Hace cosa de mes y medio me asombraba el desahogo con el que el presidente del PNV se pavoneaba de haber frenado a la derecha. Hay que ver, un partido que tenía como lema ‘Jaungoikoa eta Lagizarra!’ ¿Qué creerá Andoni Ortuzar que es la derecha?
No hay manera de saberlo, aunque probablemente haya avanzado en la visita que hizo a Carles Puigdemont en su reino de Waterloo. Era impresionante la foto del encuentro en la cumbre, dicho sea exagerando un poco. Los dos estaban algo desastrados, aunque Andoni algo peor, de un azul imposible, con una corbata que le colgaba, al estilo Trump, hasta la entrepierna. Y los zapatos, que zapatos, madre mía, con unos cordones blancos que cantaban la parrala.
Estaban acompañados por Jordi Turull y por Joseba Aurrekoetxea. Hay que reconocer a los vascos el gesto de plantar la ikurriña en el centro de la sala, donde las familias suelen tener la tele, mientras la señera, más discreta, hacía compañía a la bandera de UE. Cada vez que veo esa bandera recuerdo aquel empeño mostrado por el PNV en la época en que la Unión tenía 12 países miembros y los jeltzales señalaban su aspiración de ir “a por la treceava estrella”. En realidad querían decir “la décimotercera”, pero es tan fácil confundir el partitivo con el ordinal. Rufián todavía no los distingue a pesar de los esfuerzos pedagógicos que hizo Esperanza Aguirre en una comparecencia en el Congreso.
Una primera cuestión que podría sorprender a los observadores no avezados es que a pesar del empeño de los dos partidos en imponer el catalán y el euskera como lenguas oficiales de la Unión, los dos se entendieron en la koiné, la que los dos hablan y yo diría que la que hablan mejor, al menos Ortuzar, que era analfabeto en vasco hasta que se puso a aprenderlo para tomar posesión de la Dirección de EITB. Es una lástima que no hayan dado un ejemplo de apertura a otras lenguas y hayan mantenido la entrevista en silbo gomero, pongamos por caso. Con sus traductores o con sus pinganillos, como prefieran.
Sigma-2 ha elaborado un sondeo que realizó entre los días 13 y 15 de septiembre y que no da motivos para el optimismo al PNV, que de cara a las autonómicas de 2024 pierde seis puntos y seis escaños, (De 31 a 25) mientras su principal adversario, EH Bildu que tenía 21 parlamentarios, gana seis escaños hasta alcanzar los 27, dos por encima del PNV.
Hay un juego de intereses que se cruzan en este asunto: Horas antes de volar hacia Bruselas, Ortuzar mantuvo una entrevista con Otegi en el Parlamento vasco. Los dos tienen como objetivo principal investir a Padro Sánchez. Otro tanto pasa con los dos reunidos en Waterloo: los dos quieren apoyarse mutuamente y apoyar a Sánchez. Sin embargo, Puigdemont quiere debilitar a Pere Aragonés y lo mismo quiere hacer Ortuzar con los de Arnaldo Otegi. La idea del PNV como gestor más eficaz de los intereses vascos en Madrid se está diluyendo, especialmente entre los más jóvenes. Por otra parte nadie le garantiza al PNV que el año próximo no vaya a tener una alternativa EH Bildu-PSE-Podemos que lo saque de Ajuria Enea, repitiendo aproximadamente la jugada de Maragall. Ya lo tengo anunciado. Me gustaría ser el primero en felicitar a Ortuzar llegado el caso.