Empacho de faisán

CARLOS HERRERA, ABC 10/01/14

· Este caso no es el mismo: no resulta creíble que desde Interior se vaya a aliviar una acción policial que, por otra parte, ha alcanzado sus objetivos.

Lo de anteayer no ha sido un nuevo «Faisán». Me refiero a la precipitación del Ministerio del Interior al anunciar una acción contra ETA que no había concluido. No es lo mismo llamar a ETA por teléfono y decirle que se les va a detener que tener lista una información y darle al clic antes de tiempo. Es un error humano cometido por buenos servidores públicos. En el caso del chivatazo no hubo error: fue una maniobra diseñada con un objetivo concreto. Censurable o no, pero concreto. Resulta mucho más atractivo para todo tipo de fabulaciones creer que el Gobierno de Rajoy ha asumido la famosa hoja de ruta de Zapatero y que ha colaborado en sabotear una acción de la Guardia Civil, pero no resulta en exceso verosímil, aunque sea comprensible maliciarse después de certificar algunas lentitudes censurables en el Ejecutivo, el cual da la impresión, en ocasiones, de tragarse el ricino de lo pactado por los enviados por el Gobierno anterior con los jefes de ETA.

El caso Faisán se sustanció con la consideración de los tribunales de que no hubo colaboración con banda armada, aunque sí maniobras indebidas. Este caso no es el mismo: no resulta del todo creíble que desde Interior se vaya a aliviar una acción policial que, por otra parte, ha alcanzado sus objetivos en un gran tanto por ciento. La chusma de abogados del despacho de Arancha Zulueta está a buen recaudo y se han intervenido no pocos documentos de trascendental importancia. Ni que decir tiene que tal acción habría sido mucho más provechosa si no se hubiese oprimido el botón de «enter» y si los susodichos hubiesen visto derribarse la puerta mientras estaban en el retrete o en el mueble bar, pero los humanos cometemos errores y estos traen consecuencias. Las presentes no han sido catastróficas, a decir de expertos en la lucha antiterrorista.

Cuando el «Faisán», probablemente se obró para salvaguardar una estrategia concreta que pudiera tener que ver con algunos acuerdos a punto de ser alcanzados en una negociación. Siempre habrá quien lo defienda aduciendo que los extorsionadores fueron finalmente detenidos, y es cierto: lo lamentable es que no lo fueron con las manos en aquella masa y que el dinero se esfumó en un principio. En este caso sí tenían las manos en la masa. Aunque les diera tiempo a deshacerse de alguna masa.

Formo parte de aquellos a los que no se les pasa por la cabeza que expertos en la lucha antiterrorista se transformen en colaboradores de ETA por una cuestión de conveniencia política. Simplemente recibieron órdenes: evitar un mal mayor mediante una dudosa estrategia. Las negociaciones comportan el tránsito por caminos tortuosos y hacérselos transitar a soldados de trinchera. Si algo es censurable en el caso Faisán es la decisión de la negociación, no el sacrificio de los policías que siguieron órdenes. Ignoro si encantados o a disgusto, eso sí.

Mucho más grave parece la vuelta de la burra al trigo: el PNV, fiel a su pasado y a sus equidistancias, censura la operación por inconveniente, es decir, aboga por la vista gorda ante los delitos. Y recibe apoyos de concejales del PSE, convencidos, a lo que se ve, de que mejor no molestar y dejar que se vayan acomodando. Estemos atentos mejor a las reacciones a lo que mañana pueda ocurrir en la segunda entrega de la comedia de Durango, esta vez en forma de cadena a lo catalán por las calles de Bilbao. Ahí es donde deben dirigirse todas las miradas, a la comprensión que reciban los que reclaman amnistía de presos por parte de fuerzas democráticas. Si la manifestación no se desconvoca o se aborta por la Justicia, convendrá comprobar dónde se sitúa cada cual.

CARLOS HERRERA, ABC 10/01/14