EL CONFIDENCIAL 15/10/14
· El simulacro del 9-N dinamita a los soberanistas
Divorcio duro y sonado, con los cónyuges tirándose los platos a la cabeza. Así está de tensa la situación política catalana, porque el bloque soberanista quedó ayer dinamitado con el anuncio del presidente Artur Mas de convocar un sucedáneo de la consulta para el 9 de noviembre. Sus socios de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no están por la labor de descafeinar un proceso que, aseguran, tenía el consenso de seis partidos: la propia ERC, Convergència Democràtica (CDC), Unió Democràtica (UDC), ICV, EUiA (la rama catalana de IU) y la CUP.
Para la mayoría de los componentes del bloque soberanista, la alternativa planteada por Mas es un sucedáneo que deja en mal lugar el proceso soberanista. Para empezar, no hay censo electoral: el censo propiamente dicho se elabora en los colegios electorales, con el DNI de los ciudadanos que acudan a los mismos. ¿Quién controla si uno de ellos vota más de una vez o en más de un colegio electoral? ¿O cómo puede votar un ciudadano cuyo domicilio que consta en el DNI no sea el de su vivienda habitual, ya sea porque se cambió hace poco o porque viva de alquiler? Luego, en vez de 4.000 colegios electorales, sólo habrá abiertos unos 600, con las lógicas limitaciones que ello conlleva.
Un «sucedáneo» del que no emana «mandato democrático»
Además, para los republicanos, del sucedáneo “no se desprende un mandato democrático. Nosotros queríamos realizar la consulta con todas las garantías para obtener un mandato democrático. Y si este modelo que plantea Artur Mas no genera ese mandato, mejor que hubiésemos utilizado nuestros esfuerzos en hacer posible la consulta”.
El anuncio de Mas de poner urnas y abrir los colegios el 9-N, aunque sin censo electoral, pues, cayó como una bomba. “El Gobierno catalán rompió las reglas del juego cambiando el escenario que había sido pactado. Con ello, incumple el mandato democrático que tenía”, afirma a El Confidencial una fuente de Esquerra. Desde las filas convergentes sostienen justamente lo contrario: “Ante la imposibilidad de celebrar la consulta tal y como estaba diseñada, Artur Mas ideó el proceso participativo que permitirá votar y, por ello, cumple el compromiso político adquirido con la ciudadanía”, señala a este diario un alto cargo de la dirección de Convergència.
Cruce de acusaciones entre ERC y CDC
Tras el anuncio de Mas, sin embargo, llega la hora de los reproches, porque la secuela de la pelea no puede ser más dramática para los independentistas: el bloque soberanista no está roto, sino dinamitado, completamente destrozado por intereses partidistas y tacticismos electorales. Desde Convergència se afirma sin ambages que Esquerra “tensó la cuerda más de lo debido”. Así se cargó la unidad, acusan los hasta ahora amigos y socios de los republicanos. Y desde ERC se contraataca diciendo que “nosotros no actuamos con tacticismo”.
“En realidad, hubo un momento en la reunión de este lunes del frente soberanista en que sólo apoyaba a Artur Mas la CUP. Tanto ERC como ICV, e incluso UDC, le habían dado la espalda”, explica a El Confidencial una fuente conocedora de los entresijos de las negociaciones.
Todos contra uno
Sea como fuere, Artur Mas ha conseguido algo inaudito: que el resto de fuerzas que forman el bloque soberanista se unan ahora en sus críticas al papel desarrollado por el Ejecutivo catalán. El propio presidente de ERC, Oriol Junqueras, advirtió ayer por la tarde que “incluso en el marco de la legalidad española, había mucho camino por recorrer. Pero nos encontramos que Mas nos cambió la consulta por lo que él llama proceso participativo”. Y, lo mismo que la CUP e ICV, subrayó que “los demás no nos movimos del escenario original. El único que varió sus planteamientos fue el Gobierno”.
Para el coordinador nacional de ICV, Joan Herrera, el plan de Artur Mas es “un plan de rescate para salvarse él y sus promesas”. Y su homólogo de EUiA, Joan Josep Nuet, subraya que “el proceso participativo que se nos propone amenaza con convertirse en un proceso preelectoral concebido para salvar al presidente Mas y al proyecto político de CiU”. La propuesta alternativa de ICV a la falta de referéndum era una movilización “cuantificable” ante los colegios electorales para “demostrar que Cataluña quiere votar y el PP lo impide”.
