Solo una cuadrilla como la que encabeza Pedro Sánchez podía pensar que acoger al líder del Frente Polisario con identidad falsa y amañado pasaporte argelino no iba a tener consecuencias en forma de reacción airada de Marruecos. Marlasca lo sabía y advirtió de ello, pero los talentos sumados de la ministra de Exteriores y el presidente se impusieron. Lo del pasaporte no importaba mucho. Si él se hizo doctor con una tesis plagiada por terceros, a ver por qué no iba a acoger en España a un amigo saharaui con pasaporte ful. Que estuviera denunciado por violación, tampoco es para escandalizarse siempre que haya alguna proximidad ideológica.

No lo vieron venir, algo llamativo en un gobernante que va a anunciar mañana su gran proyecto de transformación. ‘España 2050’ se llama la criatura definida el lunes por Iván Redondo en una tribuna mazorral y espesa, un adelanto de la exposición que hará mañana su mandante. Lo de Redondo solo podría mejorar de aspecto si mi querido David Lema le dedicase cualquier lunes uno de sus ‘Agárrame la tribuna’. Empieza y acaba con una cita de Sergio del Molino sobre la pervivencia de España para añadir al final: “Llegó nuestro momento”, que parece un préstamo conceptual de Adriana Lastra cuando advirtió a los socialistas del Antiguo Régimen: “Somos una nueva generación y ahora nos toca a nosotros”.

Mientras, pide tiempo. Insiste varias veces en la idea: “El largo plazo lo es todo”, abandono de toda idea cortoplacista, mirar más allá del presente inmediato, solo el futuro puede ser modificado, no el pasado ni el presente, y lo dicen quienes quieren ganarle a Franco la guerra civil que sus abuelos no pudieron. Y otra vez se necesita tiempo, porque “el tiempo lo es todo en política”. En fin, no sé cómo decirlo salvo con una cita de ZP: “Estaba releyendo unas cosas de Keynes” y me asaltó una cita de Lord John Maynard Keynes, primer barón de Tilton (así es como lo llamaba siempre mi profesor de Teoría Económica): “A largo plazo todos estaremos muertos”. Esto lo dijo en 1923 y hay que reconocerle que él cumplió.

Sánchez necesita tiempo para que se adapten los españoles. Otra ocurrencia de Zapatero. Pedro J. Ramírez publicó en agosto de 2006 una sábana dominical que tituló ‘El franquismo somos todos’. Arrancaba con el testimonio de un amigo suyo que le contó una conversación estupefaciente con José Luis Rodríguez. El presidente le dijo: “Durante el franquismo no había españoles”. “Y si no éramos españoles, ¿qué éramos los que ya vivíamos aquí?” quiso saber el interlocutor. “Apátridas”, respondió ZP.

Sánchez va a terminar de construir el pueblo español que Zapatero dejó a medias. “Se necesita sangre y tiempo para construir un pueblo”, dijo el terrorista Peixoto en los años 80. O para hacer morcillas. El doctor Sánchez se da a sí mismo 30 años más en La Moncloa para culminar su obra. De momento ha tenido que viajar a Ceuta por la invasión de miles de marroquíes, que nadie pudo prever la víspera, salvo al parecer Marlasca. Tampoco se podía saber lo de la pandemia. Y con los 130 todoterrenos que acabábamos de regalar a la Policía marroquí, pero ¿quién podía imaginarlo? Otra cosa es predecir ya mismo cómo va a estar el asunto en el verano de 2049. Y quién ganará la liga.