JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS – EL CONFIDENCIAL
· «Ir o no a Barcelona ha sido una decisión no fácil, pero en mi opinión ha acertado», indica una fuente que conoce perfectamente cómo funciona la Casa Real.
Tiene un conocimiento preciso del funcionamiento de la Casa Real, es sumamente discreto y formal en el trato y muy convencional, salvo excepciones, en su forma de hablar. Le abordo el jueves por la noche, telefónicamente, cuando se confirma que don Felipe acudirá hoy a la manifestación de Barcelona. Le sugiero que la decisión parecía cantada, aunque no a todos gustará, a unos por unas razones y a otros por las contrarias. Me contesta: “No estaba cantada. Don Juan Carlosen su largo reinado no acudió a ninguna concentración popular. Tampoco lo hacen las monarquías parlamentarias, sea la británica o la belga, ambas con problemas territoriales en sus respectivos países. La decisión del Rey de estar en Barcelona es un cambio más en la forma de entender y manejar la institución de la Corona».
Quizás –le digo– porque la Princesa de Asturias no tiene edad para hacer lo que el Rey sí hizo cuando era heredero. “Admito que esa es una variable a contemplar. ¿Hubiera delegado el jefe del Estado en la princesa Leonor? Es posible, pero creo que el Rey está educado en un mayor contacto con la realidad. Tiene, además, experiencia. En julio de 1997 estuvo, en plena efervescencia antiterrorista, en el funeral de Miguel Ángel Blanco que se celebró en Ermua y, en marzo de 2004, el día 11 visitó a los heridos en los hospitales de Madrid con la que entonces era su prometida, Letizia Ortiz, y el día 12 participó en la gran manifestación de rechazo a los crímenes de Atocha en compañía de sus hermanas, las infantas Elena y Cristina”.
“Entre nosotros, el Rey le ha echado pelotas porque la decisión tiene sus pros pero también sus muchas contras”. Insisto, ¿podría no ir? “Sí, claro que podría no ir. No solo porque así es práctica en los jefes del Estado, especialmente en las monarquías parlamentarias de nuestro entorno, sino porque la convocatoria es de la alcaldesa de Barcelona y del Gobierno de la Generalitat, que se han mostrado hostiles a la forma de Estado de una manera muy hiriente para el Rey, especialmente Ada Colau, que ha borrado del Ayuntamiento todo vestigio borbónico. Además, don Felipe acude a la concentración sin encabezarla. Y te añado: tampoco sabemos si el jefe del Estado va a ser víctima de un tratamiento hostil por parte de los seguidores de la CUP, lo cual le plantearía una grave incomodidad en una convocatoria de estas características».
La decisión del Rey de estar en Barcelona es un cambio más en la forma de entender y manejar la institución de la Corona.
Le indico que se concita un hecho político notable: la polémica sobre la presencia del Estado en la crisis de los atentados de Barcelona y Cambrils. “Cierto. La presencia del Rey es también, inevitablemente, la del Estado. Carece de facultades ejecutivas, pero tiene unas cuantas de naturaleza simbólica. Por ejemplo: representa la unidad y permanencia del Estado, y Cataluña forma parte de España, de tal manera que su implicación con esta y anteriores presencias encierra también una significación política y constitucional que en este momento parece muy relevante».
Algunos echaron de menos a don Felipe en las primeras horas del atentado. “Como bien dices tú, en las primeras horas. El Rey estuvo informado al minuto. No debía aparecer antes de cuando lo hizo. En estos casos hay que saber qué dimensión tiene el atentado, posible autoría e intervención de los responsables políticos. Solo después es procede a la presencia del jefe del Estado. Teniendo en cuenta que el presidente del Gobierno intervino a las 00.30 horas del día 18, lo adecuado fue lo que se hizo, es decir, que don Felipe llegara a Barcelona para la convocatoria del minuto de silencio en la plaza de Cataluña”.
En Barcelona pero sin la Reina… ”Sí, sin doña Letizia. No irá porque no tiene que ir. Estuvo en la visita a los heridos hospitalizados y en la misa celebrada en la Sagrada Familia. La Reina es más de verdad de lo que parece. Échale una mirada a la portada de ‘¡Hola!’ y la verás con el rostro desencajado por la emoción. No hay que empeñarse en sacar las cosas de quicio: la Reina no tiene papel constitucional, es la consorte y la Casa del Rey ya anunció que sus presencias institucionales serían selectivas.”
No sabemos si el jefe del Estado va a ser víctima de un tratamiento hostil por parte de los seguidores de la CUP.
Y me añade: “La Reina está muy bien asesorada. Se conoce poco que, además de los servicios que le presta la Casa, el duque de Abrantes es el responsable de su secretaría. José Manuel Zulueta, el duque, no solo acumula títulos nobiliarios, es discreto y eficiente, sino que, además, tiene una brillante trayectoria militar y experiencia anterior en el servicio a la Corona. Doña Letizia sabe de quién tiene que esperar consejo en momentos delicados».
¿Mejorará la percepción del Rey en Cataluña? “La que tiene no es mala en absoluto. Pero don Felipe tiene recorrido y la reputación de la Corona y la suya se labran en el día a día. Ir o no a Barcelona ha sido una decisión no fácil, pero en mi opinión ha acertado». También en la mía, asiento. Pero ¿y si le desplantan? “Se comportará como cuando abucheaban al himno y a él mismo en algunos estadios: no moverá ni la comisura de los labios”. Volveremos a hablar, le digo. “Sí porque los acontecimientos configuran un futuro muy poco previsible”. ¿También para el Rey? “Claro, también para él, porque está en juego lo que representa y su propio papel, que es de servir de engarce nacional. No te olvides que la pregunta prevista para 1-O no se refiere solo a un Estado independiente, sino explícitamente a una república catalana”. Cierto.