan sagrado de la familia y de su defensa que fundan varias con parejas diferentes; los que nos van a salvar del fascismo y los que nos van a salvar del comunismo.
Para zanjar toda esta falsa polémica y ahorrarle a Sánchez el heroico trabajo de salvar Doñana, Moreno ha dicho que está abierto a cualquier modificación de su propuesta de ley y que se reunirá esta misma semana con el comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, con el fin de que éste le señale en el texto de veinticinco folios qué punto contraviene las directrices de Bruselas. Pero eso a Sánchez le da igual. Ha contado los votos andaluces y ha cambiado su ofensiva contra Ayuso por esta guerra acuática contra Moreno. Él seguirá salvando Doñana pese a los malpensados que sospechamos que lo que intenta es salvarse él.