Carmen Gurruchaga, LA RAZÓN, 22/8/12
Las elecciones al Parlamento vasco se adelantan al 21 de octubre, una fecha que, casualmente o no, coincide con el primer aniversario del anuncio hecho por ETA, en el que daba a conocer su intención de abandonar el terrorismo de forma indefinida. Así pues, los vascos acudiremos a las urnas cuatro meses antes de que se agote la legislatura en la que Patxi López ha ejercido de Lehendakari con el apoyo que el PP le dio hasta mayo. Este adelanto electoral, que no es excesivo, sí impedirá que puedan votar las personas que se han visto obligadas a abandonar el País Vasco por las amenazas de la banda, dado que para esa fecha no estará lista la reforma de la Ley Electoral que habría posibilitado su participación. En estas circunstancias, el resultado electoral será legal, pero ni justo ni legítimo; puesto que una parte de ese censo reside obligatoriamente fuera de los límites del País Vasco. Por eso, si alguien dentro de Euskadi se preocupara más de dar satisfacción a las víctimas que a los verdugos, habrían pensado en que, mientras no se arregle ese asunto no caben posturas triunfalistas como las de López respecto a la pacificación. La situación resulta surrealista, pues el brazo político de ETA puede terminar gobernando una comunidad gracias a que el brazo terrorista expulsó a quienes podían impedirlo, utilizando el chantaje, la extorsión, la amenaza y los atentados contra personas y bienes. En cualquier caso, esto no podría haber sucedido jamás sin los enjuagues del Gobierno de Rodríguez Zapatero con la banda y sin la colaboración in extremis del Constitucional que legalizó diferentes siglas para que pudieran concurrir electoralmente.
Carmen Gurruchaga, LA RAZÓN, 22/8/12