EL MUNDO – 23/03/15
· El PSOE repite resultados pero vuelve a ser primera fuerza en Andalucía por el desplome del PP Ciudadanos, con 9 escaños, puede relevar como aliado en la Junta a IU, que pierde 7 diputados.
Susana Díaz buscaba legitimarse a toda costa con una victoria en las urnas cuando decidió adelantar las elecciones autonómicas y lo ha conseguido. Tras su derrota por primera vez hace tres años frente al Partido Popular, el PSOE recuperó ayer su condición de partido hegemónico en Andalucía con un triunfo que lo sitúa lejos de la mayoría absoluta en el Parlamento, pero que puede resultarle suficiente para seguir gobernando la Junta después de 33 años ininterrumpidos en el poder.
Ni la crisis del bipartidismo con la irrupción de partidos emergentes como Podemos y Ciudadanos, ni el desgaste de la corrupción, con dos ex presidentes de la Junta pendientes de su declaración como imputados ante el Tribunal Supremo, han socavado lo suficiente la fortísima implantación con que cuenta el PSOE en Andalucía.
Díaz consiguió ayer repetir los resultados que hace tres años obtuvo José Antonio Griñán (47 escaños), quien pese a perder pudo gobernar entonces con el auxilio de Izquierda Unida. Esa coalición es ahora insuficiente, pero la irrupción de Ciudadanos en Andalucía podría permitirle al PSOE cambiar de pareja de baile y sustituir a su tradicional aliado en la izquierda por el partido de Albert Rivera, al menos para ser investida presidenta de la Junta.
La victoria del PSOE, que con 47 escaños se sitúa claramente como primera fuerza en la Cámara autonómica, se produce sobre todo porque este partido ha resistido, con Díaz al frente, a la irrupción de los partidos emergentes como Podemos y Ciudadanos. Y lo ha hecho infinitamente mejor que el Partido Popular, que ha sufrido un tremendo desplome en la comunidad autónoma.
Mientras el PSOE mantiene incólume el respaldo conseguido hace tres años, el PP –ahora liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla– cae hasta los 33 diputados, lo que supone una merma de nada menos que 17 escaños con respecto a los resultados de 2012 después de una pérdida de más de medio millón de votos, un tercio de sus apoyos.
Quien sí ha pagado con creces el coste de la llegada del partido de Pablo Iglesias ha sido Izquierda Unida, que de gobernar la Junta pasa a cobrar un papel irrelevante sumando sólo cinco escaños –el mínimo reglamentario para poder formar grupo parlamentario propio–, siete menos que los que obtuvo en 2012, hasta acabar situándose en los peores resultados de toda su historia en Andalucía.
Pero la formación que, sin duda, más puede hacer valer su aparición en el Parlamento autonómico va a ser Ciudadanos. En su primera cita con las urnas, los nueve escaños cosechados por el partido de Rivera –con representación en siete de las ocho provincias andaluzas– van a resultar determinantes a la hora de decidir el futuro político de la presidenta de la Junta.
Los números de Ciudadanos, partido que parece haber llegado a Andalucía en el momento justo, deja sin representación alguna a UPyD, formación que se mueve en el mismo espectro ideológico.
Rivera es quien ha impuesto el listón, al avisar de que «ni siquiera descuelguen el teléfono» para llamarles quienes mantengan en parlamentos o ayuntamientos a políticos pendientes de dar explicaciones ante la Justicia. Juan Marín, por el contrario, simplemente se ha limitado a negar cualquier interés crematístico en el reparto de consejerías: sólo querrían forzar un viraje en las políticas de la Junta. Marín incluso no ha tenido el menor empacho en reconocer que prefiere tener al PSOE como socio (con quien de hecho lleva formando Gobierno ocho años en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda) que al PP.
En las próximas semanas va a llegar la hora de comprobar el grado de coordinación entre los nueve miembros del inédito grupo parlamentario andaluz de Ciudadanos y la dirección nacional del partido. Hay que recordar que hace sólo semanas se creaba una comisión que es la que encargada de revisar y validar, «caso por caso», las ofertas de pacto de gobierno que reciba la formación en España.
La opinión de Juan Marín va a ser tenida en cuenta, pero no sería la decisiva. Eso puede ser un hándicap para Díaz, aunque Rivera le lanzaba anoche mismo el primer guiño: ha pasado de reclamar el voto para forzar un giro «radical» en la Junta a felicitar a los andaluces por haber apostado por el cambio «sensato».
Las otras dos opciones aritméticas de alianza para los socialistas son precisamente las que Díaz ha descartado por completo en las dos últimas semanas: PP y Podemos. Para empezar, la líder socialista se ha destacado por ser una de las mayores detractoras dentro de su partido de la opción de una gran coalición con el Partido Popular tanto a escala autonómica como nacional.
Igualmente, Susana Díaz ha mostrado un rechazo expreso a un pacto con Podemos. Lo ha asegurado en mítines y en entrevistas televisivas, incluso cuando los sondeos apuntaban el agrado de buena parte del electorado de izquierdas a un tripartito de las fuerzas progresistas presentes en la nueva Cámara regional. En principio, el rechazo a la formación que lidera Pablo Iglesias a nivel nacional y Teresa Rodríguez en Andalucía es también total.
Respecto a los pactos de Díaz, hay que recordar en todo caso que existe un compromiso formal del PP –adquirido públicamente en campaña tanto por el nuevo líder de la oposición parlamentaria andaluza, Moreno Bonilla, como por el presidente Rajoy– para no obligar a la lista más votada a alcanzar un acuerdo de gobierno en el plazo de dos meses marcado por el Estatuto de Autonomía.
En otras palabras: los populares se han comprometido a facilitar la investidura de la líder socialista mediante la abstención. Y con un presupuesto para 2015 aprobado el pasado mes de diciembre con IU, los raíles para que el PSOE gobierne en minoría hasta la celebración de las generales ya están puestos. La inestabilidad que genera la fragmentación del Parlamento se amortigua en el corto plazo y quién sabe si también en el medio.
En todo caso, y a la espera de que comience el juego de las posibles alianzas en la Cámara autonómica, el resultado de las elecciones andaluzas va a marcar un primer hito en el ciclo electoral que se abría ayer en España y que tendrá su continuidad dentro de dos meses en las municipales de mayo y, posteriormente, en las catalanas de septiembre y las generales de final de año. Comienza el baile.
Participación baja pese a haber subido
Un 63,94%. La intensidad con que los partidos acudían a estas elecciones, especialmente los nuevos, y la expectación en torno a las urnas provocó que la participación se incrementara ayer respecto a las elecciones de 2012. No obstante, el dato final, del 63,88%, se quedó muy lejos de la participación que se registraba en los comicios andaluces cuando éstos coincidían con las elecciones generales. De hecho, la abstención de ayer ha sido la tercera más alta de las 10 elecciones autonómicas que se han celebrado en Andalucía.