EL MUNDO – 22/07/17
· Intentan sabotear una moción contra el 1-O con protestas dentro y fuera del Ayuntamiento.
· El Pleno del Ayuntamiento de Tarragona aprobó ayer una moción presentada por el PSC, el partido en el poder, en contra del referéndum del 1 de octubre.
· Los socialistas, apoyados por Cs y el PP, subrayan en el texto que la consulta vulnera la legalidad vigente y defienden a los funcionarios ante posibles responsabilidades en el ejercicio de tareas sin cobertura legal. La moción rechaza el calendario independentista y aboga por el diálogo para la reforma constitucional.
La iniciativa tuvo su correspondiente respuesta por parte de las filas independentistas, tanto desde dentro como desde fuera del Consistorio.
Desde dentro, un grupo de 170 trabajadores del Ayuntamiento protagonizó una insólita protesta, rechazando la moción aprobada por el Pleno y firmando un manifiesto que, bajo el título No en nuestro nombre, pide que los funcionarios puedan decidir su grado de participación en el referéndum independentista.
Los promotores del documento consideran que las adhesiones logradas –aproximadamente el 14% de los 1.200 funcionarios municipales– les otorga suficiente legitimidad para exigir al alcalde que no les utilice con «fines partidistas».
Los firmantes del manifiesto aseguraron que los apoyos recibidos son transversales, con escalas salariales muy diversas de personal laboral, funcionario e interino.
El secretario del Ayuntamiento, Joan Anton Font, de ideología marcadamente independentista, ya pidió por escrito este mismo mes de julio a Roberto Bermúdez de Castro, secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, que «no sometan a presión la actuación de secretarios e interventores, ya que puede afectar negativamente al ejercicio» de sus funciones. La carta de Font fue tomada por la Asociación de Municipios por la Independencia como modelo de respuesta al Estado.
Desde fuera del Consistorio, la respuesta a la iniciativa del PSC llegó en forma de manifestación a las puertas del Ayuntamiento y de protesta en el Salón de Plenos. Alrededor de un centenar de personas se concentraron para mostrar su rechazo. Un pequeño grupo que no logró acceder al interior del edificio se mostró especialmente ruidoso en su protesta por lo que consideran una «cacicada» del equipo de Gobierno.
Colectivos de la órbita independentista, con esteladas y pancartas, no quisieron desperdiciar la oportunidad de cargar contra la posición de los socialistas. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural habían convocado manifestaciones para exigir que la moción fuese retirada. Dada la cantidad de público asistente, un escenario poco habitual en los plenos, el alcalde, Josep Fèlix Ballesteros, tuvo que ordenar que se habilitara el salón de actos del Ayuntamiento, en una sala anexa.
El Pleno se desarrolló de forma irremediable en un ambiente muy tenso. Pese a la amplia mayoría a favor de la moción (17 votos a 10), en el debate los calificativos fueron desde «numerito ridículo» (ICV-EUiA) a «mercadeo con el derecho a decidir» (CUP), la «versión más carca del PSC» (PDeCAT) y el «brazo del españolismo más rancio» (ERC).
La portavoz del grupo municipal del PSC, Begoña Floria, acusó al movimiento separatista de falta de espíritu democrático al querer evitar que se abra un debate ciudadano. «Desde el año 2013 se han presentado 14 mociones ligadas al procés y nunca habíamos vivido esto», criticó, a la vez que aconsejó a la ANC que «no encienda más el fuego porque hemos entrado en una dinámica peligrosa».
EL MUNDO – 22/07/17