EL MUNDO – 24/10/15
· Artur Mas se quejó ayer durante su comparecencia en el Parlament de que los fiscales que llevan el caso del 3%, «son de Madrid, como si aquí no hubiera fiscales». No es una afirmación baladí, porque el presidente de la Generalitat está insinuando que si fueran de «aquí» no estarían investigando a CDC y a su Gobierno.
Como si los fiscales de Cataluña se plegaran a sus intereses políticos o personales. Hasta ahí llega la actitud totalitaria de Mas. CDC tiene a su actual tesorero en la cárcel –hoy publicamos que existen correos electrónicos que confirman sus reuniones con contratistas–, y en libertad con cargos a su precedesor y al director general de Infraestructuras de la Generalitat, y esto sólo por el caso del 3%. La respuesta de Mas a todo ello es que todo es una confabulación contra su partido de un Estado que «usa a fondo sus cloacas».
Con el cinismo que demuestra cada vez que habla de la corrupción de su partido, Mas defendió sistema de contratación pública de la Generalitat porque es «totalmente transparente, lleno de garantías y sin margen de discrecionalidad» y aseguró que las donaciones de empresas que recibe la fundación de CDC, CatDem, son «legales». Achacó las actuaciones judiciales de estos días de la intención de «transmitir espectáculo».
Mas no asumió ninguna responsabilidad, como ha hecho siempre que ha acudido al Parlament para hablar de corrupción. Ni siquiera admitió la posibilidad de que la investigación judicial tenga algún fundamento. Además, con tono displicente contestó con un «He visto a Pujol, ¿y qué?». Cuando un diputado le preguntó sobre el encuentro que mantuvo con el ex presidente de la Generalitat el mismo día de la detención de Andreu Viloca.
Mas volvió a reírse de los catalanes en su comparecencia en el Parlament. No admitió la corrupción ni en su partido ni en la Generalitat y achacó las decisiones de los jueces a motivos políticos para «dejar en inferioridad de condiciones» a CDC. Un teatro con el que quiere evadirse de una trama mafiosa de la que él es responsable político.