ABC 19/11/15
· ERC, al acecho ante una posible rendición de Mas; CDC y los antisistema, a la greña
La desunión se impone en el independentismo catalán. Convergència y la CUP siguen a la greña, incapaces de desbloquear las negociaciones sobre la futuro Gobierno catalán. ERC se arroga el papel de árbitro entre ambos, mientras permanece al acecho ante la posibilidad de que Artur Mas se rinda y allane el camino a Oriol Junqueras. Los antisistema insisten en privar a Mas de la investidura, a pesar de las concesiones realizadas por el propio presidente en funciones –delegar poder en tres vicepresidencias, someterse a una cuestión de confianza en ocho meses…–. Concesiones que varios consejeros de la Generalitat califican de «chantaje» y que se han saldado, de momento, con la decisión del histórico dirigente de CDC, Antoni Fernández Teixidó, de dejar sus cargos en el partido.
Junqueras, mediador ERC ha adoptado un papel de mediador entre sus socios de coalición y sus referentes antisistema
A por el voto moderado
El pulso de la CUP se produce en vísperas de unas elecciones generales en las que no se presenta y en las que Convergència, con Francesc Homs como cabeza de lista, no puede permitirse la fuga de su votante moderado. El consejero de Presidencia y funciones y uno de los independentistas más activos del Ejecutivo catalán volvió a recordar que el pacto de ruptura firmado con la CUP contempla el diálogo con el Gobierno de España, que él mismo y la vicepresidenta de la Generalitat, Neus Munté, defienden.
Por contra, la CUP no tiene intención de negociar nada con el Estado ni con las instituciones europeas. Y tampoco investir presidente a Artur Mas, que poco a poco ve reducidos sus apoyos, incluso en su propio partido. Las reflexiones vertidas por el diputado de la CUP, Julià de Jòdar, en un artículo periodístico –asegura que su formación no se pondrá «de rodillas» para apoyar a Mas– suscitaron la réplica del aludido, Francesc Homs. «Lo único que le pediría a la CUP es que las descalificaciones personales las dejaran un poco de lado. Lo debemos hacer todos. Yo estoy comprometido a no confundir las cosas, no están en este terreno de orden personal, sino que somos adultos y procuramos hacer las cosas lo mejor posible», dijo en declaraciones a RNE.
El hombre de confianza de Mas intentó suavizar el tono y se mostró esperanzado respecto a un futuro pacto con la CUP. En la misma línea, ERC considera que no todo está perdido, aunque sus dirigentes convocaron ayer una reunión extraordinaria para analizar la situación de bloqueo derivada de la frustrada sesión de investidura celebrada a principios de la semana pasada. Al término del cónclave, el líder de ERC, Oriol Junqueras, aseguró que la CUP ve con agrado la propuesta de Artur Mas de configurar un gobierno «más horizontal» en el que el presidente de la Generalitat delegue funciones, mientras que Junts pel Sí «valora» la predisposición de la izquierda anticapitalista a «implicarse en la estabilidad parlamentaria».
Los republicanos, que acuden al 20-D en solitario, han adoptado un papel de árbitro entre la formación con la que compartió candidatura en las autonómicas y un partido antisistema cuya estrategia de desobediencia aplaude. ERC permanece al acecho ante la posibilidad de que Mas diera un paso atrás y renunciara a liderar esta nueva etapa secesionista. Junqueras pidió «serenidad y calma» a los negociadores y reiteró que su partido «sólo tiene y tendrá un candidato, que es Artur Mas». Que no hubiera acuerdo entre ambas partes, dijo, «sería una decepción enorme y un fraude a las expectativas de la ciudadanía».