Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Tenía razón Pedro Solbes cuando afirmaba que la financiación autonómica era un ‘sudoku’ irresoluble. No solo se trata de cubrir las necesidades sociales de comunidades con configuraciones poblacionales muy diferentes y estructuras económicas muy distintas, sino que el reparto político y competencial que diseñó la Constitución es un auténtico lío que ha creado unos entes demasiados diversos como para permitir un tratamiento uniforme y común. Si poco tienen que ver las economías de Madrid y Asturias, los territorios y la población de Galicia y de Andalucía o la configuración territorial de las Canarias o la Rioja, menos lo tienen las competencias asumidas por el País Vasco, Cataluña o Cantabria. Si a esa situación de partida le añade las particularidades políticas y lo envuelve todo en la espesa salsa de la especificidad de los regímenes forales, obtendrá precisamente eso, un ‘sudoku’ irresoluble.
Todo eso justifica la complejidad de un acuerdo general y pacífico y explica el interés particular de los egoísmos nacionalistas, siempre atentos a la hora de aprovechar cualquier debilidad del Estado, pero no justifica de ningún modo, la utilización particular de un problema común, como parecen indicar los movimientos realizados por el PSC en el Parlament, en donde ha abierto la posibilidad de una condonación de la deuda que mantiene el Govern con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). El problema no reside solo en eso tan curioso que sea el Govern quien decida no solo en qué, sino cuánto se gasta y que, a la hora de pagar, seamos todos lo españoles quienes asumamos la factura. El problema se convierte en un auténtico peligro, cuando la eliminación de la deuda derriba una de las muy escasas barreras que frenan la «ensoñación» (TS dixit) independentista. La responsabilidad de la deuda propia, la asunción de la parte alícuota de la deuda común y el déficit de las pensiones forman el frente económico contra el que chocan las mareas.
Eso en cuanto al fondo de la cuestión, pero la forma también tiene su aquel. El gobierno, el último y los anteriores que conformó Pedro Sánchez han tenido cinco años para acometer una reforma del sistema que todos califican de necesaria, pues todos se consideran agraviados por él. No sé quién se ha llevado el dinero, pero, según parece, a todas las Comunidades Autónomas se les debe algo, o mucho. Ahora, ¿cree usted que será una casualidad, una mera coincidencia? Pedro Sánchez necesita ganarse el favor y el voto de los partidos nacionalistas, en sus diversos grados de efervescencia, incluidos los muy independentistas, para configurar el gobierno ‘Frankenstein 2’. Volveremos a tener en la dirección del Estado a los enemigos del Estado que quieren destruir y cercenar.
En el País Vasco estamos protegidos de estas nimiedades gracias al Concierto Económico, pero los partidos catalanes pretenden convencernos a los demás –al PSC ya lo han hecho–, de que ese perdón es justo, pues su deuda procede de una financiación escasa e injusta. Se les debe mucho dinero tras décadas de latrocinio estatal y de ahí eso tan bonito del ‘Espanya ens roba’. Si quiere conocer la realidad de los intercambios financieros entre Cataluña y el Estado le aconsejo que lea el libro ‘Las cuentas y los cuentos de la independencia’ que no fue escrito por un exaltado de Vox, sino por Josep Borrell, el ilustre miembro del PSC y actual Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en colaboración con Joan Llorach.
Si se fija un poco comprobará que la pretensión nacionalista de condonar la deuda asumida con el FLA podría recibir, al 95%, las mismas críticas que recibió la amnistía fiscal aprobada en tiempos de Cristóbal Montoro. Ahora se trata de deudas autonómicas y no personales, pero se primaría al negligente y a quien gestionó de manera temeraria y se perjudicaría a quien lo hizo bien, practicó la virtud de la austeridad y gastó con prudencia.
¿Cómo rimaría todo esto con los sistemas vasco y navarro? ¿Nos tendrían que compensar por haber gastado solo de lo nuestro, sin acudir al FLA, ahora que se perdonará a quien gastó de lo de todos?
¿Se debe algo? Pues que lo pague quién emitió la deuda libremente y se comprometió a devolverla en tiempo y forma. Y que Pedro Sánchez se pague sus apoyos como pueda, pero sin hacer ‘escotes’ con los demás.