Alberto López Basaguren-El Correo

  • Está en juego la pervivencia del modelo de integración en España y en Europa

Federalistas del País Vasco-UEF

Las próximas elecciones tienen que ser la ocasión, en la mejor tradición democrática, para que los partidos precisen sus propuestas sobre las cuestiones fundamentales del sistema político. El desarrollo del sistema autonómico en España, el del autogobierno del País Vasco y el de la integración europea son de las más relevantes.

La experiencia de la pandemia es determinante. Resulta imprescindible aplicar las enseñanzas aprendidas en su gestión. Tanto en España como en la UE solo se afrontó con suficiente acierto cuando se combinaron adecuadamente los diferentes niveles de gobierno, reforzando los principios del federalismo: gobierno único siempre que es necesario; autogobiernos diferenciados siempre que es conveniente. En la UE es necesario superar las rémoras confederales, avanzar en el camino federal reforzando el gobierno común, tanto en el ámbito de las competencias (salud y energía, entre otras), como en la toma de decisiones (destierro de la unanimidad, principalmente). En España es necesario lograr un gobierno más eficaz, combinando adecuadamente sólidos autogobiernos territoriales con fuertes instituciones de gobierno común o compartido (las conferencias sectoriales y la Conferencia de Presidentes entre ellas).

En el ámbito interno del País Vasco es indispensable revitalizar el consenso que ha hecho posible la larga vida de un amplio autogobierno. La reforma del Estatuto debería ser la oportunidad para ello. Pero exige renunciar a utilizar la reforma para tratar de alcanzar objetivos que, por su naturaleza, no puede satisfacer. Su función es estructurar el sistema institucional y establecer los elementos sustanciales del pacto político en la sociedad vasca. Un amplio consenso es esencial para enfrentarse en condiciones a un futuro que se aventura especialmente complicado para Euskadi.

La convivencia lingüística es elemento fundamental de ese consenso; ponerla en riesgo, uno de sus mayores peligros. El pacto estatutario de 1979 y su desarrollo con la Ley del Euskera de 1982 -reforzado con el debate ‘Euskara XXI en 2009- acertaron en la forma de armonizar el impulso del euskara y los derechos de las personas en un sistema en el que euskara y castellano son, igualmente, lenguas oficiales. Distintas medidas que se han ido adoptando a lo largo de estos años y determinados proyectos que se están impulsando en estos momentos están deteriorando de forma importante ese consenso. Es indispensable reconstruirlo, porque sin él no es posible un amplio respaldo social al autogobierno.

Hay que replantearse las relaciones de cooperación con otros territorios con los que tenemos intereses comunes, porque, en muchos ámbitos, nuestros objetivos dependen de ello. Es el caso del Arco Atlántico, una plataforma de interés estratégico para Euskadi. No es algo nuevo; su necesidad está planteada desde los años 80. Hay que preguntarse si en estas más de tres décadas nuestras instituciones han hecho lo suficiente para lograrlo, si lo han hecho de forma adecuada y si lo van a hacer en el futuro, de forma consecuente; es decir, con respeto mutuo, teniendo en cuenta los intereses de todas las partes e intentando conciliarlos de forma leal y en una apuesta a largo plazo.

La cooperación interinstitucional es un pilar vertebrador de los sistemas federales. La Ley estatal por el derecho a la vivienda es una muestra de su inadecuado funcionamiento. La política de vivienda es competencia de las comunidades autónomas; pero el Estado tiene competencias que inciden en su articulación. Además, en los sistemas federales el Gobierno común interviene, en ocasiones, en ámbitos que, no siendo de su competencia, constituyen un importante problema social; como es la vivienda en España. Solo cooperando se podrá solucionar; ni el Estado puede irrumpir, sin consenso con los territorios, en un ámbito de la competencia de estos -la Ley por el derecho a la vivienda, por sí sola, no va a resolver el problema- ni los territorios pueden encerrarse en la reivindicación de una competencia cuando se han mostrado incapaces de resolver el problema.

Ante las elecciones, debemos insistir en la responsabilidad de los partidos para hacer posibles las reformas necesarias. Porque está en juego la pervivencia del modelo de integración por el que hemos optado, en España y en Europa, y de cuyo desarrollo coherente dependen la buena salud del sistema democrático y el bienestar de la sociedad, vasca, española y europea. Nuestro amigo Andoni Unzalu siempre reclamaba aprender de las lecciones de la Historia. Ella nos enseña que el federalismo es la solución democrática más adecuada para sociedades plurales y diversas como las nuestras. No hay alternativa que sea, al mismo tiempo, útil, viable e integradora.