¡Eran españoles!

EL MUNDO 25/09/15 – SANTIAGO GONZÁLEZ

Santiago González
Santiago González

· Mire mi señor Margallo que se lo veníamos advirtiendo algunos desde que usted, ya ministro de Exteriores, empezó a ejercer de portavoz para los Asuntos Catalanes. «Te lo venían dijendo y tú, entavia», le decía a su mula un tío de mi pueblo a quien llamaban el Polaco por su parla ininteligible. ¿Comprende, ministro? Anteayer, durante su debate con el quinto candidato de la lista Juntos pero no Revueltos, esto se hizo evidente cuando el moderador Cuní se dirigía a usted en el idioma de la nación naciente, si me permite el pleonasmo.

Hay que agradecer a Junqueras que aceptara debatir en la lengua que le es extraña, renunciando a la ventaja de que le implantaran a usted el pinganillo, en un soberbio remake del esperpento que escenificaron en el Senado un andaluz de Ceuta, Manuel Chaves, y otro andaluz de Iznájar, Montilla, que le escuchaba con cómica seriedad con el aparato de la traducción simultánea en la oreja. Tuvo usted detrás un mapa de Cataluña en un círculo de estrellas, las 12 de la bandera europea. A mí me recordó las proclamas del PNV a mediados de los 80, cuando sólo había 12 Estados miembros: «Euskadi, la décimotercera estrella». Bueno, ellos decían «la treceava».

El debate fue un dislate. Mientras usted dibujaba el verosímil de la independencia, y advertía de los males que aguardaban a Cataluña desde «el minuto cero» de proclamarla (pérdida de la nacionalidad, paro, corralito, andso on), su antagonista le negaba la mayor, citando el artículo 11º de la Constitución que quiere derogar para recordarle que ellos son españoles, al igual que lo había hecho el primero de la lista, el tal Romeva, a Stephen Sackur, de la BBC, en la Diada de este año: «I’m spanish!».

Usted debió apoyar su opinión en una frase de Talleyrand que el personal atribuye erróneamente al torero Guerrita. Talleyrand, un cabrón con pintas y muy listo, lo advirtió: «Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible». Eso que usted dice no va a pasar, porque sería ilegal. No se trataba de contarle que la Comisión, Obama, Merkel, Cameron y toda la UE estarían en contra. Bastaba con decirle: lo va a impedir este Gobierno cuya primera obligación es guardar y hacer guardar la ley.

Entre sus despropósitos más vistosos, ministro, estuvo la equiparación de Cataluña con la Argelia de 1962. Ya en este plan, el pied-noir invocó a Camus, un paisano. Mas ya se ha comparado por su cuenta con Moisés, Lincoln, Gandhi, Luther King y Mandela. ¿Qué nos queda por ver? ¿Pilar Rahola, la Hannah Arendt de Cataluña? ¿Pujol como Roosevelt?

Tal vez quería usted demostrar más preparación que su antagonista, pero eso uno lo daba por supuesto. Sin embargo, era improbable que pudiera ganar el debate, que Oriol se derrotase y empezara a llorar, por ejemplo. Sus razones se estrellaron contra las fantasías animadas de 1714 y de hoy. Su adversario no estaba constreñido por la lógica, por los hechos, ni por la razón. Sus seguidores, tampoco.

Un personal que admite a Mas, a Oriol ¡o a Raül Romeva! como líderes es un pueblo elegido, no me cabe la menor. Finalmente, querido ministro, ha arruinado la campaña de Albiol, aunque este sea un asunto particular e irrelevante, partidario. La cuestión la expuso con lucidez Juaristi hace la tira: «No es que renieguen de la condición de españoles. Lo que quieren es ser españoles de primera». La independencia y la Selección: un pueblo de Piqués.

EL MUNDO 25/09/15 – SANTIAGO GONZÁLEZ