IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Hace unos días, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (me imagino que sus tarjetas de visita serán de tamaño A4 como mínimo), Teresa Ribera, calificó de ‘escandaloso’ el vaciado de dos embalses de Iberdrola en Ricobayo (Zamora) y Valdecañas (Cáceres) y añadió que «no se puede permitir que la empresa haga lo que le conviene en términos económicos».

La verdad es que a mí también me parece escandaloso que la ministra de todo eso se permita decir lo que ha dicho. Vamos a ver. La regulación de los embalses está sometida a un control estricto de sus niveles y usos por parte de la Confederación Hidrográfica correspondiente. Así que escándalo ninguno. O bien Iberdrola ha violado el régimen de uso del agua y entonces más que un escándalo es un delito que la administración debe perseguir. O bien usa sus atribuciones dentro de la legislación vigente, lógicamente de la forma que más le conviene. ¿Acaso debería hacerlo en la que más le perjudica? El propio ministerio que dirige la señora Ribera publicó días después una nota oficial en la que aseguraba que el desembalse realizado «en ningún caso ha supuesto afección a los abastecimientos de las poblaciones adyacentes».

Si es así, si como dice el ministerio Iberdrola de ha movido dentro de las posibilidades de su concesión, el escándalo sólo podría estar en las normas que la regulan. Pero entonces es responsabilidad de la ministra cambiarlas para evitarlos.

Echarle la culpa al anterior, es una costumbre muy acendrada y usada en toda época y lugar, pero sólo cuela cuando se trata de periodos de tiempos pequeños. Casi tres años después de asumir la responsabilidad nadie, ni siquiera la vicepresidenta y ministra de todo eso puede esconder su incapacidad debajo de los insultos y las descalificaciones.

Además, tal y como ha presentado la cuestión parece como si el agua desembalsada se hubiese perdido inútilmente por un agujero. Nada más lejos de la realidad. Después de turbinarse en Ricobayo, en el río Esla, el agua se embalsa primero en Castro, ya en el Duero, y después en Villalcampo para terminar en el de Aldeadávila y Saucelle. En el caso de Valdecañas, el recorrido es más corto pues sus aguas caen en el pantano de Alcántara.

También se ha calificado de escándalo el hecho de que al ser un sistema marginalista Iberdrola se aprovecha de los altos precios actuales, sin que el menor coste de la producción hidroeléctrica impacte en el precio final de la electricidad. Cierto. Como lo es que de no existir dicha generación el coste de operación global del sistema sería mucho mayor al tener que recurrir al gas y pagar más por la emisión de CO2.

Agobiado por la evolución del precio de la luz, el Gobierno se empeña en señalar a los productores -al 27% del coste total-, sin atreverse a resolver de una vez los problemas que son responsables de más del 70% de la factura que le agobia a usted.