La foto del saludo entre el comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, y el Félix Bolaños, tenía algo de alucinada. En parte por la expresión de Reynders, pero sobre todo por la de Bolaños, que cada vez tiene el hombre un aire más desasistido, un aspecto de triste Calimero. Lo de este ministro tiene que ser un misterio doloroso para sus ancianos padres. Dele usted carrera a un hijo, anímele para opositar a la única plaza de letrado en el Banco de España, para que al final le salga esto. Sánchez le tiene en mucha estima y con eso está dicho casi todo. “Era y seguirá siendo uno de mis principales colaboradores”, dijo y en eso acierta. Uno de los 22. Luego tiene otros 785 en el capítulo de la morralla, vale decir asesores.

Reynders había llegado a Madrid a poner orden, quizá con la idea de sentar juntos a Bolaños y a Esteban Pons, desbloquear la renovación del CGPJ y el TC y cambiar el modelo vigente desde que el felipismo pervirtió las previsiones constitucionales con la Ley del Poder Judicial.

El propio Constitucional, en sentencia 108/86 del 29 de julio estableció que los criterios partidistas de reparto pueden ser admisibles en otros terrenos, pero no en éste y que “es doctrina constante de este Tribunal que la validez de la Ley ha de ser preservada cuando su texto no impide una interpretación adecuada a la Constitución”.

El Gobierno de España parece convencido de que la Constitución tiene un solo artículo, que obliga a la renovación del Consejo y del Constitucional, ignorando por completo que en el resto de la Unión Europea, el órgano de Gobierno de los jueces es elegido por sus pares, quiere decirse los jueces. Nadie discute la necesidad de renovar unos organismos cuyos magistrados han rebasado largamente la vigencia de sus mandatos y ciertamente el comisario Reynders lo tiene como uno de los dos temas que quiere conseguir. Ahora imaginen la sorpresa que ha tenido que llevarse cuando en la reunión con la lumbrera alternativa que es Bolaños, este le ha hecho entrega de un documento en el que ha recogido la 19 excusas del PP para no renovar el  Tribunal Constitucional. Excusas de mal pagador, debió decir para no traicionar el apego de nuestra clase política a las frases hechas. Luego, el ministro ha hecho un resumen de lo que él ha entendido de la posición del comisario europeo: el comisario Reynders le ha recalcado la «urgencia y prioridad absoluta para que renovemos el CGPJ conforme a la ley vigente». En postura coincidente, la ministra de Justicia, ha arrimado un poco más las palabras del comisario a las posiciones del Gobierno: “Reynders ha comprendido perfectamente que la responsabilidad es del PP”. Sutileza, tienes nombre de ministra sanchista. Reynders se ha mantenido en sus trece «Renovar es la prioridad, pero inmediatamente después hay que comenzar con la reforma.  Lo mejor sería que la Presidencia española de la Unión comenzase con una reforma del sistema del CGPJ”.

Aunque los socialistas hayan dicho que “nunca cambiaremos”, Sánchez tiene un plazo no muy grande para pensárselo. Y cambiará si se lo piden. .Yen el mismo viaje se deshará de Bolaños y de Llop