Óscar Monsalvo-Vozpópuli

Todas las mañanas de camino al trabajo paso por una marquesina de autobús y veo el lema del PSE para las elecciones del próximo domingo en un cartel electoral con la cara de Eneko Andueza. “Vota al que decide”. La primera reacción es la sonrisa. Los socialistas serán probablemente el tercer partido en escaños, muy lejos de los dos primeros. ¿Cómo va a ser el que decide si PNV Bildu conseguirán más de dos tercios de los votos? Poco a poco la sonrisa va dejando paso a una sensación distinta. Claro que deciden. Nunca han dejado de ser el partido hegemónico en España, porque nunca han dejado de controlar el marco del discurso. Han sabido apropiarse del significado de las palabras, han liderado la formación de los consensos y siguen delimitando el alcance de lo inaceptable.

El PSE decidirá si en el País Vasco gobierna el nacionalismo suave de toda la vida o el nacionalismo violento adaptado a los nuevos tiempos. Y decidirá teniendo en cuenta únicamente lo que sea mejor para el partido. El votante socialista lo sabe, y se sabe de memoria el argumentario para justificar la decisión. Si toca PNV, hablarán de estabilidad y de principios éticos irrenunciables. Si toca Bildu, de cambio y de pasar página. Y hasta que no se sepa qué es lo que toca hablarán con naturalidad y convicción del triunfo de la democracia y de la ejemplaridad de la política vasca. Repetirán decenas de veces la palabra mágica: convivencia.

Hace unos días se produjo un incidente interesante en Cataluña. También allí se celebrarán dentro de poco elecciones autonómicas en un ambiente de extraordinaria convivencia. Alguien denunció en Twitter el ataque con pintura a una tienda. El que denunciaba era el hijo del encargado de la obra. La denuncia -y el ataque- se produjo después de que un tal Santi Fortuny Pamies señalase el comercio en la red social con este mensaje: “Twitter fes la teva màgia.”.

Se hizo la magia, claro. El local fue atacado. El motivo estaba en el nombre de la tienda: ‘Sabor a España’. El ataque es un hecho interesante en sí mismo, pero mucho más interesante fueron algunas de las reacciones a la denuncia. Una mujer respondía esto.

Es un ataque a la empresa, no a tu padre. No sé por qué te lo tomas tan mal. Y si la empresa es vuestra, el debate es otro. España no es bien recibida aquí, y además la abren en terra de frutos secos catalanes. ¿Serán de aquí los que vendan, o de afuera? Suma de provocaciones.

No sé por qué te lo tomas tan mal. Es decir, no sé por qué cuestionas la convivencia con tu denuncia. Otras respuestas eran más cortas. “Jódete, colono”. “Puta España”. “A joderse, a la próxima la abres fuera de aquí”. Casi todas de personas con su nombre real, pocos anónimos, empezando por el tal Santi Fortuny. No son anónimos porque no es un sentimiento marginal. Cataluña es eso. Los partidos representan eso. Las asociaciones culturales expresan eso. El sistema educativo transmite eso. Y lo hacen porque el PSC siempre ha decidido que todo eso es algo con lo que hay que transigir. No hay que tomárselo tan mal.

La provocación estaba en el nombre. No puede haber presencia de España en Cataluña. Si la hay, pasan estas cosas. Si deja de haberla, reina la tranquilidad, la paz y la concordia. Los propietarios de la franquicia lo saben, pese a este último error; por eso algo de los locales de Sabor a España en el País Vasco tienen otro nombre: Maestros Turroneros. Más vale prevenir

Dentro de poco será absolutamente imposible estudiar en castellano y no veremos ningún problema. No lo veremos porque el PSE y el PSOE nos dirán que no es para tanto. Que las lenguas deben unir y no separar

El País Vasco es hoy un ejemplo de convivencia porque aprendimos la lección. ETA y la izquierda abertzale, a las puertas de ganar las elecciones, hicieron su trabajo. Casi nadie escribe ya ‘Vizcaya’ en Vizcaya. Sabemos que no hay que pronunciar ‘España’ si no es estrictamente necesario y cada vez que empezamos a decir “Aquí en…” alargamos la frase hasta encontrar una escapatoria. ‘Estatal’ ha sustituido a ‘nacional’, porque asociar naturalmente nuestra nación a España es malo para el estrés. Dentro de poco será absolutamente imposible estudiar en castellano y no veremos ningún problema. No lo veremos porque el PSE y el PSOE nos dirán que no es para tanto. Que las lenguas deben unir y no separar. Que ya lo aprenden en casa y en la calle. Que nuestra lengua propia, como vascos, es el euskera. Aunque antes que vascos seamos hijos de nuestros padres. Aunque siempre hayamos hablado y leído en castellano. Aunque conozcamos los efectos de estudiar en una lengua que no se domina. Todo eso dará igual, porque la convivencia es lo primero y la verdad es una provocación.

La denuncia por el ataque con pintura suscitó muchas reacciones reveladoras, pero hubo una que mostraba la verdadera raíz del problema; la del propio denunciante a varios mensajes de apoyo: “Yo leyendo las respuestas de los fachas a cierto tweet que se me ha viralizado”. Y la risa, como siempre. Ahí estaba todo.