JON JUARISTI-ABC

  • Una posible pista sobre la cosmología de Zapatero nos remite a la figura olvidada de un sabio jesuita vasco

El pasado lunes 17 de julio, José Luis Rodríguez Zapatero impartió una conferencia de astrofísica para socialistas guipuzcoanos (y, por tanto, doblemente guipuzcoanos a fuer de socialistas) en un hotel de Donostia absolutamente petado de público local. Mucho se ha especulado desde entonces acerca de las posibles fuentes científicas sobre las que basó sus afirmaciones. Creo que el relajo de esta jornada de reflexión nos depara la posibilidad de arrojar algo de luz sobre la cuestión.

Conocida es la decisiva contribución de Rodríguez Zapatero a los estudios sobre Jorge Luis Borges, y en ello se basan algunos para sugerir la influencia del argentino en las alusiones de Zapatero a la tierra como grano de arena perdido en el universo y que no se distingue si te alejas hasta Aluche, por ejemplo. Pero lo del grano de arena es de William Blake, no de Borges («Para ver el mundo en un grano de arena», etcétera). Tampoco me convence la hipótesis de que detrás de las teorías del expresidente estuviera el filósofo judío Baruch o Benito Spinoza o Espinosa, aunque quizá deba lo suyo a otra Espinosa. Un aspecto espinoso este, vamos a dejarlo aquí.

Creo haber encontrado la clave en un libro raro y olvidado que me regaló hace años Javier de Ybarra: ‘Sermones Siderales y Siderúrgicos del Padre Zapaburu’ (Bilbao, 1928). El jesuita Antelmo Zapaburu se especializó en dirigir ejercicios espirituales para directivos de Altos Hornos de Vizcaya antes de la guerra civil. A pesar de la semejanza fonética de su apellido con el de Zapatero, no he encontrado parentesco entre ellos. El del Padre Zapaburu es vizcaíno originario. El Zapatero de Rodríguez ídem, judío, según ha solido sostener el astrofísico.

Pues bien, en la página 376 de libro de Zapaburu, dentro de un sermoncico sobre la duración infinita y eterna de las penas de los condenados al infierno, se lee lo siguiente: «¿Qué es la Eternidad? Imaginaos una esfera de acero macizo con un diámetro un millón de veces mayor que el del Sol. Imaginaos ahora una hormiga de tamaño infinitesimal –¡qué digo infinitesimal! ¡No: lo siguiente!– dando vueltas sin cesar a la esfera por la línea del ecuador. ¡Cuánto tiempo tardaría en desgastarla y partirla en dos semiesferas iguales! Pues yo os digo: cuando lo consiga, todavía no habrá empezado la Eternidad«.

Me asegura Daniel Rodriguez Rapero que un ejemplar del libro del Padre Zapaburu se encontraba hace veinte años en la biblioteca del colegio de las Discípulas de Jesús de León, donde Zapatero estudió Preescolar. Rodríguez Rapero, que pudo consultarlo, jura también haber visto una anotación al margen del párrafo citado, con bolígrafo multicolor y trazo no muy firme, que rezaba así: «CACA PIS CULO PEPITO ZP NO SE RRINDE». Aunque la autoría diste de estar segura, no deja de resultar un indicio asombroso.