Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

En el apartado económico de la lucha contra el maldito bicho, se han presentado dos tipos de medidas. Unas van destinadas a paliar los efectos sobre el empleo. La situación es terrible y en la última semana se han presentado más ERTE que en los cinco años anteriores juntos; y en esta que iniciamos, se presentará un numero superior. No lo dude. El segundo grupo de medidas va dirigido a garantizar la liquidez. El FMI, el Banco Mundial, la Fed, el BCE y los gobiernos de los principales países del mundo han decidido regar la economía con inmensas cantidades de dinero, mientras la UE acepta postergar los criterios de estabilidad para se pueda proveer ese dinero sin riesgo de incumplir las normas establecidas. Ya nos preocuparemos por la deuda cuando pase la tormenta. De acuerdo, todo esto era necesario para mantener la respiración del enfermo.

Pero hay varias cuestiones a las que debemos prestar atención. La primera es conseguir que el dinero llegue a sus destinatarios para que cumpla sus objetivos, y eso no es evidente. Quizás nos diga algo hoy el Consejo de Ministros, pero la cuestión de los avales va a ser crucial. Si el Gobierno pretende trasladar a los bancos la mayor parte del esfuerzo de asunción de riesgo, el dinero no llegará porque éstos no lo prestarán. No hay duda de que en las actuales circunstancias, la morosidad y, probablemente, los fallidos serán cuantiosos y los bancos tampoco están para alegrías. Ya sé que lo sabe, pero le recuerdo que los famosos 60.000 millones de ayudas no las recibieron quienes deben prestar ahora, con la excepción de Bankia. Aquí el ICO tiene mucho que decir, pues aunque también está al servicio de sus accionistas, en este caso lo somos todos.

Pero, una vez asegurada la protección de las personas cuyo empleo está afectado por la crisis; y una vez que las empresas dispongan de dinero para hacer frente a sus compromisos más acuciantes, ¿se han terminado los problemas? No se haga ilusiones. Nos queda lo más difícil, que es recuperar la actividad. La liquidez asegura la supervivencia en el corto plazo de empleos y empresas, pero solo los pedidos rentables, recibidos, fabricados, enviados y cobrados garantizan el largo plazo.

Por eso el tiempo es la variable clave. Hay que conseguir que la pandemia pase lo antes posible (en eso está todo el sistema sanitario). Y hay que lograr que la actividad actual se mantenga lo más alta posible y que recuperemos pronto el ritmo normal. Aquí hay un enorme debate entre quienes quieren pararlo todo y quienes se esfuerzan por mantener algo, guardando siempre las necesarias medidas profilácticas, claro. Si quiere, hablaremos de ello.