HERMANN TERTSCH – ABC – 11/12/15
· El único que salió beneficiado en el debate fue el que está dispuesto a recurrir a la demagogia.
El pasado lunes se celebró un debate con cuatro políticos en televisión que generó ríos de tinta y rellenó horas y horas de todas las televisiones ávidas de chatarra política para sus interminables espacios de tertulias y agitación. Llamó mucho la atención a algunos que no fuera Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno, que se excusó con las muchas ocupaciones que tiene un gobernante, para después reconocer que no tenía nada que hacer a esas horas. Salvo que hubiera Liga de fútbol. No se lo reprocho. Los cuatro participantes mostraron un nivel muy escaso de interés, valor de entretenimiento y originalidad. Aquello fue un latazo.
Y los periodistas implicados, aunque de nivel muy desigual entre un profesional y una favorecida, también demostraron que la inanidad no es cosa exclusiva de los políticos, sino mal común de la subcultura del consenso del pensamiento débil. Las preguntas necesarias sobre reto globalizador, inmigración, identidad, religión y libertad, igualitarismo y sus consecuencias, miseria educacional, odio y agitación revanchista, resentimiento y cultura empresarial, separatismo, totalitarios y sus cómplices, arbitrariedad y leyes de género, justicia y separación de poderes… todas esas cuestiones no existieron. Lógico, porque nadie se atreve a discrepar… Y cuando alguien se atreve, como Ciudadanos al proponer una revisión de la insufrible, arbitraria, injusta, ineficaz y contraproducente ley de violencia de género, se le echan todos encima y todos, utilizan los mismos medios y mecanismos torticeros de acusación y manipulación.
Así, el único que salió beneficiado en el debate fue el que está dispuesto a recurrir a la demagogia y las consignas más soeces del resentimiento internacional y la envidia patria, el enemigo de las libertades que nunca se encuentra enfrentado a defensores de las mismas, Pablo Iglesias. Lo que resulta más lamentable no es ya que el ultra Iglesias, defensor y en su día asalariado de un régimen criminal y totalitario, salga bien parado de un debate con tres representantes de partidos democráticos. Lo peor es que los tres se avinieran a discutir sin más con quien es parte de un movimiento internacional enemigo de nuestras libertades y nuestra democracia.
Que ha cobrado y obedecido a un régimen totalitario extranjero como el venezolano y mantiene una cooperación mediática y dependencia económica con otro enemigo de la civilización, de los valores occidentales y constitucionales como es el régimen clerical totalitario de Irán. Nadie se preguntó allí en voz alta, ni los periodistas ni los miembros de los otros tres partidos, si un socio de organizaciones que persiguen y matan a quienes discrepan, merece estar en pie de igualdad en un debate político con tres partidos democráticos. Nadie le preguntó a Iglesias cuál es su actual relación con la televisión HispanTV, cuánto dinero recibe, cuánto recibió en su día de Venezuela y cuáles son sus actuales relaciones y las de sus amigos Monedero y compañía, con quienes tienen en una mazmorra en aislamiento a Leopoldo López. Y torturan a estudiantes hasta causarles daños irreversibles en cárceles subterráneas como la terriblemente célebre de «La tumba».
Nadie le preguntó a Iglesias cuáles fueron las aportaciones de actuales dirigentes de Podemos a la guerra psicológica e infiltración y acoso de los estudiantes que son torturados. Nuestros políticos democráticos parecen todos sujetos al guión de la inanidad forzosa. Quien se sale del mismo es sometido a un acoso en el que gentes del PP utilizan retórica de Zapatero, el zapaterismo de puré de Pedro Sánchez se convierte en ultraizquierda y Albert Rivera no sabe dónde poner las manos no vaya a llamar la atención. Todos desnortados. Y, como siempre que se pisotean principios y el sentido común y de justicia, se benefician los peores.
HERMANN TERTSCH – ABC – 11/12/15