«En la estrategia de Batasuna y de ETA se ve que quieren destrozar a Aralar»

Florencio Domínguez, escritor y redactor jefe de la agencia Vasco Press, se ha adentrado en su último libro en la relación entre ETA y grupos terroristas de América Latina. Asegura en esta entrevista que Venezuela es ya el único país en el que los etarras pueden sentirse con cierta seguridad, su último ‘santuario’.

Es uno de los periodistas que más conoce todo lo que se mueve en el mundo de ETA y Batasuna, algo que vuelve a reflejar en un nuevo libro, «Las conexiones de ETA en América»

El periodista redactor jefe de la agencia Vasco Press, escritor y columnista habitual de Diario de Navarra, Florencio Domínguez Iribarren (Caparroso, 1956), se ha adentrado en su último libro en la relación entre ETA y grupos terroristas de América Latina.

En Las conexiones de ETA en América, relata cómo miembros de ETA han entrenado con las FARC en Colombia o combatido con la guerrilla salvadoreña, además de realizar secuestros con el MIR, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria chileno, como el del empresario Emiliano Revilla.

Usted detalla cómo la tacañería de ETA libró de un posible secuestro a Alicia Koplowitz.

El MIR chileno estuvo trabajando para ETA desde 1978 a 1989 en Madrid. Su tarea fundamental era preparar secuestros. Algunos se consumaron, como el de Diego Prado y Colón de Carvajal y el de Emiliano Revilla, y otros muchos se frustraron. El 90% del trabajo lo hacían los chilenos. ETA sólo tenía que coger al rehén con la información que le habían dado y luego negociar el rescate. En el secuestro de Revilla, ETA pagó a los chilenos unos 80 millones de pesetas de una cantidad que oscilaba entre 1.000 y 1.200 millones del rescate. Para el MIR fue un abuso y eso provocó la ruptura, cuando los chilenos habían empezado a trabajar en el secuestro de Alicia Koplowitz.

¿Continúa la colaboración entre ETA y las FARC de Colombia?

Sí. Los datos que se conocen son prácticamente hasta 2008 y algunos indicios hacen suponer que no se han interrumpido. Son unas relaciones que comienzan a principios de los años 90 y que se han mantenido con algunos paréntesis. Son fundamentalmente actividades de intercambio de experiencias terroristas y de adiestramiento mutuo, entre otras.

¿Queda algún santuario para ETA en América Latina?

El único país en el que pueden sentirse con cierta seguridad es en Venezuela. México desde el 95 está deteniendo y expulsando etarras. Ha entregado a una treintena. Quedan pocos países en los que haya miembros de ETA. Ya no hay en Nicaragua, puede que haya alguno perdido; hay uno en Panamá que está allí desde hace 25 años, en Uruguay hay otro… Ya no son significativos. Significativos hay en México, donde son perseguidos, y en Venezuela, donde tienen seguridad, aunque en 2002 y 2003 Hugo Chávez entregara tres etarras a las autoridades españolas.

¿ETA encuentra apoyo en el Gobierno de Chávez?

La tolerancia hacia ETA en Venezuela no es específica del presidente ni del Gobierno actual. Todos los gobiernos le han dado acogida. Eso era resultado de la influencia que tenía allí una colonia de nacionalistas vascos procedentes del exilio en la Guerra Civil. Era una colonia socialmente instalada, de éxito profesional, que tenía acceso a las élites políticas y que actuaba para que se acogiera a los miembros de ETA.

Cuenta cómo ETA va rompiendo su relación con los grupos terroristas de América que abandonan las armas. ¿Es creíble entonces que apoye esa «apuesta por las vías pacíficas» por la que Batasuna afirma que ha optado?

Hasta este momento, no. ETA abrió un debate en 2007, después de la ruptura de la tregua de 2006, que se prolonga dos años. La decisión que toman es continuar con la actividad terrorista. Y hasta ahora, ETA mantiene su voluntad de seguir. Otra cosa es que tengan dificultades materiales para llevar a cabo atentados. Estamos sin atentados desde el 9 de agosto de 2009. Pero a finales del año pasado y a principios de éste, ETA hizo actuaciones encaminadas a cometer atentados que fueron frustradas. Además, parece estar en una situación de parón técnico consecuencia, por un lado, de la necesidad de reorganizarse internamente por la persecución policial que sufre y, por otro, por el digamos conflicto de intereses abierto entre ETA y Batasuna.

