Hoy, 23 de febrero, se cumplen 43 años del golpe de Estado de Tejero y Milans del Bosch, no digo más.
Oscar Puente, qué mono, afeaba una afirmación de Puntual 24h que decía: “URGENTE. Pedro Sánchez anuncia que España invertirá 45.000 millones en Marruecos” y aclar: Quien va a invertir 45.000 millones en sus infraestructuras es Marruecos, y quien opta a esos contratos son nuestras empresas. A eso fue Sánchez a Marruecos. Puntual 24 h mintiendo cada uno de los minutos de esas 24 horas”.
El asunto es que la noticia de Puntual 24 h venía servida en un video cuyo protagonista era el psicópata de La Moncloa y en el que se ve a Su Sanchidad diciendo:
“A esta positiva evolución se une España como un inversor de referencia en Marruecos, con inversiones públicas previstas de unos 45.000 millones hasta el año 2050 y en este sentido Marruecos está haciendo un enorme esfuerzo para modernizar su economía, su país, en la que (sic) sin duda alguna las empresas españolas están participando activamente…” Era su voz, eran sus gestos y sus palabras transcritas literalmente, incluyendo la falta de concordancia de género al poner en femenino ‘un enorme esfuerzo’.
Pablo Haro Urquízar rescataba un video del presidente del Gobieno de junio del año pasado, en el que se le oye decir: “¿Esto quiere decir que la Economía española va bien? No, esto quiere decir que la Economía española va como una moto y a partir de ahí, si alguien tiene una alternativa de política económica que levante la mano y que explique muy bien cómo va a mejorar estos datos y quien va a ser la persona responsable de esa tarea”.
Ahora hemos conocido el Indicador de Gestion del Instituto Juan de Mariana que situaba a España como el país de la UE con peores resultados en los últimos cinco años. Hay datos apabullantes: El PIB per cápita crece un 3,8% desde la crisis financiera, mientras el gastoto público se dispara yn 25%. La presión fiscal y el poder adquisitivo situan a España en l lugr 26 entre los 27 países de la UE. También está n las últimas posiciones n la fluctuación de la deuda pública, la evolución del PIB y algo mejor en el comportamiento del mercado de trabajo, donde España ocupa un honroso décimooctavo puesto. Somos el segundo país en el aumento de impuestos por detrás de Chipre, un 38,3% del PIB. Sumadas todas las puntuaciones, nuestra economía obtiene 92,6 puntos, la más baja de los 27. La más alta es la de Irlanda, con 112 puntos.
A mí esto de Koldo, Ábalos y Sánchez me ha traído a la memoria viejos tiempos de la última legislatura de Felipe González, cuando cada día había una dimisión por un escándalo: Vicente Albero, ministro de Agricultura, dimitió al descubrirse que había ocultado a Hacienda 20 millones de pesetas. Antes, en los coletazos del felipismo habían dimitido: el vicepresidente Alfonso Guerra, Julián García Valverde, ministro de Sanidad, por la venta irregular de unos terrenos de Renfe cuando él era su presidente. Narcís Serra, otro vicepresidente, y Julián García Vargas tuvieron que dimitir en 1995 al revelar El Mundo que el CESID había espiado a figuras relevantes de la vida política española: El Rey, los ministros Fernández Ordóñez y Barrionuevo, empresarios como Ramón Mendoza o Ruiz-Mateos y periodistas como Luis María Ansón o Jaime Campmany.
Cada día había un nuevo escándalo solo que ahora no dimite nadie. Ábalos fue el que presentó la moción de censura contra Rajoy, 40 minutos centrados en la corrupción y basados en lo que él llamó “la certeza jurídica” de la sentencia trucha sobre la Gürtel, en la que el juez amigo, José Ricardo de Prada metió graciosamente un par de morcillas sobre la financiación irregular del PP que luego fueron anuladas por el Supremo. “Para sacar la corrupción de la política” dijo muy entero el amigo de Koldo.
A Fernando Navarro y a mí nos ha tocado la fibra el tantarantán que le dio ayer Cayetana Alvarez de Toledo a Félix Bolaños en la Comisión Constitucional del Congreso. Fue un dicurso apabullante que seguramente habrá hecho pensar a este tuercebotas que es muy duro tener que ganarse así la vida. Por seleccionar solo una frase: “Su apego a la palabra ‘ultra’ revela donde están usted y su partido: en la ultratumba”.
A Dani Alves le han caído cuatro años y medio en el juicio que se le seguía por violación. A mí me parece que si hubo violación es una pena ridícula que debería agradecer a Irene Montero y su ley Sisí. Y si no hubo violación es una iniquidad. El abogado José Mª de Pablo hizo un análisis impecable, al destacar que el tribunal da por probado en la sentencia que la denunciante miente en todos los aspectos que son comprobables con las cámaras de video del local, pero sorprendentemente le da la razón en lo que no es comprobable. En fin, esto es lo que hay. Habrá que ver lo que le cae a Rubiales por el piquito a Jenny Hermoso.