También la CUP se quejó de la propuesta de Mas. El diputado Quim Arrufat señaló que el president ofreció movilizar a 18.000 voluntarios y 700 empleados públicos, con el apoyo incondicional de 300 municipios en los que habría 6.000 urnas con 5.500 ordenadores para controlar el censo y evitar duplicidades. Pero tras esta oferta puede haber una intención de “optar la próxima semana por convocar unas elecciones anticipadas, apelando a los desacuerdos y a la ruptura del bloque proconsulta”.
Junqueras avisa de que ya no se fía de Mas
Oriol Junqueras, por su parte, subrayó que “hasta ahora, se había alcanzado un gran consenso, se habían aprobado los programas electorales, se hizo la declaración de soberanía y se llegó a los acuerdos del 12 de diciembre del año pasado, con la fecha y la pregunta del referéndum. Y, de hecho, hasta ayer mismo [el lunes para el lector], había un compromiso de las fuerzas políticas. Pero el Gobierno de la Generalitat planteó por sorpresa un escenario nuevo que no estaba pactado y para el que no había consenso”. Y alertó de que “es difícil confiar en un partido que no ha cumplido sus pactos”, en clara referencia a CiU y su apoyo a la postura del president.
Los reproches van más allá: en dos ocasiones durante la larga jornada del lunes, Esquerra se ofreció a entrar en el Gobierno de Mas para acabar de blindar la consulta. “La CUP aplaudió nuestra iniciativa e ICV estuvo de acuerdo también”, dicen fuentes republicanas. Dos nuevas negativas del president. Junqueras aludió a este ofrecimiento de nuevo ayer por la tarde. Su intención era ir tirando adelante el proceso hasta que un recurso judicial le diese en las narices. Y en ese caso, ya se vería lo que se hacía. “Pero ninguna de las decisiones tomadas hasta ahora provocó ni el más mínimo reproche judicial. Por tanto, deberíamos haber seguido”, añadió el líder republicano.
Junqueras se quejó también de que “si se hace muy evidente que no se puede celebrar una consulta tal y como estaba pactada porque el Gobierno español lo impide, nos quedaba un camino: las elecciones. Sin precipitación, pero con el convencimiento de que las cosas buenas no tienen por qué demorarse”. De esas elecciones, según el líder republicano, debería salir una mayoría absoluta para proclamar la independencia. O sea, lo que vino a proponer es una declaración unilateral de independencia (DUI) si las fuerzas a favor obtienen la mitad de los votos más uno.
La lista imposible
Y, aunque Artur Mas detalló que en su nueva hoja de ruta existe una meta final, que es la celebración de unas elecciones que los propios partidos catalanes habrían de convertir en plebiscitarias (lo que denominó “referéndum definitivo”), Junqueras no se lo cree. “¿Una candidatura unitaria y un programa conjunto de todas las fuerzas a favor de la consulta? Lo veo francamente muy difícil, por no decir imposible. Porque me consta que CiU no querría compartir lista con la CUP o con ICV ni viceversa: ni la CUP ni ICV son partidarias de acudir a unas elecciones con CiU”.
Quedaría, pues, una lista conjunta CiU-ERC, pero ahí entran de nuevo en escena los intereses partidistas: Unió no aceptaría una lista en la que entrase –y quizá dominase– Esquerra. El propio secretario general de Unió, Ramon Espadaler, fue muy claro ayer al rechazar de plano una declaración unilateral de independencia, como propugna Esquerra. Espadaler fue más allá y rechazó retomar el escenario del referéndum basado en la Ley de Consultas, puesto que esta está suspendida por el TC. En resumen, cualquier atisbo de salirse del marco legal es una línea roja para los democristianos. Y los republicanos, por su parte, no están ahora por la labor de entregar la cabecera a un Artur Mas al que consideran en horas bajas y que, según las encuestas, perdería las elecciones ante Junqueras.
El presidente republicano sabe que tiene la Generalitat al alcance de la mano, y le sobra tiempo. Ahora, ayudará a Mas en la organización del sucedáneo de referéndum del 9-N, pero “el tiempo no es infinito. Los plazos caducan y cuanto antes clarifiquemos el escenario, mejor”. En otras palabras, ERC peleará para que Artur Mas vuelva a los planteamientos “unitarios” de las semanas pasadas, retomando la idea de la consulta tal y como estaba prevista o, de lo contrario, sólo queda el camino de unas elecciones anticipadas, porque ERC le retirará su apoyo a CiU para gobernar. “Pero antes hemos de saber si el Gobierno retoma sus compromisos o ver cómo se concretan los pasos que ha anunciado el president”, advierte Junqueras.