Resulta que a Leticia Dolera un director le tocó una teta en una fiesta de fin de rodaje. Por dos veces. La cosa sucedió cuando la moza tenía 18 años según le contó a Ana Pastor. Ella le dijo: “Tú no puedes hacer eso” y él respondió: “¿Cómo que no?” y volvió a tocarle una teta, ya no sabemos si la misma. Ella culpa al director sobón con toda la razón del mundo. Culpa también a todos los testigos del lance por no hacer nada. Cabe preguntarse qué hizo ella misma, salvo contarlo en entrevista amiga 18 años después sin revelar la identidad del tipo.

Leticia, que en estos días anda conmovida con lo de Afganistán, estaba preocupada por asuntos más banales la semana pasada. Por ejemplo: dejar de fumar.

“Llevo dos meses sin fumar y estoy deseando encender un cigarrillo… ¿consejos?” Rebeca Argudo, que siempre guarda una bala en la recámara, acudió solícita con una solución efectiva: “piensa que es un pene”.

Ione Belarra, la niña de la curva, se explayaba sobre la tragedia afgana: “Afganistán es hoy la enésima expresión de una política OTAN fallida y seguidista. No podemos desligarnos de nuestra responsabilidad de proteger la vida y los derechos del pueblo afgano, especialmente de mujeres y niñas”.

Según La Razón, Belarra es la cuarta ministra peor valorada. Empata con Marlasca y con Castells a 3,1 puntos. Por detrás de ella, Irene Montero y Alberto Garzón.

Aquí está la luz. Fray Josepho señala que del problema de Afganistán es que han faltado talleres de nuevas masculinidades, lenguaje inclusivo y estudios de cómo el color rosa oprime a la mujer. Rebeca, que no se rinde fácilmente, les ha sugerido que cubran Afganistán de puntos violeta para que las afganas puedan escapar de los talibanes. Mano de santo, oigan.