Del Blog de Santiago González
Nunca antes había tenido el mensaje navideño del Rey tantos seguidores: 10.700.000, 3,2 millones más que el año pasado, 71% de cuota de pantalla. Aquí tiene el varón Dando un elemento de reflexión y contraste para sus sospechas. Solo faltaba una encuesta para saber quien les gustaba más para la tarea: Felipe VI o Pablo Iglesias, si por lo político; Felipe IV o Pablo Echenique, si por lo estético. ¿Qué decir de Cataluña y Euskadi? A pesar del vacío que sus televisiones públicas hicieron al mensaje, la cuota de pantalla subió en Cataluña un 9,5% respecto a 2019 y en el País Vasco un 15%.
Solo gente necia podía empeñarse en justa tan desigual: el titular de la institución mejor valorada por los españoles, junto a las FFAA y a los Cuerpos de Seguridad, enjuiciado y condenado por el farolillo rojo, que son los partidos políticos. Los penúltimos son el Congreso y el Senado; el antepenúltimo, el Gobierno e inmediatamente antes, sus primos hermanos, la variante sindical.
Bueno, pues toda esta cuadrilla se ha empeñado en dar lecciones a la figura pública más querida por los españoles. Echeminga, un especialista en lo que Emilia Landaluce llamó ayer con acierto ‘lugarcomunismo’, debe de pensar que el Rey no paga la Seguridad Social de sus asistentes o que acusa de violadores a las víctimas de asesinato. Iglesias cree que Don Felipe le quita el móvil a la Reina, tiene las Granadinas por paraíso fiscal, recibe pasta de la dictadura venezolana y del régimen teocrático de Irán, se ha inventado una empresa, ‘Neurona Consulting’ para sufragar gastos de la Zarzuela, ha acusado falsamente de acoso sexual a un abogado de la Casa Real para expulsarlo y algunos otros trucos de menor cuantía. Sánchez, callado y más callado y más callado, es el líder del partido más corrupto de España, el de los Eres, y espera más esfuerzos de Felipe VI, a quien va a explicar lo que es decencia. De las criaturas de Pujol ni hablamos.
Abascal dijo que “Sánchez preside el peor Gobierno que ha tenido España en 80 años” y le cayó la intemerata. No soy partidario de comparar conceptos heterogéneos, digamos dictadura y democracia, pero no era un disparate: Uno de los protagonistas del bajofranquismo, Torcuato Fernández-Miranda, fue vicepresidente del Gobierno, ministro, presidente de las Cortes y breve presidente del Gobierno de España. Compárenlo, si tienen coraje, como vicepresidente, no con uno, sino con los cuatro del doctor Sánchez; como presidente de c con la pobre Meritxell, mi Meritxell, o con Patxi López, incluso con Ana Pastor, que era más normal. Como ministro, con cualquiera de los 22 del sanchismo y en tanto que presidente con el señor del plagio. Otro día con más tiempo y más espacio, compararé el Plan de Bachillerato del 57 con la miseria educativa de Isabel Celaá o con el nivel intelectual de Irene Montero. Estas navidades han acercado la República a la Navata. El marqués de Galapagar, impenitente azotador, debería lanzar a los suyos la consigna que el divino marqués, el de verdad, dirigía a los franceses: “podemitas, un esfuerzo más si queréis ser republicanos”.