El virus se extiende

CARMEN RIGALT, EL MUNDO 20/01/13

· Pijo, golfista, vividor y montañero, Bárcenas todavía conserva medio pie en la sede de Génova.Amenazó con tirar de la manta y a juzgar por los hechos, está tirando también de las sábanas. Dicen que fue Esperanza Aguirre quien pidió de inmediato a Güemes que se volatilizara.

Estos días los periódicos son monográficos sobre la corrupción. Su lectura resulta sobrecogedora: estamos en pleno festival de fechorías. Hay signos apocalípticos que parecen metáforas de la actualidad. Mientras escribo, todas las comunidades autónomas, excepto Canarias, están en alerta por fuertes lluvias y vientos huracanados. Seguro que los hombres del tiempo se equivocan y Canarias está también bajo sospecha.

En semejante orgía de despropósitos, los últimos siempre son los primeros. Bárcenas se ha impuesto a Ignacio González, quien a su vez ha eclipsado a Güemes, y éste a los Pujol Ferrusola y los Pujol Ferrusola a Urdangarin. El virus de la corrupción se extiende por todas partes: la Monarquía, las CC AA, los ayuntamientos, las Cajas de Ahorro, los partidos políticos.

Luis Bárcenas (L.B, según Gürtel) ha emergido con maltrecho protagonismo al conocerse que ocultó 22 millones de euros en una cuenta suiza, parcialmente regulada después con la amnistía fiscal: una parte de aquel dinero viajó a Estados Unidos para ponerse a salvo, y otra, a España, donde se blanqueó.

Por si la noticia no fuera suficiente, a los dos días nos desayunamos con una nueva entrega del culebrón Bárcenas. Lo desveló ELMUNDO: el ejecutivo mejor retribuido de Génova había pagado sobresueldos a miembros de la cúpula del partido desde los tiempos de Fraga hasta los de Cospedal. Las reacciones ya las conocen: del «no consta» al que «cada palo aguante su vela» pasando por Soraya Sáenz de Santamaría, que centró su discurso en el clásico «a mí que me registren». Rajoy, fiel a su marianismo dialéctico, ayer se fue por los cerros: que hable la Justicia, vino a decir.

Pijo, golfista, vividor y montañero, Bárcenas todavía conserva medio pie en Génova. La suya tiene todas las trazas de ser la historia de un chantaje. Él es el Diego Torres del PP. En su día amenazó con tirar de la manta y a juzgar por la deriva de los acontecimientos, está tirando también de las sábanas y el edredón. Sus ex compañeros protestan. Pero si a ellos no les constan los sobresueldos, al común de los españoles tampoco les consta la transparencia de los políticos. Y menos cuando vienen mal dadas.

Lo de Güemes no estaba previsto. Hace casi tres años, el entonces consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid dejó por sorpresa la Consejería alegando motivos «personales y profesionales» (o sea: todo). Juan José Güemes se fue casi de puntillas, y de no haber mediado los conflictos en Sanidad, el otrora niño bonito de Ciclón Aguirre hoy estaría tocándose la cartera tranquilamente y los pelos de su frondoso macizo capilar no se le habrían puesto como escarpias.

Y es que, tras abandonar la política, Güemes entró a formar parte del consejo de Unilabs, la empresa adjudicataria de los análisis clínicos de los hospitales del Sur de Madrid. Conflicto de intereses, señalaron los medios. Güemes podía haber montado una gasolinera, pero prefirió ir sobre seguro y se sumó al carro de una empresa de su gremio.

Lo sorprendente fue la rapidez con que el ex consejero de Aguirre salió de su anonimato y volvió a dar la cara. Sonaba de nuevo el nombre de Carlos Fabra (su suegro: una mancha en el currículo la tiene cualquiera) y se recordaba que Güemes había dimitido como consejero de Sanidad de Madrid pocos días antes de que Fabra fuera sometido a un trasplante de hígado en un hospital público de la capital (y no en la Fe de Valencia, donde estaba apuntado). Las graves sospechas de haber metido mano a la Lista Nacional de Transplantes para favorecer a su todopoderoso suegro se cernían sobre Güemes. Dicen que fue Esperanza Aguirre quien le pidió de inmediato que se volatilizara. Y lo cumplió.

CARMEN RIGALT, EL MUNDO 20/01/13