Tonia Etxarri-El Correo
Al PNV le ha durado poco el respiro que le había otorgado el CIS. En cuestión de una semana, las cañas de la victoria que le pronosticaba el laboratorio de Tezanos, superando a EH Bildu, se han tornado lanzas. Ni siquiera sitúa el panel en el empate técnico entre el partido de Andoni Ortuzar y la coalición de Otegi con el que arrancaron los primeros sondeos. Si EH Bildu puede acaparar más del 34% del voto, la hegemonía del PNV pasaría a mejor vida ya que su candidato Imanol Pradales perdería más de cuatro puntos en cuestión de días. Y el ‘sorpasso’ que tanto teme el PNV podría confirmarse de seguir esta tendencia en lo que queda de campaña, en donde se asienta la percepción de que la opción de EH Bildu es la más activada. Cae el voto joven en el PNV (sólo rascaría el 15% en la franja entre los 25 y los 34 años) y de ello se beneficiaría el candidato Pello Otxandiano. Esta vez el estudio oculta la atribución de escaños en el Parlamento vasco, pero la diferencia de porcentaje de voto entre las dos primeras fuerzas nacionalistas pronostica un pulso muy reñido entre el PNV y EH Bildu hasta el último día.
A los socialistas les ubica sin sobresaltos en su tercer puesto, con la asimilación de su papel como llave del próximo Gobierno vasco. Es ahí, en las alianzas, donde se centrará la esencia de la próxima legislatura. Eneko Andueza, a pesar de la crisis de credibilidad que ofrece su jefe, compañero de partido y presidente de Gobierno Pedro Sánchez, repite hasta la saciedad que los socialistas vascos no pactarán con Bildu. Se le puede creer; o no. Pero lo dice. No puede presumir de lo mismo el PNV, que sigue sin pronunciarse de forma tajante. Y no será porque a sus representantes les falte la oportunidad para hacerlo. El popular Javier de Andrés, que se presenta como la fuerza decisiva que puede hacer decantar la balanza del próximo Ejecutivo, se mueve por la campaña, cronómetro en mano, diciendo que «a estas horas el PNV todavía no ha dicho que no va a pactar con EH Bildu». Se lo puso en bandeja, en el debate en TVE, al candidato Joseba Díez, que solo admitía que un pacto con la coalición de Otegi era prácticamente imposible pero sin rechazar explícitamente un acuerdo de gobierno.
Bildu, blanqueado, puede presentarse, como la fuerza del futuro. Del pasado, de sus orígenes, gracias al PNV en un principio y a Sánchez por necesidad, no se habla. Es más, recordar los vínculos de algunos de sus dirigentes con ETA parece una actitud de mal gusto. Y ahí están. Agradecidos a Sánchez porque no les ha exigido una autocrítica de su pasado. Con las nuevas generaciones sin conocimiento ni interés por saber qué ocurrió realmente en los años oscuros de nuestro país por culpa del terrorismo y sus cómplices, EH Bildu tiene un futuro prometedor. Con su perfil institucional y renovado en la primera línea, nunca ha visto tanto apoyo como en esta campaña gracias a la absorción de la extrema izquierda populista, que podría quedar en situación de extraparlamentaria, y parte del voto del PNV. Hay mucho voto dormido, todavía. Desencantados e indecisos. Quedan días de campaña.