EL CORREO 09/05/2013
· La Policía no siempre desvela los escondites descubiertos a ETA con la esperanza de arrestar a sus custodios o, al menos, desconcertarlos.
· Los responsables de los zulos detenidos el martes habían sido vigilados durante largo tiempo. ¿Ha descubierto la Guardia Civil los escondites? ¿Por qué no los enseña?.
PARÍS. ¿La Guardia Civil ha localizado zulos de ETA en Francia cuya existencia no ha revelado por razones operativas? Es la pregunta que surge al transcender que los acusados de la custodia de los escondites detenidos el pasado martes eran vigilados desde hace tiempo. La duda afecta en primer lugar a los responsables del mantenimiento de los arsenales ocultos que siguen en libertad y constituye una especie de guerra psicológica declarada por los servicios antierroristas. ¿Los zulos siguen sin ser detectados o son un señuelo para practicar nuevos arrestos entre los activistas que se acerquen a ellos? La experiencia reciente justifica el interrogante.
El 25 de octubre de 2008 tres cazadores comunicaron a la Gendarmería el hallazgo de un zulo de ETA en un bosque del término municipal de Echourgnac (Dordoña). Precisaron que la semana anterior habían pasado por el mismo lugar sin haber observado tierra removida por lo que el escondrijo debía ser reciente.
Los militares montaron un dispositivo de vigilancia reforzado por policías de Bayona. Hacia las cinco y media de la tarde del día siguiente apareció un Volkswagen Golf con una pareja a bordo. El turismo se detuvo en la cuneta a la altura del camino de tierra que llevaba al escondite. Pero el conductor logró darse a la fuga cuando iba a ser controlado y eludió a toda velocidad a sus perseguidores.
Como la trampa policial había quedado delatada, se levantó el depósito. Contenía documentación, material informático y equipos de acampada. En los enseres fueron identificadas las huellas de Alberto Matxain Beraza y de Ugaitz Astiz Arangoa, detenidos en Francia en agosto de 2009 y noviembre de 2008, respectivamente. También fueron detectadas catorce huellas dactilares de Julen Mendizabal Elezkano, uno de los seis arrestados el pasado martes.
La captura de Matxain, en compañía de otros dos presuntos responsables de la logística militar, permitió desmantelar catorce zulos diseminados por el sur de Francia en apenas diez días durante el verano de 2009. En total se incautaron más de 900 kilogramos de sustancias explosivas, además de armas y componentes para la fabricación de bombas.
Pero luego se comprobó que no había sido revelada la existencia de todos los escondites localizados.
Ya entrado el otoño, el 11 de octubre, Iurgi Mendinueta y Joanes Larretxea fueron sorprendidos cuando regresaban de retirar material de un zulo en Rivières (departamento de Gard) sometido a vigilancia policial. En el depósito había 500 gramos de pentrita, cordón detonante, temporizadores, una troqueladora de matrículas, varios juegos de placas falsificadas y cuatro armas cortas, entre ellas la pistola empleada en el asesinato de dos guardias civiles en Capbreton.
Recogidas de dinero
En paralelo, las fuerzas de seguridad espiaban desde setiembre otro agujero excavado en un bosque de Chadrat (región de Auvernia). Pero en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre alguien visitó el escondrijo sin que se dieran cuenta. Se apercibieron al comprobar en un cuaderno de contabilidad que habían sido retirados 6.000 de los 10.000 euros que había llegado a atesorar aquel ejemplo de economía subterránea. En las inmediaciones descubieron una goma para recoger el pelo en la que fue identificada la huella de Eider Uruburu Zabaleta.
Las autoridades francesas decidieron mantener el dispositivo pese a la dificultad del paraje para disimular su presencia. Influyó la cercanía de la casa familiar del entonces ministro del Interior, Brice Hortefeux. Pero sobre todo pesó el tener constancia de que quedaba más dinero y que los etarras probablemente estaban confiados en que el lugar seguía siendo seguro. En efecto, el 9 de enero de 2010 Uruburu fue detenida cuando acababa de sacar otros 2.000 euros mientras la esperaba en un coche el también arrestado Iñaki Iribarren Galbete.
Los servicios antiterroristas abrigan la esperanza de encontrar un día, tal vez en el material informático confiscado el martes, las coordenadas GPS de los arsenales etarras. Pero a veces el examen rutinario de una simple cámara de fotos basta para dar con el paradero de localizaciones secretas. Es lo que ocurrió el 15 de setiembre de 2008 al hallar un Vokswagen Touran volcado a la salida de una curva, con el maletero abierto y parte del contenido desparramado por la carretera, a tres kilómetros de Saint-Salvy de la Balme (departamento de Tarn).
Entre los efectos había un aparato fotográfico digital de marca Canon procedente del robo de otro vehículo un mes antes. El examen de la tarjeta de memoria permitió descubrir o restaurar decenas de clichés. Algunos eran imágenes familiares del legítimo propietario sin interés policial. Pero también había once fotos tipo carné de Matxain, Astiz y Joseba Mikel Olza Puñal. Más trabajo dieron cien fotografías de paisajes y páginas de un atlas de carreteras ‘Michelin’. Los investigadores comprobaron que las secuencias correspondían a los sectores geográficos Saint Jean Pied de Port-Ibarolles, Saint Vincent de Tyrosse-Saint Martin de Seignanx, Saint Jean Pied de Port-Saint Etienne de Baigorry y puerto de Soudet.
Se trataba de itinerarios fotografiados que permitían dirigirse desde un punto de referencia hasta los lugares donde habían sido enterrados bidones de plástico de 30 litros de capacidad. De esta manera la policía localizó cuatro zulos situados en otros tantos municipios de los departamento de Pirineos Atlánticos y Las Landas: Licq-Atherey, Saubrigues, Anhaux y Bussunarits. Los tres primeros agujeros contenían sendos recipientes vacíos; el cuarto, ninguno.
Los etarras esta vez no se habían arriesgado a la resolución del rompecabezas digital. La certeza se obtuvo gracias a un peritaje telefónico. Uno de los móviles hallados en el Touran accidentado había sido utilizado por Eneko Zarrabeitia Salterain para gestionar alquileres. La línea contratada activó además un repetidor en el pueblo de Hosta, situado a unos cinco kilómetros del zulo de Anhaux. Ocurrió el 30 de agosto de 2008 a las 20 horas y 11 minutos, dos semanas antes del hallazgo de la cámara de fotos. Cuarenta días después, el 9 de octubre, la Policía francesa descubrió el zulo abandonado.
EL CORREO 09/05/2013