Algo que desmentiría a quienes pueden pensar que ETA no atenta para facilitar el camino de Batasuna a las elecciones.

ETA no está muy conforme con el debate de Batasuna. No ha expresado hasta ahora su respaldo, sino un cierto distanciamiento. Pero no ha tenido capacidad para reorientarlo. Hay una situación de impotencia mutua. ETA no está muy satisfecha con el resultado del debate de Batasuna, pero Batasuna tampoco quiere plantarse ante ETA. Ninguno de los dos quiere romper con la otra parte. Están tanteando fuerzas.

¿Qué lectura hace del acuerdo entre Batasuna y EA?

En principio, es el acuerdo entre dos fuerzas políticas con problemas. Una, porque está ilegalizada. Y la otra, porque ha sufrido una crisis interna y un descalabro electoral en el País Vasco muy importante. El establecimiento de una alianza independentista forma parte de la estrategia futura de ETA y HB. En ese punto hay coincidencia entre los dos, no hay conflicto. Uno de los pasos es establecer esa alianza y el socio preferente es EA. Eso tiene connotaciones, porque la alianza independentista quiere ser el embrión de la delegación que en un futuro proceso de negociaciones se siente con el Estado. Por otro, es una operación encaminada a perjudicar a Aralar y al PNV. El fin, disputar la hegemonía del nacionalismo al PNV y, en un papel de ETA se dice textualmente, «fulminar a Aralar».

No parece entonces probable que Aralar se sume al acuerdo.

Aralar, por las diferentes declaraciones que ha hecho, sobre todo Patxi Zabaleta, tiene reservas importantes. Yo creo que es consciente de que Batasuna quiere darle el abrazo del oso con esa invitación. De la misma manera que hace unos meses Txentxo Jiménez hizo una invitación a Batasuna a sumarse a Nafarroa Bai, si aceptaba los principios programáticos de la coalición, lo que era una forma también de tender una trampa a Batasuna. En unos cuantos documentos internos, tanto de ETA como de Batasuna, se ve que en sus jugadas políticas, en su estrategia, lo que quieren es destrozar a Aralar, porque no le perdonan que sea una escisión y porque le está disputando el espacio electoral. En las últimas elecciones autonómicas del País Vasco, Aralar empezó a comerse votantes de Batasuna y ésta se dio cuenta. Todas sus maquinaciones están encaminadas a intentar crear problemas a Aralar. Y esa invitación a entrar en la alianza independentista también forma parte de ese proyecto.

¿Cómo ve entonces la situación de NaBai? Aralar y EA tienen un acuerdo en la coalición para 2011, y al mismo tiempo EA tiene ese pacto con Batasuna.

Batasuna tiene interés por intentar destruir Nafarroa Bai, porque puede ocupar el espacio que ellos tuvieron en el pasado y porque está al frente Patxi Zabaleta, que procede de su mundo y, por eso precisamente, le tiene una inquina especial. Batasuna quiere jugar para dinamitarla a ser posible. Se había hecho a la idea de que podía utilizar a EA como caballo de Troya, plantearle que si se hace una alianza nacional debe ser una sola para el País Vasco y Navarra, no una para la CAV y otra para Navarra. Pero son contradicciones que tienen abiertas.

¿Encontrará Batasuna alguna vía para presentarse en 2011 o el pacto entre el PSOE y el PP para modificar la ley lo evitará?

Batasuna va a intentar estar en las elecciones. Sin ninguna duda. Aunque una parte de ella ya tiene asumido que no va a poder hacerlo. Pero no van a dejar de intentarlo y no se sabe a qué fórmula recurrirán. El Gobierno y el PP están adoptando medidas para reforzar los instrumentos legales que permitan impedirlo. Nadie sabe si Batasuna va a utilizar unas siglas nuevas, si va a hacer candidaturas de electores reuniendo firmas o si puede introducirse en una sigla que ya exista.

Si Batasuna no puede ir a las elecciones, ¿es posible que opte por pedir el voto para EA?

Me cuesta pensar que un partido, aunque sea ilegal, sea capaz de prestar su espacio político a otro, aunque sea amigo. Hasta ahora no lo ha hecho. En las elecciones en las que no ha podido presentarse, siempre ha buscado una fórmula que evidenciara cuál era su respaldo. Unas veces mediante el voto nulo, otras con el voto en blanco. No sé qué harán, pero me cuesta pensar que van a prestar a un partido ajeno sus votos y se van a quedar sin poder decir cuál es su representación política.

DIARIO DE NAVARRA, 4/7/2010