Mientras el terrorista activaba la bomba que provocó la matanza de Manchester, la policía española ultimaba el arresto de dos peligrosos radicales, de dos yihadistas que habían dado muestras de preparar acciones con explosivos en España y que estaban en un avanzado estado de radicalización.
Las detenciones se produjeron en Madrid. Se trata de dos hombres, de 43 y 22 años, ambos de nacionalidad marroquí, acusados de constituir una célula terrorista especializada en realizar la yihad electrónica. Consiste en difundir masivamente material audiovisual orientado a la multicaptación de adeptos en todo el mundo para su conversión, en los autodenominados por la organización terrorista Daesh o Estado Islámico, como cibersoldados, explica Interior.
La policía sostiene que los detenidos estaban en un proceso «avanzado y peligroso» de radicalización, que visionaban más de 300 páginas en Internet dedicadas al autoadiestramiento para convertirse en combatientes «inghimasi», es decir, personas preparadas para cometer atentados terroristas en suelo europeo.
Entre el material en el que buceaban los ahora detenidos, había tutoriales sobre los procedimientos para la confección de artefactos explosivos con sustancias de fácil acceso y mediante técnicas sencillas.
Su perfil es similar al que buscan los servicios de Inteligencia de Gran Bretaña y que vinculan con el autor de la masacre de Manchester.
Un perfil difícilmente detectable, salvo por el entorno del propio radicalizado. Y ese entorno es una de las piezas preciadas por los servicios antiterroristas. En España existe una dinámica policial y judicial (impulsada por algunos fiscales) para poner sobre la mesa herramientas que permitan captar la atención de esos entornos. Se trata de que amigos o familiares de un radicalizado tengan cauces con los que poder colaborar con la Justicia, sin sobreexponerse, como si fueran testigos protegidos pero con todas las garantías, que la colaboración no afecte a su seguridad.
Las fuerzas de seguridad del Estado consideran clave este tipo de incentivos, ya que la localización del auto-radicalizado es la labor más difícil de detectar por los especialistas. Porque lo que sí tienen claro los expertos en la lucha contra este terrorismo es que «no se puede esperar», que no es posible especular, que a la primera señal de que alguien está a un nivel alto de radicalización, como para dar el paso en cualquier momento hacia posiciones de violencia, se debe actuar. «La labor preventiva es esencial», apuntan estos especialistas porque, como insisten, no está calibrado el tiempo que puede pasar desde que un radicalizado decide actuar hasta que comete un atentado: «Puede pasar un mes, una semana o… unas horas. No podemos esperar», apuntan estas fuentes, que muestran su sorpresa por la reciente sentencia del Tribunal Supremo que tumba la primera actuación policial contra dos auto-radicalizados que tenían intención de perpetrar atentados. El conflicto está claro: ¿cuándo se pena? ¿Cuando se delinque con la ideología o cuando ya se da algún paso más? Como recuerdan las fuentes policiales, igual cuando se espera a que den ese paso es tarde. El debate es intenso.
Pero no es menos intenso el debate que de nuevo se plantea sobre la coordinación policial en Europa, sobre el intercambio fluido de información ante este tipo de terroristas. Ante un lobo solitario, la coordinación policial es difícil. Y es cierto también que los comandos coordinados para cometer atentados en los que deben participar decenas de personas han quedado en segundo plano. Se reclama un nivel más elevado de coordinación en Europa. Y, sobre todo, los especialistas en seguridad e Inteligencia apuntan a la difícil situación que se plantea con el Brexit.
La actuación policial de Madrid se produce cuando estamos a punto de cumplir los dos años ininterrumpidos en el nivel 4 de alerta antiterrorista, el penúltimo escalón de riesgo. Se activó ante la posibilidad de que España fuera objetivo terrorista.
Pese al alto nivel de alerta, tras la masacre de Manchester, desde la Secretaría de Estado de Seguridad se han cursado instrucciones tanto a la Policía como a la Guardia Civil para que refuercen «aún más» todos los dispositivos de seguridad en grandes acontecimientos públicos.
Algunos de los responsables policiales ya reforzaron la seguridad durante el pasado fin de semana tanto en los alrededores del estadio del Málaga, así como en la plaza de Cibeles, en la celebración de la liga por el Real Madrid. Y respiraron tranquilos cuando finalizaron los actos. La seguridad ante cualquier gran concentración de personas se verá reforzada. No obstante, los especialistas no creen de momento que haya que modificar las condiciones y elevar la alerta al nivel 5.
Desde el 26 de junio de 2015, fecha en que el Ministerio del Interior elevó a 4 el nivel, las fuerzas y cuerpos de seguridad han detenido a 164 terroristas yihadistas en operaciones realizadas en España y en el exterior y a un total de 212 desde principios de 2015.
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