- Es hora de clarificar quienes son de extrema derecha y quienes no
En la TVE que pagamos todos y monopolizan cuatro vimos a la diputada de VOX Macarena Olona preguntarle a la periodista de Lo País Elsa García de Blas -sin Epi- por qué la calificaba de extrema derecha. La periodista le contestó con aire de marisabidilla que VOX se encuadra en los parámetros de la extrema derecha de toda Europa. Macarena, menuda es, dijo que aquello era muy impreciso, que no sabía a qué otros partidos se refería ni quien fijaba tales parámetros. García de Blas, en todos sus estados e, insistimos, sin un Epi que le soplase la respuesta, le contestó más a la defensiva que un pavo escuchando una pandereta: «VOX es de extrema derecha porque está dentro de lo que en la mayoría de países occidentales se considera extrema derecha», añadiendo que allí las preguntas no las hacía la diputada si no ella. Ea.
Como en estos artículos seguimos fielmente el principio de aquella deliciosa editorial llamada Prima Luce, a saber, instruir deleitando, le exponemos a la señora García de Blas, Elsa, sin Epi, en qué consiste ser de extrema derecha asumiendo que por tal condición considera todo aquel partido, movimiento o persona de carácter intransigente, intolerante, xenófobo, violento, caudillista, dictatorial y antidemocrático.
El separatismo catalán: extrema derecha, puesto que no admite lo que se vota en democracia, ni la Constitución, es racista al calificar a los españoles de ñordos, bestias sin alma, seres carroñeros, explotadores y un cuerpo extraño en el pueblo catalán. Otrosí, incurren en la violencia alentando a los CDR a que ataquen a policías y personas anti separatistas y creen disturbios públicos. Su caudillismo es notable, teniendo a Puigdemont como máximo referente.
Extrema derecha también es el separatismo catalán, puesto que no admite lo que se vota en democracia, ni la Constitución y es racista al calificar a los españoles de ñordos y bestias sin alma
Bildu: extrema derecha, puesto que desea imponerse por las armas, si fuese preciso, hace bandera de los asesinos etarras, defiende que se los excarcele, los exalta en recibimientos multitudinarios y hace que sus víctimas tengan que esconderse. Inspirados en Sabino Arana son racistas de manual, insertados en el movimiento que seguían en los tiempos de Arana Gobineau, Chamberlain o el Doctor Robert.
El feminismo de la banda del pastel: extrema derecha, ha elegido al hombre como cabeza de turco como los nazis hicieron con los judíos. Todos los hombres somos malos por el simple hecho de serlo, si nos acusa una mujer ya somos culpables y su munición ideológica va dirigida hacia el género masculino, creando una estigmatización social, política y legal que conculca todo sistema jurídico democrático.
Los social comunistas: extrema derecha, su fin ulterior es derribar la democracia y construir un sistema en el que no exista un régimen de libertades en el que los individuos pueden expresarse libremente sin tener que temer la represión del gobierno. Defienden la violencia siempre que la ejerzan los suyos -ahí tienen los mítines en los que se apedrea impunemente a VOX. A la inversa, no se conozcan casos-. Son profundamente antisemitas, como toda la izquierda española, festejan el terrorismo palestino y su caudillismo está fuera de toda duda.
Añado que el separatismo es culpable de un intento de golpe de estado, que el social comunismo lleva dos estados de alarma declarados anticonstitucionales por maniatar al parlamento, que desde que existe un Ministerio de Igualdad el aumento de delitos sexuales se ha disparado, que su intolerancia con el discrepante va pareja con su indulgencia con el delincuente, el inmigrante ilegal que se harta de cometer hurtos, robos y demás tropelías. Eso, sin contar con la hipocresía de vivir como príncipes, mandar como emperadores autócratas y, sin embargo, denostar a la Corona.
Con estas líneas la señora García de Blas -repetimos, sin Epi- puede hacerse una idea acerca de en qué consiste ser de extrema derecha. Se lo digo como viejo anarquista que en 1973 estaba con catorce añitos en la CNT y los conozco más que la madre que los parió. Y a Lo País, también.