Santiago González-El Mundo

La portavoz del Gobierno va a proporcionar a la afición unos viernes de mucho entretenimiento, valga el último como ejemplo. En la España posterior al falso máster de Cifuentes, un periodista preguntó por qué se había caído del currículum del presidente del Gobierno un máster en el IESE que figuraba hasta el mes pasado y por qué el presunto cargo de jefe de Gabinete del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Bosnia-Herzegovina se ha quedado en «miembro del Gabinete». Ella, con encantadora desenvoltura, explicó: «En relación con el currículum del presidente no diré nada porque desconozco esa disfunción (sic) absolutamente». No me extenderé sobre el tema, pero ella debería aprovechar esta semana para informarse para poder dar una respuesta cuando el viernes vuelva a formular idéntica pregunta el mismo periodista o cualquiera de sus compañeros.

Toda la rueda de prensa fue un recital de posverdad que no puede resumirse en la extensión de una columna, razón por la que me voy a limitar a comentar su respeto a las sentencias a las que a continuación pone a parir, pongamos que hablo de la excarcelación provisional de los cinco condenados de La Manada: «Éste es un caso particular, diferente, de hechos probados, gravísimos. Ella dijo no. Esto es lo que está en el ambiente social y además es un hecho probado».

Estará en el ambiente social, pero no dice verdad la portavoz. Basta buscar en Google: «La víctima de La Manada dice que no opuso resistencia» o términos análogos y se encontrará con decenas de miles de respuestas que desmienten la aseveración. Ella nunca dijo no. Incluso con sus propias palabras en la vista oral: «No hablé, no, no grité, no hice nada». Los hechos nunca importan tanto como la virtuosa determinación de la mano que los empuja hacia el bien.

La portavoz y su Gobierno se han sentido sorprendidos por el auto de libertad condicional «porque la regla de oro general es que a un condenado que está en prisión provisional se le mantiene en esa prisión provisional sobre todo cuando tiene una sentencia de nueve años». A la portavoz le vendría bien leerse el auto de la Audiencia de Navarra que dictaba la libertad provisional de La Manada y, de paso, los artículos 503 y 504 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en los que se trata muy específicamente de la prisión provisional, y ya a partir de ahí investigar el significado de regla de oro. Una vaga cultura marxista la impulsa a confundir la regla de oro de la libertad condicional con la ley de bronce de las libertades en el Estado de derecho. La Audiencia de Navarra ha excarcelado a esos cinco animales porque no aprecia en ellos riesgo de fuga, ni capacidad para destruir pruebas, ni peligro de reiteración delictiva.

El Tribunal de Estrasburgo tumbó la doctrina Parot en octubre de 2013 gracias a Luis López Guerra, el hombre colocado por Zapatero en el T. E. D. H. En los meses siguientes fue puesto en libertad Antonio García Carbonell, violador multirreincidente, por una de cuyas agresiones a una adolescente condenó Margarita Robles a dos inocentes: Ahmed Tommouhi, que pasó 15 años en la cárcel y AbderrazakMounib, que no pasó de los ocho por un infarto de miocardio. También fueron excarcelados gracias a López Guerra: El violador del portal, Pablo García Ribado; Félix Vidal, conocido como el violador del estilete; Pedro Luis Gallego, el violador de La Paz, también conocido como el violador del ascensor y Valentín Tejero, violador y asesino de la niña Olga Sangrador.

Todos ellos fueron puestos en libertad, todos reincidieron y ninguno de los casos produjo una protesta en la calle. Margarita, está linda la mar, que fue ponente de la infame sentencia contra Tommouhi y Mounib, hoy es ministra de Defensa de Pedro Sánchez y no ha dicho ni mú.

Y la calle se encabrona en plan muy calcetero contra el pelotón spengleriano de los jueces a los que la ministra de Justicia cree necesario reeducar y a los que la ministra portavoz se empeña en explicar la problemática sentimentalmente hablando: «Ella dijo no».