El voto rehén

ABC 18/03/15
DAVID GISTAU

· Existe cierta unanimidad en las previsiones acerca de que Siutatans está llamado a ser la bisagra del futuro

COMPRENDO mejor la función de los partidos bisagra si los llamo protésicos. Son alzas en los tacones de un señor, o señora, que se quedó a unos centímetros de dar la talla. El protagonismo de la bisagra en el actual ciclo es, junto a los gobiernos nacionalistas con sentido patrimonial del poder en su ámbito regional, la prueba de que aquí jamás hubo bipartidismo: ¿acaso existe la bisagra en la alternancia de elefantes y asnos de los Estados Unidos? De hecho, lo que hace volátil e imprevisible el Parlamento americano es que los bloques tradicionales no están ahormados por una disciplina de voto como la de aquí.

Existe cierta unanimidad en las previsiones acerca de que Siutatans está llamado a ser la bisagra del futuro. Es una cosa entrañable, el niño que, preguntado qué quiere ser de mayor, no responde futbolista, ni astronauta ni héroe de la patria, sino bisagra. UPyD parece haberse autodescartado después de ese veranito glorioso en el que protagonizó una de las escenas corales de Scorsese en las que se cuentan en paralelo diversas ejecuciones: a uno lo estrangulan en el coche, a otro lo tiran por la ventana, y así. Siutatans no es un partido emocionante, y esto casi constituye un elogio. Está integrado en el mismo régimen del 78 que Podemos amenaza con volar. De hecho, sus dirigentes no aspiran a romper con nada, ni a redimir, ni a constituir, tan sólo a desalojar al nacionalismo de un espacio tradicional de nuestro parlamento para pasar a encarnar ellos un personaje antiguo. La bisagra, esta vez sin derivar a la ingeniería nacionalista la capacidad de coacción en Madrid. Sin duda puede lograrlo, siempre que alcance las elecciones generales sin haber estropeado con pactos regionales la capacidad transversal y pendular que le permite cortejar sin limitaciones a los descontentos de los dos hábitats políticos que han construido partidos de poder. Si no es un partido emocionante, y además en el futuro Rajoy puede necesitarlo para gobernar, ¿por qué los portavoces populares lo odian hasta la bilis y tratan de aplastarlo? A Naranjito.

Una explicación es la de la detección en el radar: Siutatans sobrevuela el cotarro propio del PP, mientras que la de Podemos fue evolucionando a riña por la hegemonía socialdemócrata, a menos en el análisis popular, que obvió cuanto Podemos tiene de refutación general del sistema. Pero, después de escuchar a Rajoy en el debate sobre el estado de la nación y en la entrevista de Herrera, pienso que el enfado se debe a que Ciudadanos le arruinó al PP el discurso electoral. Ése en el que los votantes, incluso los decepcionados con el PP, debían acudir a las urnas muertos de miedo y abocados a elegir entre un partido tradicional con la recuperación aproada y el experimento de unos bárbaros de extramuros cuya inmersión lingüística sería la implantación del acento venezolano. Ahora existe otra alternativa. Y ni es destructiva ni da miedo. Al PP se le puede escapar ahí el voto que quería tomar como rehén.