EL CORREO 27/01/14
· El partido de Pablo Iglesias amenaza la hegemonía del PNV y desinfla a Bildu, según el Euskobarómetro
Podemos irrumpiría con enorme fuerza en la política vasca para disputarle la primacía al PNV, según el Euskobarómetro. Con el 25,6% de los votos y entre 21 y 22 escaños –uno menos que los jeltzales– se situaría como segunda fuerza, ganando en Álava, empatando con Bildu en Gipuzkoa y ocupando el segundo puesto en Bizkaia. El sondeo dibuja una gran fragmentación, con mayorías débiles que exigirían pactos a distintas bandas. BILBAO. La indignación también se manifiesta en Euskadi y erosiona al nacionalismo. Con esta advertencia, el estudio sociológico del Euskobarómetro presentó la semana pasada la irrupción de Pablo Iglesias como como la del líder más valorado en el País Vasco pese a ser un recién llegado y un político no abertzale, ideología que tradicionalmente eleva ya de por sí la nota que conceden los vascos en estas calificaciones. La nueva entrega del informe, correspondiente al sondeo electoral, revela que Iglesias llega muy bien arropado por sus siglas. Podemos se convierte en la segunda fuerza en el Parlamento de Vitoria con entre 21 y 22 escaños, según la estimación de voto que ha detectado el trabajo, elaborado en la segunda quincena de noviembre y presentado ayer. Y lo logra sin haber elegido aún a sus líderes locales, sin un programa definido ni estructuras y sin haberse mojado en las cuestiones más delicadas de la llamada ‘construcción nacional’, como le exige el soberanismo.
El vendaval desatado por la fuerza que denuncia a «la casta» sacude el tablero político vasco y complica la gobernabilidad del país al romper el tradicional juego de mayorías. El partido de Iglesias disputa al PNV su histórica hegemonía, que aguanta gracias a su granero de votos de Bizkaia, y pega un buen bocado al resto de formaciones. No sólo al PSE, IU e, incluso, al PP, como venían apuntando otras encuestas, sino que mete a fondo sus redes en el caladero de la izquierda abertzale, especialmente entre sus alevines. De hecho, desinfla a EH Bildu, relegada a la tercera posición en la Cámara vasca según el sondeo, en una tendencia que parece más acusada en los entornos urbanos del Gran Bilbao, Donostialdea y Vitoria, menos abertzales y más apegados a las banderas de la justicia social. Todos pierden con la entrada en liza de Podemos, que demuestra que no sólo era un fenómeno del Ebro hacia abajo. Gana en Álava y en Gipuzkoa.
Aviso a navegantes
Las aguas del Nervión, Urumea y Zadorra también notarían el impacto del partido de los círculos si se celebrasen ahora unas elecciones autonómicas en Euskadi. El dato más revelador del sondeo electoral es la intención directa de voto, que recoge la opinión de los entrevistados dispuestos a participar en los comicios y a confesar el destino de su papeleta. El 19,3% de los encuestados declara que votará al partido de Pablo Iglesias, en una tendencia que certifica el auge real de su partido. Por mucha espuma que envuelva en la actualidad a la ola del desencanto y la indignación, los promotores del estudio creen que ese porcentaje próximo al 20% encierra todo un aviso a navegantes. Sólo le supera el PNV, preferido por el 19,8% de los participantes. La coalición abertzale aparece en el tercer lugar, respaldada por un menguante 12,5%. No obstante, aquí siempre hay un voto oculto porque, en caso contrario, no se explicaría que apenas un 1% se incline de primeras por el PP o que un 4,3% lo haga por el PSE por mucho descalabro electoral que sufran. Que lo sufren.
Pero el síndrome de la coleta podría alterar aún más a las formaciones vascas cuando se combinan simpatías con intención directa de voto. El resultado de este cóctel sitúa a Podemos como el partido más apoyado en las urnas, según el retrato del Euskobarómetro, elaborado por un equipo de investigación de la UPV. Con la dirección del catedrático Francisco Llera y de profesores de Ciencias Políticas como Alfredo Retortillo, el informe esboza la foto electoral de Euskadi a día de hoy, cuando faltan dos años para las próximas elecciones autonómicas.
Un largo plazo que permitirá examinar la evolución de Podemos, con unas elecciones generales por el medio, auténtico reto de Pablo Iglesias. En cualquier caso, este partido necesitaría de una alta participación, establecida en un 70%, para no perder fuelle en el País Vasco, subrayan los autores del trabajo. De momento, se ha convertido en un torpedo que ha rebasado por la izquierda a todas las fuerzas con las que puede competir en las urnas. Según la encuesta, el partido que exige una nueva transición en España se sitúa además a pocos cuerpos de ventaja del PNV, a quien le disputa su supremacía en Euskadi como siglas más votadas desde la recuperación de la democracia.
Podemos se nutre de todos ellos en el País Vasco, en una especie de captación transversal de votos. El sondeo recoge las intenciones que tienen ahora los encuestados que participaron en las últimas autonómicos. El resultado es revelador. No hay fidelidad en un momento muy volátil. El 20% de los votantes de EH Bildu lo haría ahora al partido de Iglesias. El mismo porcentaje apostaría por el cambio en el electorado del PSE.
En el caso del PNV, el 12% de sus simpatizantes se decantaría ahora por Podemos, que directamente lamina a IU del mapa electoral –captaría al 60% de sus votantes– y demuestra su tirón entre los jóvenes. Engancha al 60% de las nuevas generaciones y al 16% de quienes se habían quedado en la abstención en 2012. Así se cierra el círculo.
Mayor pluralismo
En su entrega correspondiente a octubre, el Euskobarómetro reproducía el esquema clásico: PNV y Bildu mantenían su fortaleza frente al retroceso del PSE y PP. Pero detrás estaba Podemos, agazapado en la intención de voto. Ahora ha aflorado en el último sondeo.
Como «conclusiones principales», la irrupción de Podemos en Euskadi «rompe» la estabilidad electoral, caracterizada por el juego entre nacionalistas y no nacionalistas desde la Transición; «amplía» el pluralismo político, con un claro sesgo a la izquierda; y complica «seriamente» la gobernabilidad al convertirse en el factor determinante para la búsqueda de mayorías. El PNV vuelve a ganar, según el Euskobarómetro, pero con serios agobios, sobre todo si aspira a mantener el mando en el Gobierno vasco.
Con una mayoría «más débil», los jeltzales dependen del apoyo de dos de tres fuerzas con mayor representación hoy –EH Bildu, PSE y PP–. Los autores de la encuesta no ven otra alternativa de Gobierno «viable», salvo que Podemos encabece un ejecutivo de izquierdas con la coalición abertzale y los socialistas como pareja. Los populares están lejos de condicionar las nuevas mayorías posibles y Ezker Anitza queda «al borde de la extinción». UPyD conserva su escaño alavés, según la fotografía del Euskobarómetro. Una imagen que revoluciona la Cámara. La izquierda sumaría una mayoría sólida; los nacionalistas perderían la suya; y las fuerzas autonomistas consumarían su retroceso. Toda una prueba de fuego en una Euskadi sin ETA, con el modelo territorial en discusión, una ponencia de paz estancada y el debate soberanista latente.
Cuestiones sobre las que la izquierda abertzale ha comenzado a interrogar a Podemos, a quien ve ya más como rival que como posible aliado. De hecho, le ha comenzado a dibujar como un partido «más de Madrid», aunque parezca que ha llegado a Euskadi para quedarse.